Trazas de procesismo en el Parlament

Resulta altamente desazonador ver la cantidad de tiempo y esfuerzo que el Parlament dedica a dar vueltas a los mecanismos de funcionamiento interno, un metadebate sin fin sobre derechos de voto, condiciones de los parlamentarios y asuntos similares. Para ser justos, es cierto que la instituci¨®n catalana no es la ¨²nica culpable. Los tribunales se han empleado a fondo desde hace algunos a?os -ya saben ustedes cu¨¢les- en una especie de combate particular: no s¨®lo limitado a la cuesti¨®n catalana, sino autodesign¨¢ndose en toda Espa?a como la reserva espiritual del constitucionalismo m¨¢s escler¨®tico, y que ese recurso al metadebate normativo es una de sus t¨¢cticas habituales. Pero bueno, el Parlament tambi¨¦n ha entrado desde hace tiempo y con entusiasmo en la batalla reglamentista; no olvidemos que ya en el lejano pero nunca olvidado septiembre de 2017, la mayor¨ªa independentista us¨® alg¨²n detalle del reglamento -la posibilidad de incluir asuntos de urgencia en casos excepcionales en el orden del d¨ªa y el procedimiento de votaci¨®n en lectura ¨²nica de textos legales- para forzar la aprobaci¨®n nada menos que de una constituci¨®n provisional para una Catalu?a independiente. Y que la oposici¨®n -muy especialmente Ciudadanos- tambi¨¦n ech¨® mano del mismo reglamento en una t¨¢ctica filibustera que trataba de obstaculizar la maniobra indepe. Proc¨¦s en estado puro, que a¨²n hoy, pese al tiempo transcurrido (iba a decir ¡°con lo que ha llovido¡±, pero seguramente no ha llovido desde entonces), sigue dejando algunas trazas en el d¨ªa a d¨ªa parlamentario.

Todo esto viene a cuento por la decisi¨®n de la mesa de la C¨¢mara de habilitar el voto telem¨¢tico para el diputado exiliado Llu¨ªs Puig, de Junts, contra la opini¨®n del PSC y ante el rasgado p¨²blico de vestiduras de Vox y Ciudadanos, tambi¨¦n incapaz de superar su t¨¢ctica tradicional, aunque ya no le d¨¦ votos. Una habilitaci¨®n que, ocasionalmente, ha permitido a los grupos independentistas volver a votar juntos, aunque s¨®lo en la Mesa y mientras en los pasillos, alg¨²n estratega de Junts lo atribu¨ªa a ganas de ERC de recuperar p¨¢tina independentista en ¨¦poca preelectoral.

Al margen del galimat¨ªas legal, el pleno de este mi¨¦rcoles ha constatado el protagonismo creciente de la emergencia clim¨¢tica. Por un lado, el president Pere Aragon¨¨s ha seguido recibiendo cr¨ªticas, sobre todo desde la derecha, por la manera como ha gestionado las medidas contra la sequ¨ªa. Si me lo permiten, les dir¨¦ que en este asunto de gravedad extrema resulta especialmente irritante detectar partidismo y casi nadie queda libre de culpa. En segundo lugar, En Com¨² Podem y CUP han coincidido en exigir medidas para reducir el n¨²mero de cruceros que atracan en los puertos catalanes y que, seg¨²n la anticapitalista Eul¨¤lia Reguant, causan en proporci¨®n m¨¢s gasto de agua y contaminaci¨®n ambiental que los habitantes de las ciudades portuarias correspondientes. Pere Aragon¨¨s ha querido ver electoralismo en los ataques. Tal vez, pero si quieren asistir a un debate contaminado absolutamente por la cercan¨ªa de las urnas, esperen a ver el pr¨®ximo, a las puertas mismas del arranque de la campa?a.

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