La teor¨ªa de la conspiraci¨®n sin base de los atentados del 17-A que apunta al im¨¢n de Ripoll y el CNI
Partidos independentistas y algunas de las v¨ªctimas abrazan la tesis de que el Estado permiti¨® el atentado para dar un susto a Catalu?a
La teor¨ªa de la conspiraci¨®n de los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017, que acabaron con la vida de 16 personas y causaron centenares de heridos, tom¨® cuerpo en 2019 con a ra¨ªz de un art¨ªculo de P¨²blico y sigue viva, sin ninguna prueba que la sostenga, tres a?os despu¨¦s. Algunos partidos independentistas, con Junts a la cabeza y en ocasiones con el apoyo de ERC, la CUP o incluso Podemos, se han resguardado bajo la f¨®rmula ¡°queremos saber la verdad¡±. Pero sus ac¨®litos, menos comprometidos con los eufemismos, dicen directamente lo que algunos dirigentes pol¨ªticos insin¨²an. ¡°Espa?a es un estado asesino¡±, se pudo o¨ªr este mi¨¦rcoles, en el acto de homenaje a las v¨ªctimas de los atentados, interrumpiendo el minuto de silencio.
La base de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n pivota en la figura del im¨¢n de Ripoll Abdelbaki Es Satty y sus relaciones con el CNI y las fuerzas de seguridad del Estado, con quienes mantuvo contactos cuando estuvo encarcelado entre 2010 y 2014 en Castell¨®n por tr¨¢fico de drogas. Sostiene que el Gobierno, a trav¨¦s de sus servicios secretos y el propio Ministerio del Interior, era conocedor de los planes del im¨¢n de atentar, y dej¨® que hiciese para as¨ª escarmentar y frenar el movimiento independentista, que estaba en pleno auge en ese momento. Una tesis que el pol¨¦mico comisario jubilado Jos¨¦ Manuel Villarejo aliment¨® en su declaraci¨®n en el juzgado el pasado mes de enero, cuando dijo que los atentados fueron un ¡°error grave del se?or [F¨¦lix] Sanz Rold¨¢n [entonces director del CNI] que calcul¨® mal las consecuencias por darle un peque?o susto a Catalu?a¡±.
El CNI reconoci¨® en la Comisi¨®n de Secretos Oficiales, en marzo de 2018, que hab¨ªan tratado con Es Satty, como es habitual con internos susceptibles de radicalizaci¨®n. Sanz explic¨® a los diputados que sus agentes se equivocaron al no dar la importancia que merec¨ªa al im¨¢n, y desentenderse una vez sali¨® de prisi¨®n. En el juicio, adem¨¢s, el diputado de Junts y abogado de uno de los padres del ni?o de tres a?os asesinado en La Rambla, Jaume Alonso-Cuevillas, plante¨® la hip¨®tesis de que el im¨¢n sigue vivo. La sentencia, sin embargo, dio carpetazo a esa posibilidad: todas las pruebas indican que muri¨® en la explosi¨®n (se cotej¨® el ADN de los restos con sus familiares, y el ¨²nico superviviente de la explosi¨®n cont¨® que en ese momento estaba en el interior de la vivienda).
Los l¨®gicos interrogantes de cualquier investigaci¨®n policial sobre un hecho que se intenta reconstruir a posterior son las otras brechas por las que se cuelan las distintas tesis conspirativas de los atentados del 17-A en Catalu?a. Como un correo que usaban los terroristas y que alguien consulta una vez ya ha explotado la casa de Alcanar. La sentencia recoge que Younes Abouyaaqoub, el autor del atropello en La Rambla, que ¡°segu¨ªa con vida y huido¡±, pudo acceder al buz¨®n de correo que usaban los miembros de la c¨¦lula para comunicarse entre ellos a trav¨¦s de los borradores. Tambi¨¦n consta que un tel¨¦fono, que se compr¨® con identidades falsas y que Es Satty tambi¨¦n para hablar con el grupo de Ripoll ¡°tuvo actividad¡± tras su muerte. La sentencia insiste que la tarjeta no fue hallada y ¡°pudo ser utilizada por otra persona¡±.
Ni los Mossos d¡¯Esquadra, ni la investigaci¨®n tutelada por la Audiencia Nacional han encontrado ning¨²n rastro que demuestre que los servicios secretos, el Gobierno, o ambos en una oscura comuni¨®n para impedir los planes independentistas en Catalu?a permitiesen o alentasen un atentado que frenase los planes del Gobierno catal¨¢n, que acab¨® celebrando el refer¨¦ndum ilegalizado del 1 de octubre de 2017. Los partidos pol¨ªticos independentistas siguen pidiendo una comisi¨®n de investigaci¨®n a fondo que aclare cualquier sospecha sobre lo que ocurri¨®.
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