Colau e Israel, teatro del malo
?Tanto cuesta diferenciar entre el respeto por un pa¨ªs democr¨¢tico y la discrepancia con su Gobierno?
Un infantilismo de textura blandiblu se ha adue?ado de la pol¨ªtica local barcelonesa y, para qu¨¦ negarlo, algo tambi¨¦n de la pol¨ªtica catalana, en los ¨²ltimos a?os. Intentemos que se termine cuanto antes la hora del patio. Resulta que la alcaldesa de Barcelona por gracia de Manuel Valls (qu¨¦ fugaz es el recuerdo) ha enviado una carta al primer ministro israel¨ª Benjamin Netanyahu para comunicarle que el Ayuntamiento rompe relaciones con el pa¨ªs. La pasada noche no deben haber dormido en Jerusal¨¦n.
Del sublime al rid¨ªculo solo hay un paso. Competencias de los ayuntamientos en pol¨ªtica exterior: cero. Capacidad de hacer el rid¨ªculo: infinita. ?Tanto cuesta mantener la lucidez para diferenciar entre el respeto por un pa¨ªs democr¨¢tico y la discrepancia con su Gobierno por su actual conformaci¨®n? ?Tanto cuesta poner algo de finezza para estudiar por qu¨¦ Israel ha evolucionado de sus 780.000 habitantes en el momento de su fundaci¨®n en 1948 a los 9,4 millones que tiene actualmente? ?Tanto cuesta escrutar la evoluci¨®n de un pa¨ªs de base fundacional socialista a su actual orientaci¨®n marcada por los partidos religiosos? El giro se produjo b¨¢sicamente con la llegada de m¨¢s de un mill¨®n de jud¨ªos que huyeron de los horrores del comunismo cuando el colapso del sistema sovi¨¦tico. La historia tiene extra?os canales de conexi¨®n.
Pero para estos propagandistas de la liviandad, diferenciar Estado de Gobierno es demasiado. Diferenciar el Estado que naci¨® despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial ante una comunidad internacional chocada por el mal absoluto del Holocausto de un Gobierno democr¨¢tico que puede no gustar, ?es tan dif¨ªcil?.
La pol¨ªtica exterior como elemento de conformaci¨®n de las identidades partidistas en Espa?a, asunto relevante desde que [el entonces presidente del Gobierno Jos¨¦ Mar¨ªa] Aznar se asom¨® a la foto de las Azores y Podemos abraz¨® la revoluci¨®n bolivariana. La alcaldesa Ada Colau, en tiempo de descuento electoral, quiere introducir el conflicto Israel-Palestina en la carrera electoral. Manique¨ªsmo. Sin un ¨¢pice de cr¨ªtica a una Autoridad Nacional Palestina que no convoca elecciones parlamentarias desde enero de 2006 (porque no le gustar¨ªa el resultado que saldr¨ªa). En Israel votan a pesar de que a la mitad de la poblaci¨®n no le guste el resultado en una sociedad fuertemente polarizada.
Colau ha tomado la decisi¨®n por decreto. Cabe recordar que la concejal¨ªa responsable de las relaciones internacionales est¨¢ en manos del PSC, que ha calificado la decisi¨®n de ¡°error grav¨ªsimo¡±. Espect¨¢culo bochornoso. Del socialismo que aspira a ganar las elecciones municipales solo se puede esperar una reacci¨®n contundente.
Teatro del malo pero no sin consecuencias. El portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores israel¨ª habl¨® alto y claro y la prensa israel¨ª progresista apunta lo rancia que es una alcaldesa que no tiene presentes a todos los israel¨ªes que luchan por un Gobierno distinto en una sociedad democr¨¢tica.
Jordi Xucl¨¤ es doctor en Comunicaci¨®n y profesor de Relaciones Internacionales (Universidad Ramon Llull)
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