Podemos camina sobre el alambre
La izquierda observa no sin inquietud c¨®mo se desarrolla en Madrid una sorda batalla por el control del futuro sujeto pol¨ªtico en v¨ªsperas a las elecciones municipales y auton¨®micas de mayo
El alumbramiento de una confederaci¨®n de izquierdas hisp¨¢nicas aparece como la f¨®rmula inexorable para la consolidaci¨®n del espacio pol¨ªtico cristalizado a partir de 2014 en torno a Podemos y sus confluencias. El parto de la nueva criatura pol¨ªtica est¨¢ resultando, sin embargo, extraordinariamente dificultoso. Todos los actores comprometidos en el proceso comprenden que se trata de una necesidad ineludible y, al mismo tiempo, sienten el v¨¦rtigo propio de los grandes saltos a lo desconocido. Se trata de uno de esos momentos en que es necesario que lo viejo muera para que nazca lo nuevo.
Las gentes de izquierdas de toda Espa?a observan no sin inquietud c¨®mo se desarrolla en Madrid una sorda batalla por el control del futuro sujeto, de la que todos los protagonistas comprenden que depende casi todo. Es decir, no solo la articulaci¨®n del espacio pol¨ªtico a la izquierda del partido socialista, sino tambi¨¦n las posibilidades del conjunto de la izquierda para renovar la mayor¨ªa de gobierno en el parlamento espa?ol en las pr¨®ximas elecciones generales.
Este es el contexto en el que se registran las resistencias de la c¨²pula madrile?a de Podemos a integrarse en Sumar, el asidero lanzado por Yolanda D¨ªaz para emprender la reagrupaci¨®n de fuerzas en este espacio pol¨ªtico. Pueden tener sus razones, pero los intereses de los renuentes no son m¨¢s importantes que los de Comprom¨ªs en Valencia, los de los Comunes en Catalu?a, los de Mas Pa¨ªs en el mismo Madrid, los de la Chunta Aragonesista, los del Drago en Canarias, los de Izquierda Unida, los del partido Verde e incluso los de las organizaciones regionales de Podemos.
El forcejeo de la c¨²pula de Podemos con Yolanda D¨ªaz tiene una morbosidad a?adida porque uno de sus protagonistas es nada menos que Pablo Iglesias, el l¨ªder surgido de las movilizaciones del 15M de 2011. Todo el mundo entiende que sobre la mesa est¨¢ en juego, precisamente, la influencia que Iglesias y el n¨²cleo dirigente que acaudilla vaya a tener en la futura organizaci¨®n de la eventual confluencia del ala izquierda de la izquierda, valga el juego de palabras. Iglesias act¨²a como el patriarca convencido de que es el autor de la f¨®rmula del ¨¦xito de Podemos. Como si temiera que van a malmeter el invento si no le tienen suficientemente en cuenta o no se aceptan sus condiciones. Un poco como durante muchos a?os han actuado Jordi Pujol con Converg¨¨ncia y Felipe Gonz¨¢lez con el PSOE. Razones no les faltan, pues todos ellos aplicaron efectivamente f¨®rmulas que les reportaron grandes ¨¦xitos.
Desde la esquina catalana de este proceso la discusi¨®n se observa con un cierto disgusto. Los Comunes creen que el liderazgo m¨¢s real y efectivo en Catalu?a no es el de Iglesias sino el de Ada Colau, una figura que en este espacio pol¨ªtico est¨¢ fuera de discusi¨®n y act¨²a en sinton¨ªa con Yolanda D¨ªaz. Pero s¨ª inquieta una eventual incidencia negativa de la pugna, porque es un ruido que tiende a favorecer la desmovilizaci¨®n. Todo indica que el debate no se resolver¨¢ hasta junio, con los resultados de las elecciones locales y auton¨®micas del 28 de mayo a la vista. Pero el riesgo es que la presi¨®n de Iglesias sobre D¨ªaz termine hartando incluso a su propia parroquia y el d¨ªa 28 se convierta en un tiro en el pie de Podemos y de sus confluencias.
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