En busca del pujolismo perdido
Trias y quienes est¨¢n dando la batalla con ¨¦l saben que la pol¨ªtica no permite el vac¨ªo, y que dejar libre el espacio pol¨ªtico y electoral de la derecha ser¨ªa correr un riesgo
Lejana ya la fase efervescente del brote independentista, el centro derecha catal¨¢n busca en las elecciones municipales del mes de mayo la ocasi¨®n para reagrupar fuerzas, recuperar poder institucional y peso pol¨ªtico. La candidatura de Xavier Trias para la Alcald¨ªa de Barcelona se ha convertido en la punta de lanza de una apuesta que, si le sale bien, podr¨ªa llevar a la recomposici¨®n del espacio pol¨ªtico anta?o ocupado por CiU.
A favor de la eventual recuperaci¨®n del capital pol¨ªtico de CiU se han producido en los ¨²ltimos dos a?os algunas reconsideraciones en el universo social y pol¨ªtico del pujolismo. A medida que las condenas judiciales por los casos de corrupci¨®n iban quedando lejos, y la apabullante serie de esc¨¢ndalos protagonizados por el PP relativizaban la importancia de los de CiU, comenz¨® a susurrarse en estos entornos que las disoluciones de Converg¨¨ncia y de Uni¨® Democr¨¤tica, quiz¨¢ hab¨ªan sido un error pol¨ªtico. Una sobrerreacci¨®n excesiva. La idea es que no hab¨ªa para tanto: para corrupci¨®n, la del PP en Madrid y Valencia, y sin embargo ah¨ª est¨¢ Alberto N¨²?ez Feij¨®o encabezando los sondeos preelectorales en Espa?a sin haber tenido que disolver ni refundar el partido de los mil esc¨¢ndalos.
Al mismo tiempo se ha emprendido en estos medios la recuperaci¨®n paulatina de la figura de Jordi Pujol, el padre fundador. La direcci¨®n de Converg¨¨ncia reneg¨® p¨²blicamente de ¨¦l y le conden¨® al ostracismo cuando en 2014 confes¨® que durante d¨¦cadas hab¨ªa mantenido en Andorra una fortuna oculta al fisco. Pero luego lleg¨® la revelaci¨®n de que los manejos policiales dirigidos por el ministro del Gobierno del PP Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz persegu¨ªan destruir a Pujol, su familia y su partido. Y eso contribuy¨® poderosamente a reducir a los ojos de sus seguidores el alcance del reproche moral y pol¨ªtico por aquella evasi¨®n fiscal, aunque fuera protagonizada por un presidente. Agua pasada, se dicen ahora, aunque todav¨ªa quede un juicio por celebrar.
Tan importante como esto ha sido tambi¨¦n que el fracaso del envite independentista del oto?o de 2017 ha sido para sus promotores y partidarios una inevitable cura de realismo. Los dirigentes de ERC fueron los primeros en asumirla. En Junts, el partido que se tiene a s¨ª mismo como el de los soberanistas irreductibles, ha tardado m¨¢s, pero ya ha alcanzado a por lo menos una parte de la direcci¨®n. Consecuencia de ello es que tambi¨¦n Junts ha tenido que poner en valor objetivos pol¨ªticos menospreciados en la d¨¦cada de exaltaci¨®n independentista, como las cuotas de poder municipal y el papel del partido en el escenario espa?ol.
Resulta que, adem¨¢s, las otras fuerzas de la derecha, el PP y Ciudadanos, no han hecho ning¨²n gesto relevante para ocupar el espacio pol¨ªtico y electoral que la conversi¨®n de la antigua CiU al independentismo les ofrec¨ªa, al menos en teor¨ªa, en tanto que partidos autonomistas. Han actuado en coherencia con su proclamada convicci¨®n de que Catalu?a est¨¢ dividida en dos partes, y la suya es la otra, sin pasarela alguna con las sensibilidades y los intereses de los catalanistas. Pero Trias y quienes est¨¢n dando la batalla con ¨¦l saben que la pol¨ªtica no permite el vac¨ªo, y que dejar libre el espacio pol¨ªtico y electoral de la derecha ser¨ªa correr un riesgo que un partido como Junts, que se acaba de definir como liberal, no puede permitirse.
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