?Por ti, cabr¨®n!
Fallece Jango Edwards, un provocador y una bestia esc¨¦nica irrepetible
Jango Edwards ha muerto. Hay mucho que contar sobre esta bestia esc¨¦nica irrepetible. Bastar¨ªa decir que fue telonero en una gira de los Rolling Stones o que encarn¨® a Ronald McDonald, el payaso cuyo alter ego es la materializaci¨®n de la maldad en los Simpsons. Condecorado en varias naciones europeas, no fue siempre amado en sus EE UU natales, a pesar de haber aparecido en un lateshow televisivo en pelotas y con una bandera de las barras y estrellas sujetada entre sus nalgas. Para ¨¦l, era una forma de decir que llevaba el esp¨ªritu de los pioneros muy adentro. ?Ganas de provocar!, dir¨¢n unos. Pues s¨ª. Jango ha hecho de la provocaci¨®n una religi¨®n, cuyas par¨¢bolas y mandamientos se encuentran recogidos en The clown Bible, la obra a¨²n in¨¦dita en la que ha estado trabajando hasta el momento mismo de su muerte, tres vol¨²menes de cientos de p¨¢ginas en los que aborda desde su perspectiva el sentido, vigencia y futuro del arte del payaso.
Los fundamentos de su biblia son muy sencillos: todos nacemos libres y, con el tiempo, vamos perdiendo esa libertad. ¡°Tengo m¨¢s de setenta a?os pero la mentalidad de un ni?o de tres a?os, por eso soy libre¡±, dec¨ªa. Y lo que intentaba trasmitir en sus espect¨¢culos era esa libertad y una idea: ¡°Todos tenemos a nuestro alcance armas de construcci¨®n masiva, nuestras sonrisas, mucho m¨¢s poderosas que las armas de destrucci¨®n de los gobiernos de todo el mundo.¡±
Adem¨¢s de estos principios fundamentales, Jango ten¨ªa una cabeza muy dura. Uno de sus n¨²meros consist¨ªa en subirse a una escalera y tirarse de cabeza dentro de un vaso de agua (¡°?Qu¨¦ cabeza tiene el t¨ªo¡±, dec¨ªa Mario Gas, quien propici¨® las primeras actuaciones de Jango en Espa?a, en el Diana, en plena Transici¨®n). Contaba el clown que hab¨ªa repetido dicho n¨²mero m¨¢s de mil veces: no lo prueben, por favor, o acabar¨¢n como ¨¦l, cojeando y con alguna v¨¦rtebra destrozada.
Jango ha sido un cabr¨®n profesional (¡°?Por ti, cabr¨®n!¡±, dijo alzando la copa su viuda, la payasa Cristi Garbo, acompa?ada de algunos de los incondicionales de Jango, como Tortell Poltrona, mientras el coche de la funeraria arrancaba. ¡°Pero cabr¨®n profesional, que conste.¡±).
Los cabaret cabrones fueron una f¨®rmula de espect¨¢culo que Jango Edwards puso en marcha hace un par de d¨¦cadas. Alguien, generalmente ¨¦l mismo o su amigo Johnny Melville, presentaban un espect¨¢culo de n¨²meros de clowns consagrados, salpimentados con otros de j¨®venes valores. Por esos cabarets han circulado en todo el mundo centenares de clowns, muchos, aunque s¨®lo una peque?a parte de los miles de payasos que forman la red del Nouveau Clown Institute, que fund¨® en Barcelona en 2010, con ocasi¨®n del festival Rambleros. ¡°There¡¯s no business like clown business¡± y ¡°Smile¡± Is just under your nose¡± han sido las m¨¢ximas de un movimiento mundial de renovaci¨®n del clown que quiso tener su sede en Barcelona.
Durante el oto?o pasado el Ayuntamiento de Barcelona aprob¨® por unanimidad una resoluci¨®n en apoyo de Jango Edwards y para hacer de la ciudad la capital global del movimiento Nouveau Clown. Sin embargo, a posteriori, los ejecutivos culturales de Ada Colau le negaron cualquier tipo de apoyo. Los fondos de Jango Edwards, en cuya ordenaci¨®n ha trabajado incansablemente durante m¨¢s de un a?o, est¨¢n siendo empaquetados para viajar al espacio que le reserva el Museo del Circo de Viena. Tal vez el nuevo alcalde de Barcelona quiera hacer algo al respecto.
Un d¨ªa antes de su muerte habl¨¢bamos con Jango del documental que estoy haciendo sobre ¨¦l, ya en fase de montaje, con el apoyo de El Terrat. Me dijo que ser¨ªa ya la ¨²ltima l¨ªnea. Yo le contest¨¦ que tal vez no. Seguro que no. Pero soy incapaz de inciar una l¨ªnea de seguidores de su legado, porque no sabr¨ªa como acabarla. Me dejar¨ªa a muchos y ser¨ªa una cabronada.
Puedes seguir a EL PA?S Catalunya en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.