La fuerza tranquila
Con el tono tranquilo del PSC no alcanza: hay que encontrar la conexi¨®n con la ciudadan¨ªa. Y requiere credibilidad
Salvador Illa parece haber instalado al PSC en una estrategia de ¡°fuerza tranquila¡±, que recuerda el eslogan que en 1981 dio a Fran?ois Mitterrand la presidencia de la Rep¨²blica. El publicista Jacques Seguela dec¨ªa a?os m¨¢s tarde: ¡°Todo el mundo crey¨® que este eslogan le hab¨ªa hecho presidente. Pero fue lo contrario. Fue Mitterrand el que me coron¨® rey de la publicidad¡±. Dicho de otro modo, la campa?a es lo que se ve, pero las causas de los cambios son m¨²ltiples y no siempre evidentes. Aquel partido que conquist¨® la cima hace 41 a?os acaba de caer al fondo del precipicio, con el 1,7 por ciento de votos de la candidata Anne Hidalgo. Y no parece que haya en el socialismo franc¨¦s un servicio de socorro capaz de rescatar al partido. Si deber¨ªa haber margen para aprender de la cat¨¢strofe del socialismo franc¨¦s, interrelacionada con el hundimiento de la derecha moderada.
De momento, el socialismo en Espa?a sigue vivo. Aunque tanto por su izquierda como por el lado m¨¢s extremo de la derecha, aparecen se?ales que, a la vista de la experiencia francesa, pueden tener un car¨¢cter indiciario que no puede pasar desapercibido. La desconexi¨®n con amplios sectores de las clases populares, los m¨¢s afectados por las crisis que venimos encadenando, es evidente. Y el poder desde Madrid se viene ejerciendo con una dosis de arrogancia que no favorece las complicidades. El PSC se enfang¨® en exceso en 2017, en la fase dura del proc¨¨s, con la alineaci¨®n incondicional con la repuesta represiva del Estado y su acompa?amiento ideol¨®gico. Y le ha costado separarse del PP y de Ciudadanos. Cierto que ello le permiti¨® capitalizar parte del voto antiindependentista: la parte moderada huy¨® hacia al PSC, los radicales prefirieron el modelo de nacionalismo hisp¨¢nico desacomplejado ¡ªVox¡ª a las copias.
Ahora el PSC entra relativamente bien situado en la larga pausa que se anuncia en el conflicto soberanista despu¨¦s de la gran resaca. Pero es un momento en que el poder adquisitivo se est¨¢ convirtiendo en preocupaci¨®n prioritaria por delante de lo identitario, y la ret¨®rica de los grandes proyectos (aeropuerto, Juegos y dem¨¢s), a los que el PSC se apunta siempre acr¨ªticamente, suena a brindis al sol. Con el tono tranquilo no alcanza: hay que encontrar la conexi¨®n con la ciudadan¨ªa. Y requiere credibilidad. Crece la desconfianza con el politiqueo interno permanente en el gobierno catal¨¢n, siempre en pugna por qui¨¦n es m¨¢s fiel a lo fundamental, olvid¨¢ndose a menudo de la vida cotidiana. Por ah¨ª quiere meter baza Illa, pero le penaliza que su partido gobierna en Espa?a y, por tanto, est¨¢ tambi¨¦n en el punto de mira del malestar.
La fuerza tranquila tendr¨¢ una prueba en las municipales en su territorio decisivo: el ¨¢rea metropolitana de Barcelona que es donde el PSC est¨¢ m¨¢s encarnado. Y parece que Esquerra Republicana quiere dar un paso adelante en lo que han sido territorios apaches para el independentismo. ?Confrontaci¨®n o preludio de una nueva etapa?
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