La mancha en el mantel

La extrema derecha es como una mancha de tomate en el mantel. Aparece all¨ª porque alguien ha sido descuidado, y una vez presente, cuesta horrores limpiarla. Simplemente frotar puede incluso extenderla m¨¢s, pero disimular y hacer como si no estuviera tampoco tranquiliza: aunque sea de reojo, se la ve y genera desasosiego. Es dif¨ªcil encontrar el mejor medio para combatir a esta ideolog¨ªa que, en cambio, propone soluciones facilonas a problemas complejos utilizando, en el mejor de los casos, medias verdades; y en la mayor¨ªa de ocasiones, mentiras directas (la ¡°escalada de inseguridad sin precedentes¡± que proclama un d¨ªa y otro Ignacio Garriga, jefe de filas de Vox en el Parlament, aunque el tema del que se est¨¦ tratando sea, por ejemplo, la ronda Nord).

El president Pere Aragon¨¨s ha optado por afrontar la mancha agitando el miedo y llamando al combate pol¨ªtico. En la sesi¨®n parlamentaria de este mi¨¦rcoles ha insistido en varias ocasiones en la, casi, inevitabilidad de un Gobierno con Vox en Espa?a, lo que le permite atribuirse algo as¨ª como la reserva espiritual de la democracia y el progresismo: ¡°El Govern de la Generalitat ser¨¢ el primer basti¨®n contra el avance de los gobiernos de derecha y extrema derecha.¡± Aragon¨¨s se ha imbuido del momento preelectoral hasta el punto de terminar un discurso que deber¨ªa estar m¨¢s cerca de la disertaci¨®n que del mitin -la presentaci¨®n de sus nuevos consellers- con un ¡°Visca Catalunya i visca la llibertat¡±. Sin duda, en Esquerra circula la instrucci¨®n de difundir ese mensaje: hasta seis miembros del partido, consellers o diputadas, han citado a la extrema derecha como un peligro inminente. La CUP y los Comunes se han sumado a las advertencias. La novedad, en este discurso general, ha sido la incorporaci¨®n, ya, de la realidad de una ultraderecha independentista, evidenciada sobre todo por la victoria de Alian?a Catalana en Ripoll: ¡°los catalanes y las catalanas no somos mejores que otros pueblos de nuestro entorno, no estamos vacunados por nuestro hecho de ser catalanes ante la amenaza de la extrema derecha¡±, ha afirmado el president. Este asunto, adem¨¢s, permite a Esquerra remover tensiones internas en Junts per Catalunya, cuya l¨ªnea oficial es establecer cordones sanitarios con la xenofobia nostrada, pero se top¨® con la opini¨®n contraria de su l¨ªder Laura Borr¨¤s.

Porque, m¨¢s all¨¢ de cualquier otro debate, el carburante de la pol¨ªtica catalana sigue siendo el choque entre los dos grandes partidos independentistas. No sirven ni pactos en Ginebra ni rasgado de vestiduras por la unidad estrat¨¦gica: la fractura es cada vez mayor. Si ser¨¢ as¨ª que, en esta ¨²ltima sesi¨®n, el portavoz de JxC, Albert Batet, ha acusado a Pere Aragon¨¨s de ser ¡°un presidente tutelado¡± -por Oriol Junqueras, se entiende- y ha llegado a pedir, impl¨ªcitamente, elecciones anticipadas, hasta el punto de defender, cosa ins¨®lita, a Pedro S¨¢nchez: ¡°Ha habido presidentes que proporcionalmente han perdido menos votos que usted y han tomado decisiones¡±. La utilizaci¨®n de los socialistas como garrote para darse de palos entre indepes, esa costumbre adquirida del postProc¨¦s.

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