Rigoberta Bandini lleva a ebullici¨®n a todo un Palau Sant Jordi
El fen¨®meno Bandini, pechos que son armas, canciones de afilada iron¨ªa y fiesta, ahora reposar¨¢ por un tiempo indefinido
Se sabe lo que pasa. Primero son unas burbujas apenas perceptibles que poco a poco van ganando en cantidad y tama?o. Al final todo es borboteo y hasta salpicaduras. Agua llevada por efecto del calor al estado de ebullici¨®n. En ese estado est¨¢ Rigoberta Bandini (Barcelona, 1990): Palau de la M¨²sica, festivales Vida y Cru?lla y ahora, en la noche del jueves, un Sant Jordi de Barcelona que se llen¨® con comodidad para despedirla temporalmente ahora que la temperatura bajar¨¢ por un tiempo indeterminado, el que necesite para repensar un futuro que le estall¨® casi inopinadamente gracias a unas canciones con letras pre?adas de iron¨ªa que palpitan reivindicaci¨®n de lo femenino en todas sus modalidades. El fen¨®meno Bandini ahora reposar¨¢, hervir eternamente conduce a la desaparici¨®n del agua, evaporada e invisible en la atm¨®sfera.
Momento cumbre de la noche, el instante Mazinger Z, serie de anime estrenada a finales de los 70 en Espa?a que gener¨® el bulo de que Afrodita, la socia de Mazinger, gritaba ¡°pechos fuera¡± cuando lanzaba misiles desde sus pectorales, una adaptaci¨®n callejera del celeb¨¦rrimo grito de guerra del robot cuando bramaba ¡°pu?os fuera¡±. El momento en el que Rigoberta mostraba saltando sus senos con alegr¨ªa y desparpajo en pleno concierto, coincidente con una campa?a de la Xunta de Galicia en la que parece responsabilizarse a una mujer que corre con ropa ajustada de lo que pueda pasarle mientras hace deporte, convirti¨® este hecho en un aut¨¦ntico misil contra el heteropatriarcado. S¨ª, las mujeres se pueden vestir o desvestir como deseen, y eso no apela al hombre en ning¨²n sentido a menos que ellas acompa?en el gesto con otros inequ¨ªvocos que no dejen lugar a dudas sobre ulteriores intenciones y su consentimiento. Esa afirmaci¨®n de la mujer y de su voluntad, expresada a trav¨¦s de senos desnudos, es una de las cosas que ha hecho hervir a Rigoberta Bandini.
Otro momento del concierto, la aparici¨®n en avanzado estado de gestaci¨®n de su vocalista habitual, su prima Bel¨¦n Barenys, que con un minivestido ajustado exhib¨ªa una esperanzadora vida en su interior. La propia Bandini celebr¨® la maternidad en una de las cuatro nuevas canciones que interpret¨®, Canciones de amor a ti, que se suma a la lista de temas en las que la artista reivindica el hecho de ser madre en todos los sentidos, desde acunar la vida hasta vigilar su crecimiento, algo que distancia a la mujer del papel de hermoso florero que a¨²n hoy no ha desaparecido. Y el subtexto indica que tampoco la realizaci¨®n de la mujer pasa necesariamente por la maternidad. No hace falta explicar el griter¨ªo que todas estas acciones generaron en el Sant Jordi, que sonaba femenino, voces agudas celebrando su existencia y que alguien la haya reivindicado en tono festivo. Porque s¨ª, la otra pata del ¨¦xito de Rigoberta es la sencillez de una m¨²sica con el bombo a negras (acento r¨ªtmico constante que evoca los latidos acelerados del coraz¨®n) que suena a autos de choque, norias, algod¨®n de az¨²car, tiovivos, manzanas caramelizadas bocadillos grasientos y, en suma, diversi¨®n popular previa a internet. Pechos que son armas, canciones de afilada iron¨ªa y fiesta. Fuego que lleva el agua a ebullici¨®n.
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