La leyenda de Barbacoa, el artista ambulante
Dos d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte, el misterio de Casimiro Pascual Crua?as perdura: entre personaje de pueblo y el forzudo famoso que levantaba cosas con la barbilla
En los pueblos se aprende todo lo necesario para escapar de ellos. Se corre m¨¢s libre por sus calles y se conocen de cerca historias que una gran ciudad oculta en el anonimato. Una de esas aventuras en Sant Feliu de Gu¨ªxols (Girona) era convivir con Barbacoa, el hombre foca. Dos d¨¦cadas despu¨¦s de su muerte, la leyenda de Casimiro Pascual Crua?as todav¨ªa perdura. Para unos, es el personaje local con afici¨®n a la botella y de pasado incierto; para otros, el hombre forzudo sin camiseta que aparec¨ªa en fiestas, les dejaba boquiabiertos levantando todo tipo de cosas pesadas con la barbilla y luego se iba.
¡°Era famos¨ªsimo¡±, recuerda el escritor leon¨¦s Julio Llamazares, sobre los a?os sesenta y setenta en la vida de Barbacoa, o Barbachei, uno de los protagonistas de su novela Escenas de cine mudo. Se trata de una recreaci¨®n, un juego de memoria e imaginaci¨®n, basado en el hombre que vio actuar de ni?o en Olleros de Sabero. ¡°Recorr¨ªa los pueblos mineros¡±, cuenta, sobre una ¨¦poca en la que abundaban los circos y los artistas ambulantes en busca de fiestas y eventos locales para ganarse la vida, y qu¨¦ mejor que un municipio minero, donde ¡°el d¨ªa 15 de cada mes era el d¨ªa de pago, y se celebraba incluso con fuegos artificiales¡±, explica Llamazares, de 67 a?os, sobre su ¨¦xito local que comprob¨® cuando public¨® su novela. ¡°Los lectores lo conoc¨ªan¡±, dice.
Pero nadie es profeta en su propia tierra. Ese Barbacoa de las novelas, los coloquios y los art¨ªculos de prensa local del norte de Espa?a sigue siendo un personaje borroso en el municipio gerundense de Sant Feliu de Gu¨ªxols, donde naci¨®. ¡°Recuerdo que era un trapecista de un circo que cay¨® y qued¨® un poco tocado. No s¨¦ c¨®mo acab¨® en Sant Feliu, pero siempre corr¨ªa por el paseo, con las bambas rotas porque ten¨ªa seis dedos en cada pie. Le llamaban Barbacoa, el hombre foca. Cog¨ªa sillas del paseo, de los bares, y era como una atracci¨®n tur¨ªstica¡±, evoca Elm, un ganx¨® de 44 a?os que vivi¨® muy de ni?o las peripecias de Barbacoa. ¡°En los ochenta, hab¨ªa llegado a coger mi bicicleta, una Panther BMX, y se la pon¨ªa en la barbilla y la levantaba¡±, cuenta, sobre alguien a quien rememora como un ¡°buenazo¡±.
¡°Siempre estaba donde hab¨ªa gente, en todos los acontecimientos del pueblo¡±, detalla el periodista y cantautor Josep And¨²jar, de 67 a?os. Para recopilar an¨¦cdotas y homenajear su memoria, en 2017 colg¨® una de las fotos de Barbacoa en una de las p¨¢ginas de Facebook de Sant Feliu. Cerca de 70 comentarios recuerdan con cari?o sus peripecias y algunos se preguntan qui¨¦n era realmente. ¡°Le he visto aguantar con la barbilla carretillas y hasta bicicletas con un ni?o encima¡±, especifica And¨²jar, sobre un Barbacoa ya en la cincuentena que viv¨ªa pr¨¢cticamente en la indigencia, en almacenes abandonados, cuevas y casetas maltrechas, siempre acompa?ado de un cart¨®n de vino.
Una imagen muy distinta a la que se conserva en Parres (Asturias). ¡°Un hombre de mediana edad, complexi¨®n atl¨¦tica, tez y cabello moreno, animaba con fuerte voz a cuantos pudieran o¨ªrle que acudieran a ver la actuaci¨®n del sin par Barbach¨¦, el hombre foca, como a s¨ª mismo se defin¨ªa¡±, le describe en su blog Aldea Recuperada el profesor jubilado Ram¨®n Noriega. Le vio actuar cuando era ni?o y no lo ha olvidado. Empez¨® levantando una silla, ¡°como una pluma¡±, luego iz¨® a un muchacho sentado en ella, y continu¨® con ¡°una de las ruedas de un carro de vacas, de radios de madera de roble, calabaza de acacia y ancha banda de grueso de acero¡±. Le siguieron un poste de electricidad y una m¨¢quina de arar. Su autor confiesa que ¨¦l mismo dud¨® de si su memoria le estaba jugando una mala pasada, entre la f¨¢bula y la realidad.
Al poco de publicar Escenas de cine mudo (1994), donde sal¨ªa Barbacoa, Julio Llamazares recibi¨® una llamada de un periodista de Sant Feliu de Gu¨ªxols. Le cont¨® que Casimiro Pascual segu¨ªa vivo, en el asilo municipal. ¡°Me qued¨¦ impresionado¡±, explica, con las coincidencias entre sus recuerdos, la imaginaci¨®n y la realidad. ¡°Me hac¨ªa sentir un poco raro porque le mat¨¦ en la novela y estaba vivo¡±, confiesa. ¡°Es la ¨²nica vez en mi vida que he estado a punto de conocer a uno de mis personajes¡±, a?ade, sobre la propuesta que finalmente no se materializ¨® de una entrevista radiof¨®nica a dos.
Casimiro muri¨® en julio de 2003 a los 76 a?os. Tres a?os antes, dio una entrevista en una revista juvenil del pueblo, Rejafix, donde sell¨® su biograf¨ªa. Naci¨® un 29 de septiembre de 1927 en Sant Feliu de Gu¨ªxols. A los 30 a?os, despu¨¦s de trabajar de pay¨¦s, se sac¨® el t¨ªtulo profesional de circo en Barcelona. Hizo pr¨¢cticas en el Teatro Apolo, trabaj¨® un lustro en varias compa?¨ªas (Circo Americano, Circo Moderno, Circo Roma, Circo Hungr¨ªa) hasta que decidi¨® subirse a una bicicleta y recorrer las fiestas mayores de Espa?a, en una vida bohemia y de soltero. Su especialidad era aguantar cosas con la barbilla, con un r¨¦cord de 80 kilos. En 1978, a sus 51 a?os, volvi¨® a Sant Feliu, donde fue tirando, con shows improvisados para turistas y locales, y mucho alcohol. En 1991 entr¨® en el asilo y dej¨® de beber. Todav¨ªa en vida, la Colla Gegantera Ganxona le hizo un capgr¨°s que a¨²n sale cada a?o por Carnaval.
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