La campa?a electoral en Barcelona pone el retrovisor en Manuel Valls
La figura del exl¨ªder franc¨¦s, cuyo apoyo permiti¨® reelegir a Colau, es utilizada tanto para alertar sobre posibles pactos como para criticar a los rivales
Hay un momento clave en las noches electorales. Cuando la artim¨¦tica ya no da m¨¢s de s¨ª, la cortes¨ªa democr¨¢tica fija que es el momento de llamar al ganador de la jornada. Ada Colau felicit¨® a Ernest Maragall pero, 24 d¨ªas despu¨¦s, ella era quien se llevaba la vara de alcaldesa gracias a tres votos de la plataforma liderada Manuel Valls. Barcelona perdi¨® ese d¨ªa la inocencia sobre el valor de la lista m¨¢s votada y este viernes Xavier Trias (Junts) desempolv¨® otra vez ese fantasma para atacar a Jaume Collboni, recordando su papel en la negociaci¨®n con el exmandatario franc¨¦s para tejer una mayor¨ªa alternativa, una maniobra recogida en la ley pero que sigue levantando ampollas.
¡°Ada Colau sigue siendo alcaldesa de Barcelona por culpa de Collboni. Collboni fue el responsable de orquestar el juego para que Maragall no fuera alcalde¡±, record¨® ayer el exalcalde y candidato por Junts en un acto en el distrito de Sant Marti. En una intervenci¨®n anterior, el n¨²mero nueve de la lista, Joan Rodr¨ªguez, hab¨ªa asegurado que apoyar al socialista y hasta el pasado mes de enero primer teniente de alcalde era ¡°como votar a Valls hace cuatro a?os¡±.
La campa?a de Trias lleva ya varios d¨ªas usando la figura del exprimer ministro como un recurso para erigirse como la real garant¨ªa de que Colau no repita en el cargo. El exalcalde contrapone la claridad de su veto a la vaporosidad de las l¨ªneas rojas del socialista. La alcaldesa, por su parte, insiste en que riesgo de un pacto sociovergente y tampoco logra que Collboni se moje. El socialista ha procurado dejar todo el escenario abierto, de cara a tener margen de maniobra tras el 26-M. Precisamente, quien ser¨¢ el valiente en coger el tel¨¦fono tras conocerse los resultados de ese domingo es una de las inc¨®gnitas de los comicios m¨¢s re?idos que ha tenido la capital catalana en democracia.
Hasta hace cuatro a?os, la victoria en las urnas se interpretaba casi directamente como el derecho a llevarse tambi¨¦n la alcald¨ªa. Hist¨®ricamente, la hegemon¨ªa socialista dejaba fuera de juego otras sumas. Pero la LOREG deja claro que es alcalde quien obtenga la mayor¨ªa absoluta del voto emitido por los concejales en el primer pleno del mandato. Solo en el caso de que no se alcance esa mayor¨ªa -21 en el caso barcelon¨¦s-, la alcald¨ªa recae o en la lista m¨¢s votada. Con todos los sondeos mostrando casi un empate entre Collboni, Colau y Trias el abanico s¨ª se abre.
Recurrir a la figura de Valls es muy ¨²til para algunas fuerzas pol¨ªticas, pues encarna muchos conceptos que permiten desgastar a varios contrincantes a la vez. El exl¨ªder franc¨¦s se puso la medalla de haber impedido que el independentismo lograra la alcald¨ªa, incluso votando a favor de la alcaldesa que se hab¨ªa conjurado para expulsar. El acuerdo era legal, pero su legitimidad la manchaba la participaci¨®n de un candidato que claramente hab¨ªa sido promovido por cierta ¨¦lite econ¨®mica y que no logr¨® ni el triunfo electoral ni la unidad del constitucionalismo. Si alguien osa a repetir la operaci¨®n, la comparaci¨®n no tardar¨¢ en llegar.
Colau niega rotundamente que negociara un pacto con Valls. Siempre ha insistido en que ni ella ni su formaci¨®n dieron nada a cambio por los tres votos que, adem¨¢s de romper la bancada con Ciudadanos, le permitieron revalidar el cargo. Fue Collboni el que, en mayo de 2021, acept¨® estar al tanto de unas negociaciones que comenzaron tras conocerse los resultados y donde estuvo la c¨²pula del PSC. Pero ni esa confesi¨®n impide alejar nubarrones sobre algo que suena inveros¨ªmil en pol¨ªtica: que otro te apoye a cambio de nada. Colau y Collboni se enzarzaron, el pasado mes de enero, por la salida del Gobierno municipal del socialista. El ya tir¨® entonces del retrovisor: no se pueden dar ¡°lecciones de progresismo¡±, dijo, cuando se es alcaldesa gracias ¡°a los votos de la centroderecha¡±. Que el empresariado busque al PSC para garantizar estabilidad le ha servido a los comunes tambi¨¦n ir contra su exsocio, que ven ocupando el lugar de Valls como apuesta electoral del poder econ¨®mico de la ciudad.
Es en las filas de ERC, obviamente, donde el fantasma Valls causa m¨¢s escozor. Trias puso el dedo en su llaga el pasado mi¨¦rcoles. ¡°En las ¨²ltimas elecciones votamos a Ernest Maragall. Si yo gano, ?me votar¨¢n a mi?¡±, record¨®. No hay d¨ªa en que Maragall no haga referencia en sus actos a ¡°el pacto de la verg¨¹enza¡±, como le llama. En una entrevista a este diario asegur¨® que no deber¨ªa repetirse su caso. Pero reconoce que ¡°la existencia de una mayor¨ªa coherente y claramente alternativa al ganador en las urnas¡± justificar¨ªa otra aritm¨¦tica y, ante el miedo a quedarse por fuera, el candidato opta por dejar todas las v¨ªas abiertas.
Pero ¡°el pacto de la verg¨¹enza¡± tambi¨¦n se ha utilizado para atacar a Colau, dando alas a bulos. Despu¨¦s de que se conociera que la familia de la esposa de Valls, Susana Gallardo, era la propietaria del edificio de la calle Tarragona con 120 pisos tur¨ªsticos, muchos nombres relevantes de ERC se?alaron la supuesta relaci¨®n entre las licencias y el voto de Valls. ¡°En pol¨ªtica no hay casualidades. Si eso es cierto, el m¨ªnimo que merece la ciudadan¨ªa son explicaciones. ?Votos por licencias?¡±, tuite¨® la n¨²mero cinco de la lista de los republicanos, Eva Bar¨®.
La situaci¨®n de los republicanos toma adem¨¢s una dimensi¨®n m¨¢s tr¨¢gica cuando las encuestas muestran poco probable que se repita la victoria. Fuentes del partido aceptan errores en 2019 el enfoque de la negociaci¨®n postelectoral: cuando finalmente se resolvieron por pactar con los comunes ya era muy tarde. Uno de los nudos fue si no iba contra la institucionalidad de la capital dividirse en dos el liderato del mandato. Seguramente el pr¨®ximo 26-M esa carta se vuelva a poner sobre la mesa por alguna de las partes en una negociaci¨®n que de momento es tan imposible de predecir como el propio resultado electoral. ¡°Aqu¨ª todo el mundo pone l¨ªneas rojas y luego hace de todo¡±, confes¨® el pasado 9 de mayo Collboni en el debate de El PA?S y SER Catalu?a. El presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o defiende a capa y espada que se respete a la lista m¨¢s votada mientras que el candidato en Barcelona, Dani Sirera, dice que no lo har¨¢ si eso le permite expulsar a Colau.
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