El Cru?lla materializa su sue?o
Ant¨°nia Font triunfan en un festival que se cierra declarando haber asentado su modelo, y en el que han asistido 76.000 personas
M¨¢s felicidad que cansancio luc¨ªa ayer Jordi Herreruela, director del Cru?lla, al valorar la edici¨®n que se clausuraba en pocas horas, la treceava. M¨¢s que por las cifras, unas 76.000 visitas con llenos los dos ¨²ltimos d¨ªas, se trataba del modelo: ¡°Hemos consolidado un sue?o, este es el festival que quer¨ªamos ofrecer y lo hemos logrado¡±, manifest¨® en la valoraci¨®n del certamen. ¡°El nuestro¡±, continu¨®, ¡°es un festival m¨¢s definido por el p¨²blico que por el propio cartel, por c¨®mo disfruta del festival y por el ambiente que en ¨¦l se vive¡±, dijo notoriamente satisfecho.
P¨²blico en un 90% de Barcelona y provincia, con equilibrio entre hombres y mujeres y un 3% no binario, con casi la mitad del p¨²blico en la franja entre los 30 y 40 a?os, que compra el 60% de las entradas por jornada, lo que refuerza el car¨¢cter ecl¨¦ctico de su programaci¨®n y con un 51% de personas que repiten anualmente. Herreruela lo remat¨® asegurando que, adem¨¢s, en t¨¦rminos de sostenibilidad, uno de los caballos de batalla del Cru?lla, se trata de un modelo diferente de festival y sac¨® pecho por haber logrado conectarlo exitosamente a la red el¨¦ctrica, lo que supuso un ahorro de 13.000 litros de gasoil en generadores. Incluso se atrevi¨® a decir que esta iniciativa ser¨ªa seguida por m¨¢s festivales. El ¨²nico aspecto manifiestamente mejorable, sugiri¨®, fue el de la movilidad, refiri¨¦ndose a la poca antelaci¨®n con la que fueron avisados de las obras que han dejado la l¨ªnea 4 parcialmente cortada y el Tram inoperativo por obras.
Por lo dem¨¢s, la ¨²ltima jornada se vivi¨® con el ambiente relajado de las anteriores y el p¨²blico abri¨¦ndose a actividades de lo m¨¢s variado, entre las que el apartado de los mon¨®logos gana cada a?o m¨¢s seguimiento en este festival, que cada edici¨®n es m¨¢s de la ciudad. Tanto es as¨ª que el ambiente es como una fiesta mayor, relajado y festivo, lo que sin duda encaj¨® con la propuesta de Ant¨°nia Font, unos artistas con pinta tan normal como el p¨²blico que sigui¨® su concierto. Era en la hora m¨¢gica, cuando cae el sol, igual que en el Primavera Sound en el que volvieron. M¨²sica con m¨¢s revueltas de las que parece, intencionada tanto en letra como en sonidos, pero que pasa f¨¢cil, tanto que el p¨²blico, conocedor de un repertorio muy popular, hasta tarareaba las canciones a la espera de la cerveza en las barras. Fiesta de pueblo entre alegr¨ªa, incluso con algunas actividades comerciales voceadas con tonalidad de t¨®mbola. Y como en los conciertos que la banda ha ofrecido desde su reaparici¨®n, sus piezas mas populares formatearon el repertorio. Abrieron con ¡°Minut estrobosc¨®pica¡±, y fueron cayendo gemas como ¡°Darrera una revista¡±, con ese melanc¨®lico fondo de teclado; ¡°Armando Rampas¡± y sus juegos de palabras; la empat¨ªa con la IA mostrada en ¡°Robot¡±; ese igl¨² descongelado; ese reggae pop que asegura que las ¨¢guilas marinas son tan casquivanas como las gallinas; la historia del astronauta rimador y tantas y tantas otras historias propias de un compositor, Joan Miquel Oliver, que tiene lo diferencial: la mirada y su plasmaci¨®n. Concierto pues festivalero, en el mejor sentido del t¨¦rmino, ya que apel¨® a la fiesta con sentido en la que parece complicado disfrutar sin acabar de perder el pulso a aquello que el artista cuenta. Y es que se llaman Ant¨°nia Font, un nombre an¨®nimo de seguidora an¨®nima, representaci¨®n del p¨²blico que hace del Cru?lla un festival diferente. Ni mejor ni peor, distinto. Suerte de la ciudad, sus tres grandes festivales no se pisan los callos.
En la jornada de la v¨ªspera qued¨® bastante claro que la m¨²sica de Sigur Ros, uno de los cabezas de cartel, no casa mucho con el esp¨ªritu del festival. Los sonidos mayormente aplacados del grupo island¨¦s y su et¨¦rea majestuosidad no encajaron en el ambiente desenvuelto de la asistencia, poco dada a escuchar m¨²sica con la barbilla enmarcada por ¨ªndice y pulgar, de forma que s¨®lo en las primeras filas se prestaba la necesaria atenci¨®n en una explanada entonces con poca densidad de ocupaci¨®n. Lo cierto es que tampoco ayud¨® el tono de sufrimiento que expresa la aguda voz de Jonsi, que sumada a un rostro doliente en constante mueca de padecimiento evoc¨® un cuadro de colitis aguda en un contexto m¨¢s dado al picante.
Como el hardcore, pop y rock de Cala Vento, la banda ampurdanesa, d¨²o de voz y guitarra, que se llev¨® el gato al agua en su escenario. All¨ª construyeron una casa, literal, que am¨¦n de plantear el problema de la vivienda, pasear¨¢n en su gira para que el p¨²blico escriba en ella sus pensamientos. En el mismo escenario result¨® tambi¨¦n triunfal, pero a¨²n m¨¢s, el concierto de Carolina Durante, con su punk pop con letras llenas de chispa, un sonido concluyente y un cantante, Diego Ib¨¢?ez, presa de movimientos espasm¨®dicos que permit¨ªan imaginar a Makoki recibiendo un electroshock. Fue una noche mayormente guitarrera, con un lleno en el escenario de Sidonie, en la que veteranos como Offspring o Franz Ferdinand tensaron cuerdas de guitarras, instrumento rey de la jornada en un festival definido por su director como ¡°el lugar donde la gente puede ser como es¡±.
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