Mari Pau Huguet: ¡°Algunos espectadores me invitaban a comer a su casa el d¨ªa de Navidad¡±
La popular presentadora, un mito tras casi 30 a?os en TV-3, fue relegada a la secci¨®n de atenci¨®n a la audiencia
Mari Pau Huguet (Estopany¨¤, Huesca, 59 a?os) se pasea por los pasillos de TV-3 como por su casa. ¡°?Hola, Mari Pau!¡±; ¡°?com va, Mari Pau?¡±, ¡°?Anda!, ?qu¨¦ haces aqu¨ª en vacaciones?¡±... En realidad, se pasea por su casa. ¡°Igual podemos hacer la foto en el plat¨®, aunque est¨¦n en directo...¡±, sugiere. Ella podr¨ªa hacerlo perfectamente. Tiene galones. Aunque para la inmensa mayor¨ªa de la gente se esfum¨® de golpe, desapareci¨® de la pantalla. ¡°Hace ya nueve o 10 a?os que trabajo en atenci¨®n a la audiencia¡±, dice, sin rencor, en el camerino, donde, por fin, ha tenido lugar la entrevista: espacioso, luminoso, c¨®modo y con un ba?o digno de un hotel estrellado. ¡°En pantalla quer¨ªan a gente joven, es normal, las cosas evolucionan¡±, justifica (tal vez, demasiado: otros no habr¨ªan actuado igual).
Queda muy lejos ese 1986, reci¨¦n estrenados los estudios de TV-3 en Sant Joan Desp¨ª, cuando Mari Pau Huguet, estudiante de Filolog¨ªa francesa en Lleida (habla ocho idiomas), fue superando pruebas en la televisi¨®n p¨²blica catalana, aterriz¨® en Barcelona y apareci¨® en pantalla avanzando lo que emitir¨ªa la cadena. ¡°?ramos lo que se llamaba conductores de continuidad: d¨¢bamos la programaci¨®n del d¨ªa al empezar la emisi¨®n¡±, explica. Porque la tele bajaba el tel¨®n por la noche y lo sub¨ªa a medio d¨ªa, con el busto de Mari Pau anunciando la carta: Oliana Molls, La dona bi¨°nica o, ya por la noche, Vost¨¨ jutja, por ejemplo. ¡°Era el trabajo m¨¢s b¨¢sico y el mejor para empezar¡±.
Su vida cambi¨®. All¨ª coincidi¨® con ?ngels Barcel¨®, Enric Clapena, Salvador Alsius, M¨°nica Huguet (¡°grandes amigas, todav¨ªa... Y no, no somos familia¡±)... Pero sus referentes, claro, solo pod¨ªan ser de la ¨²nica televisi¨®n anterior, TVE: ¡°Isabel Tenaille, Pepe Navarro, Jes¨²s Hermida, Manuel Campo Vidal... y, sobre todo, Rosa Mar¨ªa Mateo¡±. De todos bebi¨®, pero lo cierto es que ella cre¨® un estilo propio, un formato, incluso: ¡°Entonces no se hac¨ªan magacines¡±, explica. ¡°Sustitu¨ª a Maria Gorgues y el Com a casa ya fue mi primer magac¨ªn de tarde¡±. Hubo muchos otros programas: Dies de tele, En directe Mari Pau, Bon dia Catalunya..., en todas las franjas, todos con su cara... y su particular acento de la franja: ¡°Estoy convencida de que una de las cosas por las que entr¨¦ en TV-3 fue mi acento: conven¨ªa tener a gente de fuera de Barcelona y Catalu?a lo recibi¨® muy bien¡±, reconoce.
En los noventa, con las privadas en pa?ales y otros soportes inimaginables (?Internet? ?Inter qu¨¦? ?Inter de Mil¨¢n?), Mari Pau era una cara familiar, cercana, amiga. ¡°Los espectadores fidelizaban mucho m¨¢s que ahora¡±, asegura. Lo sabe mejor que nadie: ¡°Yo entend¨ª que formaba parte de las casas. ?Gente lleg¨® a llamarme para que fuera a comer con su familia el d¨ªa de Navidad! ?O a la boda de su hija...!¡± El precio de la fama. Algo que ella ha capeado con amabilidad y encantada.
En 1999, ante el estreno de En directe Mari Pau, las premisas eran: reportajes, entrevistas, tertulias y conexiones en directo. Entonces... ?en qu¨¦ ha cambiado la cosa? ?Qu¨¦ novedades hay ahora? ?En qu¨¦ hemos evolucionado? ¡°En nada¡±, asegura ella. ¡°Todo est¨¢ inventado: una entrevista siempre ser¨¢ una entrevista, no hay m¨¢s. La evoluci¨®n ha sido (y no es poca) tecnol¨®gica. Esa s¨ª se nota¡±. Bueno, tambi¨¦n admite cambios en ciertos contenidos: ¡°En mis programas no hab¨ªa morbo, solo un poco de coraz¨®n, porque tocaba, pero no me gustaba. Si lo comparamos con el sang i fetge que vemos ahora... Mare meva!¡± De hecho, en su d¨ªa rechaz¨®, muy agradecida, una propuesta para hacer una especie de El diario de Patricia en Antena 3: ¡°No, no me ve¨ªa en esa tesitura¡±. Tambi¨¦n renunci¨® a trabajar en Miami para la Fox porque no era exactamente el programa en el que ella se habr¨ªa sentido a gusto.
Asegura que tiene pocas batallitas que contar, aunque cuando se para a recordarlas, se acelera: ¡°La de la mosca, ?ay la mosca! ?C¨®mo se pod¨ªa reaccionar entonces, en directo, cuando eres un busto parlante y una mosca empieza a revolotearte por la cara, se te posa en los labios...?¡±; o cuando se qued¨® en blanco a la hora de presentar, a su lado, a un invitado, todo un consejero de la Generalitat: ¡°No recuerdo si era Maci¨¤ Alavedra o Josep Maria Cullell, pero me qued¨¦ en blanco¡±; o la de la bola de nieve que le lanzaron en una conexi¨®n en directo: ¡°Ha aparecido tantas veces en tantos programas, empezando por el APM?¡± Pero no se queja. No puede hacerlo alguien que tuvo el honor de tener un personaje propio en el Pol¨°nia.
Pero todo se apag¨® de pronto. Cuando hac¨ªa el T¡¯he vist, con Josep Cun¨ª y ¨¦l dej¨® la tele, se produjo el gran cambio¡±, recuerda. ¡°Comenz¨® a entrar una hornada de gente joven. Me encontr¨¦ un poco desplazada, s¨ª, porque me gustaba conectar con la gente¡±. Pero lo dicho: ni una queja. Tal vez, la pena por no mantener a los veteranos, como en los pa¨ªses anglosajones: ¡°Tenemos el bagaje de los a?os. Eso no lo tienen los j¨®venes y en la universidad no se puede ense?ar. Habr¨ªa que compartir, trasladar esa experiencia a los nuevos¡±.
Total, que la tele (M¨°nica Terribas estaba al frente) le ofreci¨® dedicarse a la audiencia. ¡°Pens¨¦ que me encontrar¨ªa muy c¨®moda¡±, admite. ¡°Pero perd¨ª el contacto directo con los espectadores. Es un trabajo muy fr¨ªo, por ordenador, burocr¨¢tico, cuando lo m¨ªo hab¨ªa sido siempre mucho m¨¢s creativo¡±. Lo que s¨ª agradece es descubrir que, de alguna manera, sigue siendo un mito de la televisi¨®n: ¡°Hombre, me hace gracia atender mensajes en los que se exige que vuelva a la pantalla, no lo voy a negar¡±. ?Y volver¨¢? ¡°No me siento quemada, ni dolida, ni sin ganas de trabajar, aqu¨ª lo saben perfectamente... Estoy contenta, pero no estoy haciendo el trabajo que me gusta y que he hecho siempre¡±.
Desde TV-3, su casa, aunque alejada de la pantalla, mata el gusanillo de los ba?os de multitudes, de los abrazos y de las fotos (ahora, selfis) en presentaciones, en actos, en programas a los que la invitan (el ¨²ltimo, el 11 de agosto, d¨ªa de su cumplea?os, en el Tot es mou). Seguro que sigue habiendo quien se la llevar¨ªa a comer a su casa los canelones de Sant Esteve.
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