De la ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡± al aislamiento: as¨ª cay¨® Laura Borr¨¤s
La expresidenta del Parlament se ha enrocado en una estrategia fallida que pas¨® por negarlo todo y presentarse como v¨ªctima
Al examinar la declaraci¨®n de una v¨ªctima o de un testigo, a los jueces les importa mucho que su relato sea sostenido en el tiempo, pues es un signo de credibilidad. No se les exige lo mismo a los acusados porque les asiste la presunci¨®n de inocencia, aunque algunos mantienen inc¨®lume su versi¨®n de los hechos. Como Laura Borr¨¤s, a quien no se le puede negar una virtud: la persistencia en negarlo todo. Desde que hace cuatro a?os naci¨® la causa contra ella por su gesti¨®n al frente de la Instituci¨® de les Lletres Catalanes (ILC) ha repetido los mismos argumentos, que en el fondo se reducen a dos: que no ha hecho nada malo y que es v¨ªctima de una ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡± del Estado por su condici¨®n de l¨ªder independentista.
La expresidenta del Parlament no ha abandonado esa casilla de salida, por m¨¢s que los avances de la investigaci¨®n le hayan sacado los colores o que la construcci¨®n de su defensa se asiente sobre premisas falsas. Por ejemplo, que una jueza de Barcelona ¡°af¨ªn a Ciudadanos¡± abri¨® ¡°una investigaci¨®n prospectiva¡± contra ella, cuando lo cierto es que su nombre apareci¨® de forma espont¨¢nea en una conversaci¨®n telef¨®nica intervenida a Isa¨ªas H., un antiguo colaborador de Borr¨¤s ¡ªbeneficiario de las adjudicaciones a dedo bajo sospecha¡ª que estaba siendo investigado por tr¨¢fico de drogas. O que la magistrada apart¨® a los Mossos porque no ve¨ªan delito en la ILC, cuando lo cierto es que la decisi¨®n se tom¨® por una filtraci¨®n y que la Guardia Civil se limit¨® a continuar la l¨ªnea de investigaci¨®n ya consolidada por la polic¨ªa catalana.
Su inmovilismo la ha dejado cada vez m¨¢s sola, sobre todo desde que las consecuencias judiciales por el refer¨¦ndum del 1-O perdieron intensidad. Borr¨¤s ha tratado de presentar su caso como un cap¨ªtulo m¨¢s de la Operaci¨®n Catalu?a, la iniciativa orquestada por el Ministerio del Interior para socavar de forma ilegal al independentismo. ¡°Hay unanimidad en considerar que es una persecuci¨®n pol¨ªtica¡±, insiste la dirigente de Junts. Pero es una verdad a medias. Solo su partido y sus seguidores m¨¢s fieles (que no son pocos) la han arropado hasta el final. Hace unas semanas, el presidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s, se neg¨® a respaldar la l¨ªnea victimista al afirmar que la causa no tiene que ver con el proc¨¦s y que los delitos por los que se sentar¨¢ en el banquillo ¡°son los que son¡±.
Su resistencia numantina la ha mostrado siempre a la opini¨®n p¨²blica, nunca a los jueces: Borr¨¤s se acogi¨® a su derecho a no declarar ante el Tribunal Supremo (cuando era diputada en el Congreso) y no ha querido hacerlo tampoco ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, que con la apertura de juicio oral ha provocado, de forma involuntaria, su suspensi¨®n como diputada del Parlament, algo que ha sido posible gracias a los votos independentistas de Esquerra y la CUP. Ha intentado evitar su ca¨ªda hasta el ¨²ltimo minuto, al pedir que no se le aplicara el art¨ªculo 25.4 del reglamento de la C¨¢mara ¡ªque obliga a apartar temporalmente a los diputados que van al banquillo por causas de corrupci¨®n¡ª con mensajes que oscilan entre la seducci¨®n y la amenaza: ¡°Espero, deseo y quiero creer que los miembros de la Mesa actuar¨¢n como diputados dem¨®cratas y respetuosos con los derechos fundamentales, no como jueces o inquisidores¡±.
Silencio inc¨®modo ante los correos
Borr¨¤s ha defendido su inocencia, como ella misma ha dicho, ¡°a capa y espada¡± en entrevistas con periodistas en las que, sin embargo, ha dejado ver su incomodidad. Respond¨ªa sobre la causa judicial con una sonrisa forzada que se convert¨ªa en un gesto de desagrado cuando sal¨ªa a la palestra la principal prueba de cargo del caso: los correos electr¨®nicos que intercambi¨® con Isa¨ªas H. a partir de 2013, cuando fue puesta al frente de la ILC, un ¨®rgano de la Generalitat que promueve la literatura en catal¨¢n.
Los correos, que Borr¨¤s ha intentado poner en duda al afirmar, sin pruebas, que est¨¢n ¡°manipulados¡±, son muy expl¨ªcitos. Demuestran que instruy¨® al inform¨¢tico para que presentara presupuestos ficticios, de forma que se aparentara la concurrencia de otros candidatos. Tal vez por la potencia de esos correos, nunca ha querido comentarlos. Si se saca el tema, se indigna y se presenta como v¨ªctima. As¨ª ocurri¨® en una entrevista con EL PA?S antes de las elecciones auton¨®micas de febrero de 2021, en las que fue la candidata de Junts: ¡°No sab¨ªa que ten¨ªa que defenderme en una entrevista¡±. Lo mismo en el programa FAQS de TV3 hace unos d¨ªas: ¡°Pensaba que ven¨ªa a una entrevista, no a un interrogatorio ni a un juicio previo¡±, dijo a la entrevistadora.
Un incidente ocurrido tras el programa de TV3 subray¨® el malestar de Borr¨¤s y agudiz¨® su creciente soledad en la c¨¢mara aut¨®noma. Francesc de Dalmases, diputado y hombre de su total confianza, presuntamente sujet¨® de la mu?eca, encerr¨® en un despacho y abronc¨® a la periodista que hab¨ªa organizado la entrevista. En el incidente, que la televisi¨®n auton¨®mica est¨¢ analizando, estuvo presente la presidenta del Parlament, que seg¨²n diversos testigos no intervino en ning¨²n momento para frenar a De Dalmases.
Consciente de su aislamiento pol¨ªtico, Borr¨¤s ha jugado la carta de la popularidad. Estos d¨ªas ha retuiteado todos los mensajes de apoyo que ha recibido en Twitter. Este jueves, minutos antes de la votaci¨®n de la mesa, cientos de personas se han concentrado frente al Parlament para reivindicar su inocencia: ¡°Laura Borr¨¤s no est¨¢ sola. No es justicia, es venganza¡±. Borr¨¤s ha visto la calle como su gran baza para mantenerse viva en la pol¨ªtica, pero tambi¨¦n ante la justicia: hasta tal punto cree que el pueblo la apoya y la absolver¨¢, que su abogado, Gonzalo Boye, solicit¨® que fuera juzgada por un jurado popular, lo que fue desestimado de un plumazo porque el delito de prevaricaci¨®n est¨¢ expresamente excluido de la ley del jurado.
La Fiscal¨ªa pide seis a?os de c¨¢rcel y 21 de inhabilitaci¨®n para la expresidenta por fraccionar, en peque?os contratos, un encargo sobre la web de la instituci¨®n. De ese modo pudo adjudic¨¢rselo a dedo (en total cobr¨® m¨¢s de 300.000 euros) a Isa¨ªas H. Le atribuye los delitos de prevaricaci¨®n y falsedad documental, pero no otros dos delitos que se hab¨ªan manejado durante la instrucci¨®n: malversaci¨®n y fraude. Los trabajos se realizaron y nadie (tampoco ella) se llev¨® un euro de la instituci¨®n. Sin perjuicio al erario p¨²blico, ha insistido Borr¨¤s, no puede haber corrupci¨®n ni aplica el art¨ªculo 25.4. Se ha resistido a abandonar el cargo hasta el final, apelando a sus colegas de Mesa: ¡°Podemos enviar el mensaje de que las cloacas no mandan en el Parlament¡±. No les ha convencido y, apartada e irritada, les atac¨® con virulencia llam¨¢ndoles ¡°cinco diputados vestidos de jueces hip¨®critas¡±.
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