El rapero Morad, antes del juicio por robo: ¡°Me he convertido en un hombre de provecho¡±
El cantante niega ante la jueza ser el autor de un intento de hurto que los Mossos le atribuyen ¡°sin ninguna duda¡±
Morad aguarda el comienzo del juicio en un banco sin respaldo, con la espalda encorvada y la mirada fija en el mundo que le llega a trav¨¦s de la pantalla de su iPhone. El rapero de 23 a?os, fen¨®meno de la m¨²sica urbana con millones de seguidores, es en las distancias cortas un chico t¨ªmido. A ratos se cubre la cabeza con la capucha de la sudadera, una Air Jordan de color negro. Estrecha la mano con firmeza, sonr¨ªe y habla sin titubeos. ¡°Nervioso no estoy¡ He venido muchas veces a los juzgados¡±, dice cuando est¨¢ a punto de sentarse en el banquillo, por segunda vez en su vida ¡ªla primera sali¨® absuelto¡ª por un robo frustrado en un piso de Barcelona. Conf¨ªa en que, de nuevo, ser¨¢ exculpado. ¡°Me fastidia que vuelvan estas cosas del pasado, porque no he hecho nada. Me he convertido en un hombre de provecho, con una carrera art¨ªstica¡±.
En el pasillo, ya de pie, el rapero comparte ideas sobre su corta pero explosiva carrera musical, mientras su abogado cierra unas gestiones en la sala. ¡°He madurado, me he alejado de ciertas cosas en el barrio que no estaban bien¡ Pero parece que a veces no le dan a uno la oportunidad de seguir adelante¡±, dice sobre el lastre que supone tener una causa pendiente. Morad pas¨® la adolescencia en los Bloques Florida de L¡¯Hospitalet, fuente de inspiraci¨®n de sus temas y escenario de sus videoclips virales.
¡°?Morad El Khattoui!¡±, le llama una funcionaria. El cantante entra en la sala y toma asiento en el banquillo para afrontar una petici¨®n de dos a?os y medio de c¨¢rcel por un robo frustrado y un delito de amenazas junto a un amigo suyo, Kevin M.
Morad y Kevin optan por responder solamente a sus abogados, que se limitan a preguntar si el 12 de febrero de 2018 estuvieron en la calle Homer, en el barrio de El Putxet de Barcelona, y trataron de entrar en una finca con un destornillador hasta que fueron sorprendidos por un vecino. Ambos lo niegan. ¡°Estaba en casa con mi madre¡±, dice Kevin. Morad se explaya un poco m¨¢s. ¡°No s¨¦ d¨®nde iba exactamente ese d¨ªa en el metro, pero seguro que a algo relacionado con la m¨²sica. No estudiaba ni trabajaba, estaba plenamente dedicado a la m¨²sica, a ver si lo consegu¨ªa¡±. Y lo consigui¨®. Menos de un a?o despu¨¦s, Morad lanz¨® su primera canci¨®n grabada de forma profesional (Lo que quiera) y ah¨ª despeg¨® de verdad. Ahora es algo parecido a una estrella.
En el juicio declara el vecino que aquella ma?ana de febrero vio a dos individuos manipulando la puerta de entrada a la finca con ¡°lo que parec¨ªa un destornillador¡±. ¡°Les pregunt¨¦ d¨®nde iban y me dijeron que esperaban a un conocido. Se alejaron un poco. Les hice tres fotos con el m¨®vil. Entonces se abalanzaron sobre m¨ª para atacarme, pero cerr¨¦ la puerta de hierro con toda mi fuerza. Me amenazaron. Me dijeron: ¡®Hijo de puta, te vamos a matar¡±, cuenta el hombre, que en su d¨ªa reconoci¨® ante la polic¨ªa a Kevin y Morad como las personas que vio ese d¨ªa.
Los Mossos compararon las fotos tomadas por el testigo con los v¨ªdeos grabados por las c¨¢maras de seguridad del metro de Barcelona, al que accedieron los dos individuos tras el robo frustrado. Dos agentes de la polic¨ªa declaran que, tanto por la fisonom¨ªa como por la ropa, las im¨¢genes muestran ¡°sin ninguna duda¡± a las mismas personas. Y que esas personas son el rapero y su amigo. ¡°Es que hay muchos detalles. Uno de ellos tiene un tatuaje en el cogote que es inequ¨ªvoco¡±, dice uno de los polic¨ªas sobre Kevin, mientras Morad permanece absorto en la sala de vistas, los brazos cruzados como si tuviera fr¨ªo.
La declaraci¨®n de los agentes es un torpedo en la l¨ªnea de la defensa, que se acoge a la absoluci¨®n que otro juez dict¨® para Morad y Kevin en unos hechos muy similares. Dos d¨ªas antes, el 10 de febrero de 2018, en una calle cercana del mismo barrio acomodado de El Putxet, dos individuos accedieron (tambi¨¦n con un destornillador) a un bloque de pisos, subieron hasta la segunda planta y, tras romper una ventana, entraron en un piso y se llevaron ordenadores y tel¨¦fonos m¨®viles. La Fiscal¨ªa pidi¨® cuatro a?os de c¨¢rcel para cada uno de ellos. Fueron, sin embargo, absueltos. Aunque sus coartadas no eran muy convincentes, la ausencia de testigos clave sembr¨® ¡°dudas razonables¡± sobre la autor¨ªa del robo.
En el informe final del juicio, que dura algo menos de dos horas, el abogado de Morad, Fernando Mart¨ªnez, pide la absoluci¨®n de su cliente. Dice que ha habido irregularidades en la investigaci¨®n de los Mossos. Que la identificaci¨®n del rapero, en base a los informes policiales, no es clara. Que no hay indicios suficientes para dictar una condena. Y que no tiene ninguna necesidad de robar porque es un cantante que ¡°se gana bien la vida¡±. Y apunta, sin apenas desarrollarla, una ¨²ltima idea: ¡°Tiene muchas canciones contra los Mossos d¡¯Esquadra¡¡±.
Morad sale de la sala y se pone a hablar por el tel¨¦fono m¨®vil. Se enfunda la capucha y se dirige hacia la calle junto a su abogado, rodeado por un mar de c¨¢maras que finge ignorar y a las que, de hecho, ignora.
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