?Faltan recursos?
Es evidente que el gasto p¨²blico tiene l¨ªmites, pero a la vez constatamos un derroche presupuestario sobre el que nadie pide responsabilidades
La exclusi¨®n social en Catalu?a afecta al 29% de la poblaci¨®n, seg¨²n el informe FOESSA de C¨¢ritas. Una situaci¨®n que no ha parado de crecer a tenor de datos como las condiciones socioecon¨®micas de las familias que solicitan beca para las actividades de tiempo libre educativo en verano de la Fundaci¨®n Pere Tarr¨¦s. Seg¨²n este an¨¢lisis, el 70% de las familias que optaron a ayudas para ¡®casals¡¯ o colonias aumentaron sus dificultades econ¨®micas en 2021, y un 78% se situaba por debajo del umbral de pobreza, una cifra dos puntos m¨¢s alta que el a?o anterior. Estas familias se enfrentan a situaciones muy complicadas en su vida diaria: cuatro de cada 10 no pueden mantener la temperatura de casa adecuadamente, el 40% tienen ingresos mensuales inferiores a los 1.000 euros y en casi la mitad alguno de los miembros de la familia se encuentra en paro.
Que las familias vulnerables progresen depende de s¨ª mismas y del acompa?amiento de los servicios sociales y de entidades no lucrativas. No podemos delegarlo todo a la administraci¨®n, pero la acci¨®n de ¨¦sta puede aliviar la situaci¨®n de los m¨¢s d¨¦biles. En este contexto, dram¨¢tico para muchos, las administraciones dicen no tener medios suficientes para atender los servicios propios del estado del bienestar. Todos somos testigos de las carencias de la sanidad p¨²blica. La ense?anza necesitar¨ªa m¨¢s maestros bien calificados para atender la diversidad. La vivienda es inaccesible para muchos colectivos, y no se favorece la construcci¨®n de promociones sociales. Y la falta de recursos p¨²blicos se evidencia tambi¨¦n en lo que cuesta acceder a prestaciones para atender a un familiar dependiente, acceder a la renta m¨ªnima garantizada o atender infancia vulnerable no institucionalizada. Aumenta la deuda, los presupuestos son insuficientes, las remuneraciones precarias, especialmente para los profesionales que trabajan para los servicios p¨²blicos externalizados.
La presi¨®n fiscal sobre el trabajo y el consumo es elevada, pero no as¨ª sobre la especulaci¨®n financiera. Es evidente que el gasto p¨²blico tiene l¨ªmites, pero a la vez constatamos un derroche presupuestario sobre el que nadie pide responsabilidades.
Algunos ejemplos: Construir el famoso ¡°tambor¡± de la plaza de las Gl¨°ries, en Barcelona en la ¨¦poca de los Juegos Ol¨ªmpicos, supuso una inversi¨®n de 4.000 millones de pesetas de aquel momento, que hoy ser¨ªan m¨¢s de 24 millones de euros. Posteriormente, cost¨® 15 millones de euros derribarlo, y otros 60 construir los t¨²neles subterr¨¢neos para el tr¨¢fico y urbanizar la plaza, con desviaciones importantes sobre lo presupuestado inicialmente. La indemnizaci¨®n que la constructora del fallido proyecto Castor recibi¨® del Estado alcanzaba los 1.350 millones de euros, un coste que repercutir¨¢ en el recibo del gas de los ciudadanos durante 30 a?os. El Tribunal de Cuentas ha detectado un sobrecoste de 7.600 millones de euros en varios proyectos para reordenar y enterrar l¨ªneas del AVE en 13 capitales de provincia.
Cifras que evidencian cierta forma de gesti¨®n de lo p¨²blico que podemos contraponer con otras cifras, las de la desigualdad. Viendo por un lado lo que se ha derrochado y por otro, las inversiones imprescindibles para frenar las desigualdades, ?podemos asegurar que verdaderamente faltan recursos?
Josep Oriol Pujol Humet. Director General de la Fundaci¨® Pere Tarr¨¦s
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