La descoordinaci¨®n entre Servicios Sociales y Salud dej¨® desamparado al hombre con s¨ªndrome de Di¨®genes de El Prat

Nadie sabe por qu¨¦ un hombre de 48 a?os, unos 250 kilos de peso y con antecedentes por problemas de salud mental, que no pisaba la calle desde hace a?os, tuvo que acabar llamando por tel¨¦fono para pedir ayuda mientras yac¨ªa desde hac¨ªa d¨ªas en el suelo de su piso sin comer ni beber, entre toneladas de residuos y basura. Alejandro B. viv¨ªa solo en El Prat de Llobregat (Barcelona) y fue rescatado el jueves por los Bomberos y una excavadora tras llamar al servicio de emergencias: ¡°No me encuentro bien¡±, dijo. Ni el Ayuntamiento ni Salud segu¨ªan su pista desde 2015, cuando los servicios sociales municipales cerraron su expediente y dej¨® de recoger sus medicamentos, a pesar de las alertas de los vecinos.

?Qu¨¦ fall¨® para que alguien que entr¨® en 2003 en el radar de los servicios sociales terminara viviendo entre sus propios excrementos 20 a?os despu¨¦s? ¡°Este es un caso muy particular, pero plantea la necesidad de integrar la intervenci¨®n de los diversos servicios de la administraci¨®n, especialmente en cuestiones sociales y sanitarias¡±, reclama Mariona Puigdell¨ªvol, directora general de Entitats Catalanes d¡¯Acci¨® Social (ECAS). La Generalitat aprob¨® en febrero el despliegue de la Atenci¨®n Integrada Social y Sanitaria, que pretende precisamente evitar casos como este y agrupar dos ¨¢mbitos que tradicionalmente trabajan de forma fragmentada. ¡°De este modo garantizamos que alguien d¨¦ la voz de alarma¡±, defiende Puigdell¨ªvol.

El Ayuntamiento defiende que en los ¨²ltimos a?os no obtuvo informaci¨®n suficiente para reabrir el expediente, cerrado en 2015. ¡°No hab¨ªa indicios¡±, argumenta Arnau Garcia, responsable de acci¨®n social y comunitaria de El Prat. ¡°?l no hace ninguna demanda y no nos llega una informaci¨®n que alerte de un caso grave¡±. Cuando los servicios de emergencia se personaron tres veces en su casa entre 2018 y 2022 alertados por los vecinos, que aseguraban no saber nada de ¨¦l, no se activ¨® la alarma porque el hombre aseguraba por tel¨¦fono que estaba bien. ¡°Lo m¨¢s complicado es detectar los casos que requieren ayuda¡±, prosigue Garcia. Tampoco se activ¨® ning¨²n protocolo en Salud cuando Alejandro B. dej¨® de recoger sus medicamentos.

Los Mossos d¡¯Esquadra sospechan que Alejandro B. qued¨® atrapado cuando un mont¨®n de basura del interior de la vivienda cay¨® y bloque¨® la puerta por donde recog¨ªa la comida que compraba por internet. Sin apenas movilidad, pidi¨® ayuda por primera vez en ocho a?os. ¡°El Ayuntamiento realiz¨® diversas intervenciones entre 2012 y 2015, hasta que se normaliz¨® su situaci¨®n en t¨¦rminos sociales: tiene rutinas y va a trabajar¡±, insiste Garcia. El hombre era inform¨¢tico en una empresa del entorno del aeropuerto, pero el Consistorio desconoce si actualmente estaba en activo y un portavoz del aeropuerto tampoco pudo confirmarlo. Los vecinos lo hab¨ªan visto ir y venir al trabajo en furgoneta antes de la pandemia, pero despu¨¦s le perdieron la pista porque dej¨® de salir de casa.

Los expertos reclaman elaborar gu¨ªas para saber en qu¨¦ momentos el sistema debe intervenir en pacientes con s¨ªndrome de Di¨®genes, una patolog¨ªa que lleva a las personas a acumular bienes por ¡°un gran apego emocional con los objetos¡±, seg¨²n David C¨®rcoles, psiquiatra de un equipo de atenci¨®n domiciliaria del hospital del Mar. La patolog¨ªa convierte a los vecinos en v¨ªctimas indirectas por la convivencia con malos olores, insectos y suciedad, y puede darse una afectaci¨®n colectiva. ¡°Si hay complicaciones para la comunidad, que es habitual, tenemos que intervenir con una mediaci¨®n¡±, defiende el psiquiatra, ¡°pero a veces los pasos administrativos son demasiado lentos¡±. En el caso de El Prat, los vecinos aseguran que la situaci¨®n era sostenible porque Alejandro B. viv¨ªa con puertas, ventanas y persianas cerradas.

Seg¨²n C¨®rcoles, actualmente hay unas 300 personas con s¨ªndrome de Di¨®genes entre Barcelona y L¡¯Hospitalet de Llobregat y la cifra total es mucho mayor: ¡°Es una cuesti¨®n que se desarrolla de puertas adentro, que no se ve¡±, argumenta el psiquiatra, que asegura que la prevalencia de esta patolog¨ªa puede alcanzar el 5% de la poblaci¨®n. ¡°Parece mucho, pero es as¨ª¡±, defiende.

?Hasta d¨®nde puede y debe llegar la administraci¨®n en la atenci¨®n de las personas? ¡°En personas con capacidades plenas, la voluntad siempre es suya¡±, reivindica Garcia. ¡°Es un caso similar al de algunos indigentes, que prefieren seguir durmiendo en la calle a pesar de que se ofrezcan alternativas¡±, compara. Coincide Puigdell¨ªvol: ¡°El sistema tiene que garantizar los derechos a sus ciudadanos, pero no puede imponer una intervenci¨®n¡±.

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