El alquiler legal de habitaciones a turistas no despega en Catalu?a
Solo 517 familias se han registrado oficialmente para alojar a visitantes en su casa un m¨¢ximo de 31 d¨ªas al a?o
La Generalitat de Catalu?a permite registrar, desde agosto de 2021, un a?o despu¨¦s de su aprobaci¨®n, la f¨®rmula de los ¡°hogares compartidos¡±. Cualquier propietario que sea persona f¨ªsica puede alquilar, en la casa o piso donde est¨¢ empadronado, habitaciones a turistas. M¨¢ximo a cuatro personas y no m¨¢s de 31 d¨ªas al a?o. La figura se regul¨® como complemento o alternativa a los pisos tur¨ªsticos, cada d¨ªa m¨¢s cuestionados por la opini¨®n p¨²blica, sobre todo en las grandes ciudades, por el impacto que tienen en el mercado de la vivienda. Dos a?os despu¨¦s, la receta no despega y solo 517 familias han solicitado n¨²mero de identificaci¨®n del Registro de turismo de Catalu?a (NIRTC). Para calibrar la cifra, en Catalu?a hay 103.000 pisos tur¨ªsticos, de los que el Govern quiere cerrar 28.000. Los expertos consultados consideran que el poco inter¨¦s por una figura tur¨ªstica que se podr¨ªa parecer al Bed and Breakfast anglosaj¨®n es la constataci¨®n de varias realidades: que existe una oferta ilegal paralela y consolidada, que en Catalu?a no hay cultura de alojar a turistas en casa, y que la industria tur¨ªstica est¨¢ en manos de grandes operadores.
El decreto especifica que la actividad solo est¨¢ permitida en ayuntamientos que lo autoricen, y que es la administraci¨®n municipal la que habilita y comunica altas y bajas al registro de Turismo. Ello explica que en Barcelona no haya ni uno, porque por ahora est¨¢ prohibido el alquiler de habitaciones tur¨ªsticas por menos de 31 d¨ªas, aunque el alcalde Jaume Collboni tiene sobre la mesa la propuesta de permitirlas en una futura versi¨®n del Plan Especial de Alojamientos Tur¨ªsticos (PEUAT). La alcaldesa Ada Colau, que al inicio de sus dos mandatos lo consideraba una f¨®rmula aceptable, en contraste con los pisos tur¨ªsticos a los que declar¨® la guerra, acab¨® vet¨¢ndola por, argument¨®, la imposibilidad de controlarla.
Fuera de la capital catalana, entre los 517 hogares compartidos registrados, las poblaciones donde m¨¢s hay son L¡¯Hospitalet de Llobregat (57), Lloret de Mar (26) y, siempre con menos de 20 licencias, Badalona, Sant Cugat del Vall¨¨s, Castelldefels, Tarragona o Girona. El resto dibuja un panorama atomizado y esparcido en poblaciones metropolitanas, las de costa y, de forma muy minoritaria, Pirineo o Terres de Lleida. Sobre su ocupaci¨®n, la Generalitat desconoce cu¨¢ntas noches se han alquilado estas habitaciones, porque las estancias, y el pago de la tasa tur¨ªstica, se contabilizan en la estad¨ªstica de los pisos tur¨ªsticos.
La directora general de Turismo, Marta Dom¨¨nech, no valora la cifra: si 517 son muchos, o pocos, o esperaban m¨¢s. ¡°No puedo valorar, no quereos ser Gobierno de reacci¨®n sino de acci¨®n, nos avanzamos para dar seguridad antes de tener problemas: a quien aloja y a quien se aloja¡±, defiende. ¡°Nuestra obligaci¨®n como destinaci¨®n tur¨ªstica es dar marco jur¨ªdico a los visitantes¡±, se?ala y relata el proceso de habilitaci¨®n de esta oferta. ¡°Cuando peinamos p¨¢ginas de oferta tur¨ªstica las habitaciones proliferaban en portales como Airbnb y siguiendo las demandas del Parlament como nueva modalidad de alojamiento, nuestra obligaci¨®n era trabajarlo con solidez: aflorar una oferta que exist¨ªa y fomentar el turismo de calidad, fiabilidad y excelencia para que estuviera bien trabado y proteger la destinaci¨®n y mejorando la experiencia del visitante¡±. Igual que el resto de la oferta legal, destaca, los clientes de estas habitaciones pagan tasa tur¨ªstica, de la que la mitad de la recaudaci¨®n revierte en los municipios. Sobre si Turismo planea hacer alguna campa?a para dar a conocer los hogares compartidos, Dom¨¨nech contesta: ¡°Nosotros fomentamos las destinaciones, no los alojamientos¡±.
El ge¨®grafo de la Universitat de Girona y miembro del Instituto de Investigaci¨®n en Turismo, Jos¨¦ Antonio Donaire, apunta que basta con mirar herramientas como la ara?a Inside Airbnb para constatar que ¡°hay muchas m¨¢s habitaciones de alquiler que las 500 registradas¡±, lo que demuestra que buena parte de la oferta real no est¨¢ legalizada. En Girona aparecen 1.700, concentradas en la costa, y en la ciudad de Barcelona, pese a estar prohibidas, hay 7.600 seg¨²n este portal no oficial. En segundo lugar Donaire se?ala que si la actividad es menor que en otras destinaciones es ¡°por razones culturales: en otros pa¨ªses el alquiler de habitaciones a turistas es habitual¡±; y en tercer lugar, demuestra que ¡°el sector tur¨ªstico, la industria con las ofertas existentes, ya resuelve la demanda de alojamientos¡±.
Desde el departamento de Antropolog¨ªa de la Universitat de Barcelona, el experto en turismo urbano Claudio Milano coincide con Donaire en que ¡°cuando hablamos de viviendas de uso tur¨ªstico hablamos de empresas¡±. ¡°Decir que los peque?os propietarios pueden diversificar sus ingresos con el alquiler de habitaciones a turistas es una cortina de humo. Que haya solo 500 registradas es la constataci¨®n de que la oferta de vivienda turista est¨¢ en manos de grandes empresas y que hay una concentraci¨®n de capital¡±, asegura y entiende que los hogares compartidos podr¨ªan funcionar en ¡°destinos que no sufren masificaci¨®n¡±, mientras ¡°en destinaciones que est¨¢n en el punto de mira, la f¨®rmula puede acabar siendo un problema¡±.
Las habitaciones para turistas tambi¨¦n impactan en el mercado residencial
El profesor de Geografía Urbana de la Universidad Rovira i Virgili Paolo Russo recuerda que en Barcelona el alquiler de habitaciones a turistas está prohibido, aunque desde que se persiguieron los pisos turísticos sin licencia, la oferta de habitaciones aumentó hasta representar más de la mitad de la oferta en los portales. Russo celebra que en la capital catalana se optó, durante los mandatos de la alcaldesa Ada Colau, por no regularlos "por las dificultades de controlarlo". "Son prácticas recurrentes que el propietario de la vivienda no esté en la vivienda o que no sea el propietario quien esté con los turistas", apunta.
Russo publicó en 2022 un artículo junto a los expertos Albert Arias-Sans, Alan Quaglieri-Domínguez, en el que alertan del impacto que los hogares compartidos en grandes ciudades o destinos turísticos pueden tener en el acceso de colectivos vulnerables a la vivienda, si solo se pueden permitir alquilar habitaciones. "Personas vulnerables como migrantes, mujeres solas o jóvenes y estudiantes que no podían acceder a pisos enteros y tenían en las habitaciones de alquiler la única salida para optar a vivienda en la ciudad son los que pueden verse perjudicados" por la oferta de habitaciones para turistas. En el artículo los autores advierten de un "proceso de gentrificación multifacético en curso" y de una eventual "nueva vía emergente de exclusión de la vivienda".
eFuera de la capital catalana, entre los 517 hogares compartidos registrados, las poblaciones donde m¨¢s hay son L¡¯Hospitalet de Llobregat (57), Lloret de Mar (26) y, siempre con menos de 20 licencias, Badalona, Sant Cugat del Vall¨¨s, Castelldefels, Tarragona o Girona. El resto dibuja un panorama atomizado y esparcido en poblaciones metropolitanas, las de costa y, de forma muy minoritaria, Pirineo o Terres de Lleida. Sobre su ocupaci¨®n, la Generalitat desconoce cu¨¢ntas noches se han alquilado estas habitaciones, por
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