Basta de blanquear a Tel Aviv
Colau utiliza la misma vara que utiliz¨® para suspender las relaciones con San Petersburgo por Ucrania
En 1993 se firmaron los acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP (Organizaci¨®n de la Liberaci¨®n de Palestina) por los que se convino el reconocimiento por parte de los palestinos del Estado de Israel y, a cambio, la retirada de las fuerzas de ocupaci¨®n israel¨ªes de los territorios palestinos ocupados en 1967. Tambi¨¦n se acord¨® constituir en los territorios, en un m¨¢ximo de cinco a?os, un estado palestino independiente.
A ra¨ªz de estos acuerdos, Barcelona quiso dar un empuje a aquel esperanzador proceso de paz y firm¨®, en 1998, un acuerdo de hermanamiento a tres bandas con las ciudades de Gaza y Tel Aviv, cuyo objetivo era fomentar la cooperaci¨®n cultural y de desarrollo entre las tres ciudades. La mayor¨ªa de los que estuvimos presentes en la ceremonia fuimos esc¨¦pticos, pero quisimos y necesit¨¢bamos creerlo.
Pronto se demostr¨® que todo aquello era una farsa. Israel continuaba confiscando tierras palestinas y construyendo colonias para los israel¨ªes. Cuando se firmaron los acuerdos del hermanamiento, los colonos en los territorios palestinos ocupados eran 30.000. Hoy en d¨ªa hay 750.000 colonos que viven en asentamientos fortificados y ubicados estrat¨¦gicamente, con el doble objetivo de convertir el territorio palestino en islotes cercados por los colonos paramilitares y fan¨¢ticos, por un lado; y por el otro por el ej¨¦rcito israel¨ª, imposibilitando as¨ª, la creaci¨®n de un Estado Palestino viable. Este cambio demogr¨¢fico ilegal est¨¢ tipificado por Naciones Unidas como un crimen de guerra.
Solo por este detalle (por no hablar de la sanguinaria represi¨®n diaria y la vulneraci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos de los palestinos, documentados por Amnist¨ªa Internacional y Human Right Watch) se demostr¨® que Israel nunca tuvo la intenci¨®n de cumplir los acuerdos de Oslo. Y para m¨¢s inri, Gaza est¨¢ cercada, bloqueada y a menudo bombardeada por las fuerzas de la hermana Tel Aviv.
El hermanamiento con la abierta y tolerante Barcelona solo ha servido para el blanqueamiento de Tel Aviv, cuyo Ayuntamiento no cesa en el empe?o de borrar los rasgos palestinos del casco antiguo de la ciudad de Yafa, y ejecuta una sutil limpieza ¨¦tnica no s¨®lo con los palestinos, sino tambi¨¦n con los jud¨ªos de origen eritreo. La valiente alcaldesa de Barcelona ha decidido acabar la complicidad con Tel Aviv hasta que respeten los derechos humanos del pueblo palestino. Ha usado la misma vara de medir que utiliz¨® para suspender temporalmente las relaciones institucionales con San Petersburgo por la invasi¨®n Rusa a Ucrania.
A aquellos que argumentan que mientras los reg¨ªmenes ¨¢rabes normalizan relaciones con Tel Aviv, Barcelona las suspende, les digo: por favor, no deshonr¨¦is a Barcelona compar¨¢ndola con reg¨ªmenes d¨¦spotas.
Suspender relaciones con estados que vulneran el derecho internacional de forma flagrante debe ser motivo de celebraci¨®n para todos los que luchan por los derechos de todas las personas, incluido el pueblo palestino.
Salah Jamal es m¨¦dico e historiador
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