Un club exclusivo para mujeres en Barcelona
Juno House es un espacio donde tejer relaciones profesionales y personales con servicios para conciliar y cuidarse inspirado en los clubs femeninos de Nueva York
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Buenos d¨ªas:
A veces hace falta ver para comprender. Esto es lo que me ha pasado con Juno House, un club social que se present¨® hace unos meses como toda una revoluci¨®n para la mujer emprendedora en Barcelona. Un espacio donde tejer relaciones profesionales y personales con todos los servicios que necesita la mujer de hoy, inspirado en los clubs privados femeninos que ya existen en ciudades tan envidiadas como Nueva York, y vienen de los clubs privados asentados en Inglaterra. Despu¨¦s de unas semanas de rodaje, hace pocos d¨ªas que se present¨® en sociedad, con un acto de inauguraci¨®n que destilaba exclusividad.
Situado en la calle Aribau, 226, es f¨¢cil pasar de largo. Hay que fijarse bien en el pasaje que esconde, con buganvilias a los dos lados, para vislumbrar al fondo el antiguo edificio de la Farinera de Aribau, reformado para albergar este innovador (o no tanto) proyecto. Y cuando una se adentra en la planta baja, con un refinado y sosegado interiorismo, se sorprende de que el ¨²ltimo uso de este espacio fuera un taller mec¨¢nico, repleto de coches escacharrados y hombres pringados de grasa. C¨®mo puede cambiar un espacio. El continente y el contenido.
Al contrario de lo que pudiera parecer, no es un gimnasio ni un coworking ni un centro de cuidados. Todo eso acompa?a al objetivo principal de Juno House: ser la habitaci¨®n propia del siglo XXI para las mujeres, como acertadamente sugiri¨® la Secretaria de Feminismos de la Generalitat, Montserrat Pineda, en la presentaci¨®n. De las mujeres que pueden ser emprendedoras, empresarias o trabajadoras liberales de altos vuelos, del mismo modo que la habitaci¨®n propia de Virginia Woolf estaba reservada a las que en su ¨¦poca pod¨ªan so?ar con tener independencia econ¨®mica y escribir.
El club nace tambi¨¦n de la enso?aci¨®n, de la de tres mujeres, Natalie Batlle y Liliana Greig, de procedencia norte-americana, y Eva Vila-Massanas, ejecutiva catalana, que han querido ofrecer a sus coet¨¢neas un club para fortalecer el emprendimiento femenino. Un espacio bonito, c¨®modo, vers¨¢til, donde mujeres posicionadas profesionalmente puedan conectarse entre ellas para escalar en sus carreras de forma colaborativa, con el apoyo que necesitan para la conciliaci¨®n: ya sea en forma de espacio para dejar a los ni?os cuando tienen reuniones, de sala de yoga o meditaci¨®n para cuando necesitan mirar hacia dentro o de club tipo speakeasy para cuando una copa con amigas se antoja como el mejor colof¨®n de una jornada laboral.
De todos los detalles para crear un entorno favorable se ha encargado Meritxell Rib¨¦, la interiorista que ha obrado la reconversi¨®n del edificio junto a la arquitecta Merche Conca. Materiales naturales como la madera de roble y nogal, el mimbre o la cer¨¢mica pintada a mano dialogan con tonos que van del frambuesa al terracota en un edificio de cinco plantas de m¨¢s de 1.000 metros cuadrados, que integra rincones pensados para el trabajo, como salas de reuniones, cabinas insonorizadas, una biblioteca o un escenario para charlas y presentaciones, con espacios para el cuidado personal como la sala de yoga y meditaci¨®n, la habitaci¨®n de juegos, un vestuario y tocador para acicalarse o cabina de masajes para reponerse. No faltan una cafeter¨ªa y restaurante, dirigido por la chef Laura Veraguas, y un club estilo speakeasy donde terminar entre cocteles la jornada.
El club arranca con unas 400 socias (con una cuota mensual cercana a 150 euros) y una lista de espera que supera las 1.000, seg¨²n los datos ofrecidos. Y un proyecto de tal envergadura ha sido posible gracias a la inversi¨®n de Silvio Elias, propietario de Veritas, y uno de la veintena de hombres que pude contar en la inauguraci¨®n. Entre ellos el diputado David Bonveh¨ª, que se lo miraba todo desde un rinc¨®n. Me reconoci¨® que sent¨ªa un poco bicho raro y que esperaba que la presentaci¨®n le aclarara mejor de qu¨¦ se trataba. En cambio, la empresaria Elena Massot lo ten¨ªa m¨¢s claro. Al principio tuvo sus dudas porque se destac¨® la parte m¨¢s secundaria, los espacios de bienestar y de conciliaci¨®n, pero una vez pisado el terreno deduc¨ªa que lo principal de este club son las relaciones profesionales, el networking.
Quiz¨¢ Juno House no sea tan diferente de los clubs sociales con una membres¨ªa masculinizada, pero demuestra que las mujeres van conquistando campos que un d¨ªa fueron regados solo por testosterona y que lo hacen abonando el suelo con valores como la conciliaci¨®n y la cooperaci¨®n para romper de una vez el dichoso techo de cristal. Quiz¨¢ no acaben con tantas guerras, pero las palabras que entonan en sus discursos reh¨²yen de cualquier confrontaci¨®n. Igualdad, sostenibilidad, cooperaci¨®n o sororidad tuvieron el protagonismo. Como cont¨® Greig, esta casa est¨¢ dedicada a la diosa romana Juno, que acompa?a y apoya a las mujeres en momentos importantes. La habitaci¨®n propia del siglo XXI tambi¨¦n es feminista.
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