El ¡®mosso¡¯ acusado de narco y absuelto 12 a?os despu¨¦s: ¡°Ocultaron las llamadas que me exculpaban¡±
El subinspector Jos¨¦ Ranea critica la investigaci¨®n de Asuntos Internos que puso su vida patas arriba y se convirti¨® en una ¡°obsesi¨®n¡±
El mosso d¡¯esquadra Jos¨¦ Ranea Gallego ha vivido los ¨²ltimos 12 a?os obsesionado por un caso: el suyo. Detenido y encarcelado en 2010 por estar a sueldo de una banda de traficantes de droga, gast¨® los d¨ªas y las noches analizando miles de conversaciones telef¨®nicas del caso. Esas horas de paciente escucha le han servido para lograr una absoluci¨®n sin paliativos en una sentencia que deja en muy mal lugar a Asuntos Internos, cuyos agentes evitaron remitir al juez conversaciones clave que le exculpaban. Polic¨ªa ¡°de calle¡±, tan corpulento como sensible, Ranea (55 a?os) ha visto deteriorada su salud, erosionada su vida familiar y truncada una carrera policial que era, hasta entonces, brillante. Le quedan la rabia y la indignaci¨®n de saberse v¨ªctima de una injusticia que se ha alargado demasiado tiempo.
¡°Soy mosso y siempre lo ser¨¦, es lo que me gusta. Pero ahora creo en la justicia con muchos matices. La justicia es lenta y ha de humanizarse¡±, explica en una conversaci¨®n con EL PA?S. Ranea recuerda emocionado la ma?ana del 15 de octubre de 2010 (el s¨¢bado se cumplieron 12 a?os), cuando fue detenido junto a su despacho de la comisar¨ªa de Vilanova, donde ejerc¨ªa de n¨²mero dos. Dice que se qued¨® ¡°estupefacto¡± cuando le leyeron los cargos: organizaci¨®n criminal y tr¨¢fico de drogas. ¡°Pens¨¦ que era un error. Llam¨¦ a mi mujer, le dije que iba a aclarar un asunto y que por la tarde volver¨ªa a casa¡±. No regres¨®.
El juez orden¨® su detenci¨®n incomunicada y, m¨¢s tarde, su ingreso en prisi¨®n, que se alarg¨® dos meses. La detenci¨®n se prorrog¨® de forma ¡°indebida¡±, reconoce la sentencia sobre el caso Macedonia, una gran causa de presunta corrupci¨®n policial en Catalu?a que se deshizo como un azucarillo durante m¨¢s de una d¨¦cada.
Por orden del juez, Asuntos Internos intervino cuatro tel¨¦fonos de Ranea: el de casa, el m¨®vil del trabajo, el m¨®vil personal y su extensi¨®n de comisar¨ªa. Con una ¨ªnfima selecci¨®n de esas llamadas, los investigadores construyeron un relato seg¨²n el cual Ranea cobraba 1.000 euros al mes de una banda de narcos que tambi¨¦n le suministraba medicamentos gratis e incluso le regal¨® una Play Station.
Hay sentencias que se limitan a decir que tal o cual hecho no ha podido ser probado y que, en consecuencia, el acusado debe ser absuelto. La de Ranea ¡ªque afrontaba una petici¨®n de 11 a?os de c¨¢rcel¡ª va mucho m¨¢s all¨¢ y deja claro que no cobr¨® un euro, y que si mantuvo trato con confidentes fue para lograr informaci¨®n de inter¨¦s policial; a cambio, ¡°simulaba¡± que les echaba una mano, pero no lo hac¨ªa. Las acusaciones de Asuntos Internos se basaron en ¡°meras conjeturas que se deducen de interpretaciones sesgadas de conversaciones telef¨®nicas de terceros¡±, advierten los magistrados en la sentencia.
¡°Este ha sido el caso de mi vida¡±, dice Ranea, que no ha pasado un solo d¨ªa sin pensar en ¨¦l. Descuid¨® a su familia escuchando las 30.000 conversaciones que figuraban en la causa, pero que Asuntos Internos hurt¨® al juez al considerarlas irrelevantes. ¡°Pasaba 14 o 16 horas al d¨ªa. Llegu¨¦ a perder 40 kilos. Ten¨ªa que saberlo todo. Se convirti¨® en una obsesi¨®n¡±, dice. ¡°Recordaba que hab¨ªa informado de todo a mis superiores y pensaba: ¡®?D¨®nde est¨¢n esas llamadas?¡¯. Si no llego a encontrarlas, no s¨¦ c¨®mo habr¨ªa ido el juicio. La polic¨ªa judicial tiene que informar de todo. Asuntos Internos ocult¨® las llamadas que me exculpaban porque, si no, se les ca¨ªa el caso¡±, denuncia Ranea, que pide que alguien ¡°asuma responsabilidades¡±.
El caso de la Play Station es un buen resumen. Asuntos Internos bas¨® la acusaci¨®n en una llamada entre dos traficantes que hablan de regalarle la consola a un tipo apodado El Cordob¨¦s, que seg¨²n ¡°dedujeron¡± era Ranea. La sentencia concluye que no est¨¢ nada claro que sea as¨ª. La cuesti¨®n es que hab¨ªa otras muchas llamadas, todas consideradas ¡°irrelevantes¡±, que explicaban la realidad de lo sucedido: el subinspector estaba tratando de reparar, ¡°a trav¨¦s de conocidos, una consola usada¡± por 30 o 50 euros.
Polic¨ªas y confidentes
La historia de Ranea cuenta tambi¨¦n lo dif¨ªciles que son las relaciones entre polic¨ªas y confidentes. Los agentes han de crear un clima de confianza para saber cosas, pero han de tener claros los l¨ªmites. ¡°Un confidente puede ser un poli frustrado, un delincuente que quiere eliminar a la competencia, alguien que quiere vengarse de un desenga?o amoroso¡¡±, explica el subinspector, que, aunque ha recuperado su puesto en Vilanova, se ha alejado de las fuentes de informaci¨®n porque tiene miedo.
¡°El gusanillo de las confidencias siempre est¨¢ ah¨ª, pero si me llega alguna informaci¨®n se la paso a otros compa?eros¡±. La sentencia destaca esas ¡°amistades peligrosas¡± de Ranea ¡ªunas ¡°aguas turbias¡± en las que se debe nadar¡ª y recuerda que en 2010, cuando ocurrieron los hechos, no exist¨ªa a¨²n un fichero que obligara a identificar a los colaboradores policiales. Defendido en el proceso por el penalista Jos¨¦ Mar¨ªa Fuster-Fabra, el subinspector ¡°aparentaba que atend¨ªa¡± las peticiones de los delincuentes para ¡°mantener el flujo de informaci¨®n¡±.
Ranea coge su tel¨¦fono m¨®vil. ¡°Mira qu¨¦ gre?as¡±, dice y se?ala una fotograf¨ªa en la que se lo ve con el pelo largo ¡ªahora escasea¡ª y un collar dorado sobre el pecho. ¡°Me iba a La Mina o Sant Cosme [barrios de la periferia de Barcelona donde abunda el tr¨¢fico de drogas] y nadie se met¨ªa conmigo¡±, agrega. Se infiltr¨® en las bandas latinas que empezaban a campar en L¡¯Hospitalet y viaj¨® a Ecuador, por orden del Departamento de Interior, para entrevistarse con el l¨ªder de los Latin Kings, preso en Guayaquil. Ranea ha estado en casi todas las salsas y es un polic¨ªa vocacional, aunque su aterrizaje en la seguridad fue m¨¢s bien casual: ¡°A los 17 a?os, un se?or me vio en una pelea a la salida de una discoteca, en Sitges, y me ofreci¨® trabajar de portero¡±.
Burlas, insultos y acoso
Su imputaci¨®n en el caso Macedonia lo hizo caer en desgracia. Entreg¨® la placa y la pistola y pas¨® a percibir el salario m¨ªnimo interprofesional. Se convirti¨® en un paria en Vilanova, donde era m¨¢s o menos conocido: tras su salida de prisi¨®n, el popular carnaval de la localidad le dedic¨® dos carrozas con el lema ¡°basta de corrupci¨®n policial¡±. Gestion¨® como pudo el drama con su mujer y sus tres hijos: los dos mayores sufrieron insultos y acoso en el instituto, mientras que al peque?o le vendi¨® el paso por la c¨¢rcel como una ¡°misi¨®n especial¡± de la que regresar¨ªa m¨¢s pronto que tarde. Su mujer enferm¨® de c¨¢ncer y muri¨® en 2018, con el estr¨¦s a?adido de no saber si su marido ser¨ªa absuelto.
Decepcionado con la jefatura del cuerpo de la ¨¦poca, ha encontrado apoyo en el Sindicat de Policies de Catalunya (SPC), que estudi¨® a fondo el sumario y crey¨® en su inocencia. ¡°Aqu¨ª te enteras de qui¨¦nes eran tus amigos de verdad, qui¨¦nes estaban solo por inter¨¦s¡ Y a qui¨¦nes no esperabas y llegaron¡±, dice mirando a David Miquel, portavoz del sindicato, y menciona tambi¨¦n a su secretario general, David Jos¨¦. Guarda un recuerdo especial para cuatro compa?eros (tres mossos y una mossa) que, contra el consejo de todos, acudieron a esperarlo a la puerta de Quatre Camins cuando sali¨® de prisi¨®n provisional.
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