Gobernar el mientras tanto
Ahora mismo gobernar Catalu?a desde el soberanismo significa transitar por una v¨ªa estrecha en la que la agenda viene cambiada. Las urgencias se acumulan y decae el recurso a la gran promesa como coartada
Dicen que despu¨¦s de la tempestad viene la calma. Pero hay calmas tensas con poco espacio para el sosiego y que, en cualquier caso, requieren mucha serenidad para gobernarlas. Despu¨¦s del tormentoso final de 2017 y de una larga resaca que agrand¨® las heridas con las instituciones espa?olas y abri¨® otras (especialmente en el interior del soberanismo) el conflicto catal¨¢n ha entrado en un tiempo de espera que invita a la confusi¨®n. Y en el que el peso de las promesas se diluye porque, aunque se mantengan las consignas de ritual, ¨¦stas se alejan en el horizonte y adquieren el sonido repetitivo de las letan¨ªas que resta convicci¨®n.
En estas circunstancias, cobra relieve el lado s¨®rdido de la historia, ¨¦sta realidad de la pol¨ªtica, que inc¨®moda tener que reconocer y que desalienta a la ciudadan¨ªa, que es la lucha por el poder entre los que en teor¨ªa comparten la ilusi¨®n de la gran promesa. Y aparecen pat¨¦ticas peleas en que el que ataca siempre se presenta como el aut¨¦ntico, el verdadero patriota, para identificar al otro como falso y traidor. Naturalmente, en esta traves¨ªa, la euforia decae, la motivaci¨®n tambi¨¦n y, fuera de los sectores m¨¢s religiosamente entregados a la causa, la ciudadan¨ªa se cansa de ver a los gobernantes empe?ados en seguir entretenidos con un solo juguete.
El virus ha impuesto un periodo de excepci¨®n que ha retardado la toma de conciencia de un final de etapa
En el camino de este mientras tanto se cruz¨® la pandemia que ha incorporado un nuevo factor de complejidad al asunto. El virus ha impuesto un per¨ªodo de excepci¨®n que ha retardado la toma de conciencia de un final de etapa del proceso soberanista. A la vez que ha a?adido un factor agravante de confusi¨®n y malestar al quebrar muchas de las pautas de la vida cotidiana de los ciudadanos. De modo que si por un lado, en tanto que amenaza compartida m¨¢s all¨¢ de posiciones ideol¨®gicas y de pulsiones patri¨®ticas, ha puesto en segundo plano las tensiones de los momentos de m¨¢xima confrontaci¨®n, por otro ha significado un plus de estr¨¦s, malestar y confusi¨®n. La desescalada de 2017 coincide con la presi¨®n psicol¨®gica que supone pensar en el futuro cuando los contagios no cesan y aunque estamos dispuesta a confiar que la pandemia se convierta pronto en una gripe m¨¢s, no se acaba de ver el momento que sea realmente asumible esta idea. Estamos en un per¨ªodo en que las urgencias de reconstrucci¨®n ¡ªsanitaria, econ¨®mica, psicol¨®gica y social¡ª se hacen prioritarias.
Las elecciones de 2023 levantar¨¢n acta del estado del pa¨ªs en este mientras tanto de tiempos indefinidos
De modo que ahora mismo gobernar Catalu?a desde el soberanismo significa transitar por una v¨ªa estrecha en la que la agenda viene cambiada. Las urgencias se acumulan y decae el recurso a la gran promesa como coartada. La Mesa de Di¨¢logo es expresiva en este sentido. S¨®lo el que quiera negarlo por principio ¡ªes decir, sin m¨ªnimo reconocimiento de la realidad¡ª puede pretender que haya una v¨ªa de resoluci¨®n del conflicto entendiendo por tal un cambio de marco que permita avanzar hasta el nuevo desencuentro que no sea pactada. Por lo tanto, el di¨¢logo es el camino, y este, como es sabido, se hace al andar. Pero cuando Madrid constata que el conflicto est¨¢ desinflamado, a pesar de que la derecha lo sigue satanizando dentro de su estrategia de griter¨ªo permanente, y aqu¨ª la lealtad dentro del independentismo es pura fantas¨ªa, y una parte, sin tener propuesta alternativa alguna, sigue con la enmienda a la totalidad, ?c¨®mo mantener esta v¨ªa? Se admiten propuestas, incluso imaginativas, aunque estas no acostumbran a servir para nada. Y, sin embargo, hay que sentarse y no cejar en el empe?o: formalizar un espacio de encuentro es una forma de mantener la mirada y la atenci¨®n. Como lo es la estrategia de capitalizaci¨®n del peso de los diputados soberanistas en el Congreso que ha seguido estos a?os Esquerra Republicana.
Pero en tiempo de desescalada, por tanto, de lenta acumulaci¨®n de capital mirando para un futuro mejor, las urgencias en torno a la gran promesa que manten¨ªan unidos ¡ªno sin dificultades¡ª a grupos en muchas cosas antag¨®nicos, desaparecen. Y vuelve la agresividad entre vecinos, entre los que se disputan espacios electorales compartidos. Los socios se enzarzan como rivales y aquellas familias que no est¨¢n bien articuladas, como es el caso de Junts per Catalunya, caminan inevitablemente hacia la ruptura. Con lo cual no tardar¨¢n en abrirse los espacios de relaci¨®n y las opciones para las alianzas. Ya ha ocurrido con la aproximaci¨®n de los comunes a la mayor¨ªa parlamentaria y poco a poco el PSC encontrara rendijas por las que colarse. De hecho, las elecciones de 2023 son las que levantaran acta del estado del pa¨ªs en este mientras tanto de tiempos indefinidos. Y quien mejor conecte con el estado an¨ªmico de la ciudad llegar¨¢ con ventaja.
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