Los robots camareros toman la sala en Barcelona
Restaurantes cl¨¢sicos como el 7 Portes, chinos como La Olla de Sichuan o locales de sushi como Hanaki cuentan con el apoyo de esta tecnolog¨ªa para servir a los clientes
Seven ya se conoce al dedillo las diferentes salas del restaurante 7 Portes de Barcelona. Desde hace tres meses, lleva unas cuantas carreras desde la cocina hasta las mesas cargando hasta 14 platos a la vez, sin que se resienta su espalda ni se tambaleen sus rodillas. Adem¨¢s, no choca con nadie ni ha roto ning¨²n plato. Cuando se encuentra con un cliente, se para, pide disculpas y hasta sonr¨ªe. Lo que sabe hacer -que no es mucho m¨¢s- lo hace a la perfecci¨®n, porque Seven es un ...
Seven ya se conoce al dedillo las diferentes salas del restaurante 7 Portes de Barcelona. Desde hace tres meses, lleva unas cuantas carreras desde la cocina hasta las mesas cargando hasta 14 platos a la vez, sin que se resienta su espalda ni se tambaleen sus rodillas. Adem¨¢s, no choca con nadie ni ha roto ning¨²n plato. Cuando se encuentra con un cliente, se para, pide disculpas y hasta sonr¨ªe. Lo que sabe hacer -que no es mucho m¨¢s- lo hace a la perfecci¨®n, porque Seven es un robot camarero programado para carretear platos de un lado a otro. Ya no es una especie rara ni ¨²nica, los robots camareros empiezan a tomar los restaurantes de la capital catalana. La Olla de Sichuan tambi¨¦n tiene el suyo, Miau, igual que los restaurantes de cocina japonesa Hanaki o Sushi He VI, todos con apariencia de gato, el animal que trae fortuna en algunas culturas asi¨¢ticas.
Paco Soler, propietario del 7 Portes, uno de los restaurantes m¨¢s antiguos de Barcelona, cuenta que el robot ¡°no sustituye a nadie, sino que facilita el trabajo a los camareros¡± porque su encomendado es ahorrar carrerillas a estos empleados para que puedan atender mejor a los comensales. Por ahora, los robots no son capaces de tomar nota ni de poner los platos encima de la mesa, as¨ª que los trabajadores siguen siendo indispensables, y el robot se utiliza como un complemento. ¡°Es el chico de los recados¡±, bromea Soler, que siempre ha procurado que su establecimiento no pierda el tren de la modernizaci¨®n. ¡°Fue el primer restaurante de Espa?a en tener un r¨®tulo luminoso, hacia 1870; el lugar donde se hizo la primera fotograf¨ªa en 1839 y tambi¨¦n el primer restaurante espa?ol en tener web¡±, rememora.
Para ¨¦l, la incorporaci¨®n de Seven ha significado demostrar al personal y a los clientes que son un restaurante que est¨¢ al d¨ªa y ¡°tiene la voluntad de mejorar el servicio y las condiciones de trabajo de sus empleados¡±. En el 7 Portes, que est¨¢ abierto todos los d¨ªas del a?o, trabajan 110 personas y dan de comer a una mediana de 500 comensales al d¨ªa. ¡°No hemos despedido a ning¨²n camarero por tener este robot¡±, dice claramente. ¡°Siempre hay miedo que la inteligencia artificial se cargue puestos de trabajo pero no ha pasado ni pas¨® con la revoluci¨®n industrial. En cambio, ha aumentado la producci¨®n y la riqueza¡±, argumenta. La prueba que ¡°en el fondo es un poco tonto¡±, como ¨¦l dice, es que ya est¨¢n en conversaciones con la empresa que lo produce, Keenon, para mejorar sus prestaciones.
Qui¨¦n est¨¢ muy satisfecha con su robot es Li Wan Li, propietaria de La Olla de Sichuan, que abri¨® hace m¨¢s de diez a?os como el primer hot pot de Barcelona -un tipo de comida que se basa en un caldo que se pone en el centro de la mesa y all¨ª se cuecen las carnes y las verduras- y que ahora est¨¢ por todas partes. ¡°En los restaurantes de Asia es muy habitual ver a los robots, aqu¨ª siempre vamos atrasados¡±, opina esta entusiasta de la tecnolog¨ªa. En su local, Miau es como llaman al robot -un modelo Bellabot de la empresa Pudu-, que corretea por el alargado comedor desde hace casi un a?o. ¡°Solo hace de runner, puede llevar hasta 40 quilos de peso¡±, cuenta, a la vez que matiza que ¡°no sustituye a ning¨²n camarero porque necesita una persona que le d¨¦ ¨®rdenes¡±. En este restaurante, las ollas y las bandejas pesan mucho y al runner (empleado que solo lleva platos de la cocina a las mesas y viceversa) el robot le ha sacado un gran peso de encima. ¡°Es muy amable, siempre sonr¨ªe, es chistoso, lo puedes programar en varios idiomas, no enferma y hasta te canta el cumplea?os feliz¡±, a?ade Wan sonriendo.
Devota de la inteligencia artificial, la due?a de La Olla de Sichuan, que lleg¨® a Barcelona con cinco a?os, se maravilla cada vez que viaja a ciudades como Pequ¨ªn, Shangh¨¢i o Hong Kong. ¡°Ves el futuro, hay robots y tecnolog¨ªa por todas partes¡±, dice con admiraci¨®n. ¡°All¨ª todo el mundo aplaude los nuevos inventos, mientras que aqu¨ª se asustan¡±, lamenta, y recuerda el d¨ªa que un cliente, que le dijo que era de un sindicato, le plante¨® muchas dudas sobre la incorporaci¨®n del robot, todas referidas a si despedir¨ªa personal. Algo que asegura que no ha pasado. ¡°Se va a generalizar seguro en restaurantes grandes, es un avance¡±, concluye sobre los robots de sala, que cuestan entre 8.000 y 12.000 euros.
Pues parece que sus predicciones son ciertas. Es habitual ya ver a robots camareros en restaurantes de Barcelona, sobre todo de comida asi¨¢tica y en locales grandes. En Hanaki tienen dos. Da Wang, el encargado, dice que los incorporaron a ra¨ªz de la pandemia, con el fin de reducir los riesgos de contagio. Los robots llevaban los platos a las mesas y eran los mismos comensales quienes los cog¨ªan. Ahora no siempre es as¨ª, explica, sino que los camareros tambi¨¦n los sirven, aunque muchos clientes ya se han acostumbrado a hacerlo ellos mismos. Los propietarios de este local tienen tres m¨¢s, en Salou, Torrevieja y Vila-seca, y todo ellos ya cuentan con robots. Hay otros en la capital catalana, como Sushi He VI, que tambi¨¦n disponen de uno. Seg¨²n la experiencia de todos ellos, los clientes est¨¢n encantados con los robots de aspecto gatuno que est¨¢n tomando la sala.
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