Uzbek y Rica

Querido lector, si usted no es de los que tienen vacaciones ¡ªporque trabaja para los que s¨ª tienen, o porque no se las puedes pagar, o porque simplemente ha decidido quedarse en casa este verano¡ª tengo una idea para que a lo mejor le interesa. Las vacaciones son ideales para chafardear, ahondar en las vidas de los dem¨¢s. Escuchar a los passavolants es una manera de matar el tiempo. Ociosos, s¨®lo necesitamos un poco de predisposici¨®n y nos explicar¨¢n un pu?ado de historias.

Hay muchos tipos de visitantes, pero en general se pueden ordenar seg¨²n dos grandes grupos, dos matrices que robaremos a Charles-Louis de Secondat, m¨¢s conocido por el nombre de su baron¨ªa, Montesquieu. Este fil¨®sofo franc¨¦s publica la novela Cartas persas en 1721. El libro se basa en el intercambio de letras entre dos nobles persas (Uzbek y Rica) que viajan por Europa, a?os de relaci¨®n epistolar entre ellos y con otros amigos.

Montesquieu se inventa esta especie de turistas accidentales para satirizar la sociedad occidental. A medida que avanzamos, veremos que a Uzbek le cuesta cada vez m¨¢s sentirse c¨®modo con las maneras y las ideas europeas, contrapuestas, claro est¨¢, a sus costumbres persas. El resultado es una a?oranza creciente para con su tierra. Por el contrario, Rica se interesa mucho por la modernidad que durante el siglo XVIII se estipula alrededor de Par¨ªs.

Pues bien. Usted que no tendr¨¢ vacaciones tendr¨¢, en cambio, la oportunidad de conocer unos cuantos Uzbeks y unos cuantos Ricas. Salga a la calle. Matizados los dos polos de Montesquieu, descubrir¨¢ que hay dos maneras de ir por el mundo ¡ªen vacaciones.

Llegados de cerca o desde tierras lejanas, el prototipo de Uzbek es el de un individuo circunspecto, educado, un poco nervioso. Si charla con ¨¦l le cantar¨¢ las excelencias de su terru?o y, distendido por los brebajes de las noches estivales (si su religi¨®n se lo permite), le plantear¨¢ rincones y villorrios de una belleza y de un clima estupendos, bien llevados por unas instituciones sin parang¨®n; lugares tan magn¨ªficos que usted no podr¨¢ no preguntarse por qu¨¦ demonios Uzbek se va de vacaciones si su casa es un primor. Si se le escapa la pregunta en voz alta, Uzbek dir¨¢ que, bueno, de d¨®nde viene algo se puede mejorar, autocr¨ªtica que, una de dos, o le amargar¨¢ las vacaciones o le sustentar¨¢ el amor propio hasta finalizarlas.

Al otro lado usted encontrar¨¢ a Rica. Desenvuelto, encantado con el exotismo que usted emana (sin querer) con su manera de vestir, sus gustos culinarios, su costumbre ancestral darse una siesta o de llevar una ramita de hinojo colg¨¢ndole de los labios durante el paseo vespertino, todo esto gustar¨¢ a Rica. Tanto da qui¨¦n sea usted, porqu¨¦ Rica se pondr¨¢ a parlotear, el¨¦ctrico con las diferencies entre ambos, i lo m¨¢s importante es que costar¨¢ m¨¢s bien poco invitarle, si usted lo desea, a intercambios m¨¢s ¨ªntimos. Mientras los Ricas son los candidatos perfectos a la conversi¨®n del visitante en extranjero residente, los Uzbeks no hay qui¨¦n entienda por qu¨¦ viajan.

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