Illa, en el papel de Rufi¨¢n
El PSC se hace valer ante Esquerra con una estrategia para seducir a los antiguos votantes de CiU
Por lo que se est¨¢ viendo en estas ¨²ltimas semanas, el primer secretario del PSC, Salvador Illa, no se considera concernido por la ecuaci¨®n ¡°t¨² me apruebas en las Cortes los presupuestos de mi gobierno, yo te apruebo los del tuyo en el Parlament¡± que ha regido en los ¨²ltimos a?os entre los partidos de izquierdas. O, en cualquier caso, no interpreta que deba aplicarla como un mero intercambio de votos parlamentarios.
Es casi seguro que la reciprocidad en esa pol¨ªtica de apoyos mutuos entre socialistas, republicanos y los comunes, seguir¨¢ d¨¢ndose. Les obliga la respectiva condici¨®n de gobernantes en minor¨ªa parlamentaria. Pero por lo que respecta a los presupuestos de la Generalitat, el apoyo llegar¨¢, si acaso, cuando el presidente Pere Aragon¨¨s haya pagado un peaje pol¨ªtico equivalente al que ha tenido que abonar Pedro S¨¢nchez. Illa est¨¢ haciendo ahora en Catalu?a lo que Gabriel Rufi¨¢n hizo antes en Madrid. Para dar los votos de ERC al Gobierno de S¨¢nchez, el grupo parlamentario de Rufi¨¢n exigi¨® en su momento onerosas contrapartidas pol¨ªticas a la coalici¨®n de socialistas y Unidas-Podemos. Borrar la sedici¨®n de la lista de delitos del C¨®digo Penal y reformular el de malversaci¨®n, con todo lo que en estos momentos cuelga de ellos, no es un asunto balad¨ª. La contrapartida a eso, que tantos dolores de cabeza le lleva al PSOE, no puede reducirse a una graciosa aprobaci¨®n de los presupuestos del minoritario gobierno catal¨¢n por los diputados del PSC en el Parlament. La idea de Illa es cobrarse piezas de caza mayor. La cuesti¨®n estriba en determinar cual es el precio adecuado.
Y aqu¨ª es donde ha saltado la gran sorpresa. A la hora de presentar sus principales demandas, lo que Illa ha sacado del caj¨®n para la negociaci¨®n presupuestaria ha sido¡ ?una lista de grandes obras p¨²blicas con fuertes contraindicaciones sociales y medioambientales que Junts defend¨ªa cuando estaba en el Gobierno con ERC! Es una apuesta fuerte, dirigida a determinar jerarqu¨ªas entre los tres partidos. Illa y el PSC conocen perfectamente la oposici¨®n de ERC y los Comunes a esos proyectos, por lo que en realidad lo que plantean es un tr¨¢gala susceptible de reventar mayor¨ªas parlamentarias o de gobierno: el complejo l¨²dico-tur¨ªstico de Hard Rock en Salou, el proyecto de ampliaci¨®n del aeropuerto de El Prat y la continuaci¨®n por el Vall¨¨s de las obras del IV Cintur¨®n de Barcelona. Se trata de la lista de conflictos que enfrentan a los ecologistas con los constructores, a los ayuntamientos de Barcelona y El Prat con el de Gav¨¤, a la izquierda social y ecologista con la que aplaude las pol¨ªticas desarrollistas partidarias del cemento. Es la pugna entre los promotores del crecimiento econ¨®mico a cualquier precio y los partidarios de otro modelo de desarrollo.
En otro plano, se trata tambi¨¦n, en suma, de que en la siempre presente pugna por ocupar el espacio de poder y electoral abandonado por los herederos de CiU en su alocada deriva independentista, el PSC de Salvador Illa se presenta a sus interlocutores de la derecha econ¨®mica catalana como la alternativa de orden y continuismo en el poder que echan en falta. A Illa le impulsa la poderosa atracci¨®n de ese vac¨ªo de poder que Xavier Trias quiere volver a ocupar como candidato a la alcald¨ªa de Barcelona apelando al recuerdo de sus ya lejanos buenos tiempos como mano derecha de Jordi Pujol.
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