Que Colau no moleste
No deber¨ªa haber ning¨²n proyecto pol¨ªtico que se presentara a las elecciones sin un plan de pol¨ªticas encaminadas a garantizar la necesidad de vivienda, trabajo no precario o un medio ambiente no en crisis
Cambiar las prioridades, enfrentarse a la especulaci¨®n inmobiliaria, al monopolio de los coches. Eso toca intereses econ¨®micos y privilegios de gente que no estaba acostumbrada a que un gobierno municipal pusiera l¨ªmites. ¡°Cuando tocas privilegios, cuando tocas algunos intereses econ¨®micos, como puede ser la especulaci¨®n inmobiliaria o la masificaci¨®n tur¨ªstica, genera quejas e incluso querellas, aunque luego se archivan¡±. As¨ª respond¨ªa la alcaldesa Colau el pasado domingo en este peri¨®dico a la pregunta de Ana Pantaleoni y Clara Blanchar sobre voces que querr¨ªan que la concejala Janet Sanz no repitiera. Seguramente hay quien querr¨ªa que la que no repitiera fuera Colau. Quien les molesta es todo el proyecto que ellas pueden representar.
A cada cual le molestar¨¢ lo que le moleste, y puede ser por muchas razones. Pero aquellos motivos para la molestia que tienen que ver con el modelo de ciudad que se est¨¢ desarrollando merecen una discusi¨®n argumentada. En la ciudad confluyen una infinidad de intereses, y sin ser la selva en muchas ocasiones triunfa su ley. La pol¨ªtica intenta transformar la ley de la selva en la que acostumbra a ganar quien tiene la capacidad de imponerse, se intenta establecer una ordenaci¨®n que responda a algunos criterios que consideremos justos.
Las sociedades que quieren ser democracias, Barcelona ser¨¢ la primera Capital Europea de la Democracia (2023-24), deber¨ªan garantizar las necesidades de la vida y sus libertades. La cosa no deber¨ªa ir de que decida quien m¨¢s poder tenga para hacerlo, sea cual sea el origen de ese poder. Las necesidades para la vida afectan diferentes ¨¢mbitos y deber¨ªamos poder garantizarla para el conjunto de la poblaci¨®n, siempre que queramos llamarnos democracia. Esta semana era noticia, por la denuncia de una organizaci¨®n humanitaria, que m¨¢s de 240.000 ni?os y ni?as en Catalu?a sufren pobreza energ¨¦tica. Cuesta pensar en menos desaf¨ªos que deber¨ªan ser m¨¢s urgentes y f¨¢ciles de resolver ahora que no paramos de hablar de los presupuestos, pero que no decimos nada de esta realidad.
Esto no va de Colau, s¨ª; o Colau, no. Ella, el proyecto del que forma parte, tambi¨¦n otros colectivos que quieren ir m¨¢s all¨¢, contribuyen a hacer ver lo que hay quien no ve o no quiere que se vea; contribuyen a hacer lo que no se ha hecho. Las pol¨ªticas que se cuestionan a Colau forman parte de lo m¨¢s necesario y urgente para hacer posible la vida en las crisis que vivimos. No hace falta que hagamos caso a Colau, podemos leer informes sobre vivienda o cambio clim¨¢tico de Naciones Unidas.
Si creemos de verdad que queremos ser una democracia, no deber¨ªa haber ning¨²n proyecto pol¨ªtico que se presentara a las elecciones sin un plan de pol¨ªticas encaminadas a garantizar la necesidad de vivienda, suministros, trabajo no precario, un medio ambiente no en crisis¡ Puede haber diferencias en el c¨®mo hacerlo, sobre todo lo que est¨¢ por hacer, pero nada habr¨¢ que sea digno de llamarse democracia mientras no garanticemos las necesidades de la vida en nueentrstras sociedades.
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