Conjura contra Trapero: el debut de la ¡°polic¨ªa patri¨®tica¡± en Catalu?a
Mandos de la Polic¨ªa investigados por corrupci¨®n maniobraron, con la ayuda del comisario Villarejo, para imputar al ¡®major¡¯ de los Mossos y destruir su carrera
Josep Llu¨ªs Trapero alcanz¨®, en el verano de 2017, unas cotas de popularidad impropias de un polic¨ªa. El major de los Mossos d¡¯Esquadra, ahora apartado de la jefatura, fue la voz firme y serena que se elev¨® sobre el caos de los atentados yihadistas en la Rambla de Barcelona. Sin apenas tiempo para asimilar esa repentina popularidad, el refer¨¦ndum ilegal del 1-O ¡ªen el que la polic¨ªa catalana evit¨® cargar contra los votantes¡ª le convirti¨® a un tiempo en h¨¦roe del independentismo y villano del Estado, que le llev¨® a juicio (acab¨® absuelto) por sedici¨®n. Pero en noviembre de 2009, Trapero era un perfecto desconocido. Ni siquiera personas que hab¨ªan hecho del tr¨¢fico de informaci¨®n una forma de vida lo conoc¨ªan. ¡°?Qui¨¦n es Trapero?¡±, pregunt¨® el comisario Jos¨¦ Manuel Villarejo a dos polic¨ªas con los que conspiraba en un restaurante de Madrid. Pronto iba a saberlo. Fue el comienzo de una caza sin tregua al hombre. La venganza de un grupo de polic¨ªas nacionales de la vieja guardia, amigos de Villarejo, a los que el major hab¨ªa llevado a la c¨¢rcel por corruptos.
EL PA?S ha accedido a la denuncia que Trapero present¨® hace dos meses, cuando la conversaci¨®n en el restaurante (entre otras grabaciones y anotaciones de Villarejo) sali¨® a la luz. Todo ese material confirma lo que ¨ªntimamente hab¨ªa sospechado: que un grupo de polic¨ªas afectado por sus investigaciones hab¨ªa influido en el desarrollo de una causa judicial (el caso Macedonia) para lograr su imputaci¨®n y devolverle parte del da?o que les hab¨ªa causado. ¡°La delincuencia organizada se instal¨® durante un largo periodo en despachos oficiales¡±, se?ala la denuncia, un memorial de agravios que estudia ya la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. Trapero asegura que los casi 10 a?os que duraron esas ¡°maniobras de destrucci¨®n personal¡± le causaron ¡°un evidente malestar, f¨ªsico y emocional¡±, lo dejaron en ¡°un estado de alerta continuada¡± y le obligaron a dar ¡°explicaciones en el ¨¢mbito familiar y personal¡±. ¡°De manera injusta, perversa e ileg¨ªtima me persiguieron durante 10 a?os de mi vida¡±.
Con la colaboraci¨®n de terceros (abogados, sindicalistas de Mossos, periodistas, detectives privados y hasta un pseudosindicato ultra), los polic¨ªas llevaron a cabo una ¡°investigaci¨®n perversa y prospectiva¡± contra ¨¦l, actuaron ¡°con total impunidad¡± empleando recursos p¨²blicos y ¡°enga?aron e influyeron¡± a un juez de Barcelona para que le imputara por proteger a un narcotraficante, algo que finalmente no sucedi¨®. ¡°Fue el precio a pagar por hacer mi trabajo¡±, lamenta Trapero, que ya entonces, mientras ocurr¨ªan los hechos, se sab¨ªa en el ojo de la tormenta. ¡°Me supe perseguido y en diferentes momentos lo expres¨¦ a la Fiscal¨ªa y al presidente del TSJC¡±.
En esta historia de corrupci¨®n, venganza y traici¨®n puede decirse que todo empez¨® con un coche aparcado en una calle de Barcelona. El 28 de mayo de 2009, un traficante, Juan Miguel Bono, recogi¨® del maletero una bolsa que, supuestamente, conten¨ªa m¨¢s de 50 kilos de coca¨ªna por los que hab¨ªa pagado 600.000 euros. El chivatazo de un rival, que le tendi¨® una trampa, permiti¨® a la Guardia Civil detenerlo con las manos en la masa. Trasladado al calabozo, Bono recibi¨® la extra?a visita de un inspector del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa de Cornell¨¤, Ramon Santolaria, quien apenas unos d¨ªas antes hab¨ªa llegado a la conclusi¨®n de que Bono formaba parte de un grupo dedicado al tr¨¢fico de drogas dirigido por un tal Manuel Guti¨¦rrez Carbajo.
Guti¨¦rrez Carbajo es un personaje determinante, el hilo de Ariadna que lleva hasta la conspiraci¨®n urdida contra Trapero. Aunque nunca fue condenado por tr¨¢fico de drogas, ten¨ªa unas excelentes conexiones con el mundo del hampa en el ¨¢rea de Barcelona. Y se convirti¨® en confidente policial. Su testimonio fue decisivo en dos operaciones que desprestigiaron a parte de la c¨²pula del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa en Catalu?a. En el caso Gamba Roja, que estall¨® en 2005, ayud¨® a descubrir una trama de polic¨ªas que se lucraban con el tr¨¢fico de drogas a trav¨¦s del puerto de Barcelona; uno de los detenidos fue el inspector Antonio Gim¨¦nez Raso, que tras su ca¨ªda en desgracia fue acogido por Villarejo como socio y se convirti¨® en su hombre en Catalu?a y principal impulsor de la vendetta. En el caso Riviera y Saratoga, el confidente se?al¨® a veteranos mandos policiales que cobraban a cambio de proteger la actividad de esos dos macroburdeles de lujo de Castelldefels.
Bajo la batuta de Trapero, entonces jefe de investigaci¨®n de los Mossos, las detenciones por la trama de los prost¨ªbulos se efectuaron en marzo de 2009 y alcanzaron a un comisario de Polic¨ªa, Luis G¨®mez, que hab¨ªa sido jefe en Cornell¨¤, la misma comisar¨ªa desde la que lleg¨® el inspector a interrogar a Bono por el incidente de la droga y el maletero. Los tiempos son importantes. Solo hab¨ªan pasado dos meses de la detenci¨®n de G¨®mez. El episodio se volvi¨® a¨²n m¨¢s extra?o cuando result¨® que la mayor parte de la coca¨ªna era solo az¨²car y yeso, lo que llev¨® al juez de Barcelona Joaqu¨ªn Aguirre, que investigaba el caso, a pensar que los guardias civiles podr¨ªan haber dado el cambiazo a la mercanc¨ªa. Y ocho meses despu¨¦s lleg¨® la charla, en el restaurante de Madrid, entre Villarejo, Gim¨¦nez Raso y el jefe de la Unidad de Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal (UDEF), Jos¨¦ Luis Olivera, socio tambi¨¦n en las empresas del comisario jubilado.
Del testigo clave al jefe de la investigaci¨®n
En esa comida se sientan las bases de una conspiraci¨®n que, en un primer momento, se centr¨® en Guti¨¦rrez Carbajo como testigo de cargo (quieren pincharle el tel¨¦fono y sostener la tesis de que ¡°lidera una organizaci¨®n donde puede haber guardias civiles, mozos [sic] d¡¯esquadra¡±); en el fiscal Anticorrupci¨®n David Mart¨ªnez Madero, al que planean acusar falsamente (¡°ya deslizar¨ªamos en la nota que el madero recibe 7.000 euros todos los meses; eso se monta y luego que se explique¡±); y, en menor medida, al todav¨ªa desconocido Trapero. Desacreditarles no era un fin en s¨ª mismo, dice el major en su denuncia, sino un medio para ¡°mejorar o influir¡± en las causas judiciales que afrontaban por corrupci¨®n.
La muerte s¨²bita del fiscal en 2011 y, sobre todo, el desarrollo de la causa judicial sobre la droga del maletero, pusieron a Trapero en el centro de la diana. El juez Aguirre quiso que Trapero le pidiera intervenir los tel¨¦fonos de 15 miembros del grupo de la Guardia Civil que hab¨ªan participado en aquel incidente. Trapero contest¨® que no ten¨ªa ning¨²n indicio y no iba a hacerlo pero que, si ¨¦l se lo ordenaba, cumplir¨ªa. La relaci¨®n se quebr¨®. Y el juez r¨¢pidamente pas¨® a sospechar de los mossos, hasta el punto de que mantuvo imputados durante ocho largos a?os (fueron exculpados sin llegar a juicio). El grupo de Villarejo encontr¨® en esa instrucci¨®n, llamada caso Macedonia, la oportunidad id¨®nea de imputar a Trapero, una posibilidad que sobrevol¨® durante la interminable instrucci¨®n del proceso.
La Fiscal¨ªa se alej¨® de las teor¨ªas de la sospecha del juez, que permiti¨® a Manos Limpias ¡ªun pseudosindicato ultra dirigido por Miguel Bernad¡ª ejercer la acusaci¨®n popular. Trapero sospecha, en base a las anotaciones de Villarejo, que esa operaci¨®n no fue casual, sino parte de la conspiraci¨®n, y que un abogado implicado en la trama del Riviera-Saratoga pagaba la acci¨®n penal. El escrito indica que el juez sigui¨® ¡°de manera acr¨ªtica¡± las peticiones de Manos Limpias, que ¡°marc¨® el curso de la investigaci¨®n¡±, cada vez m¨¢s centrada en saber si los Mossos hab¨ªan ocultado, deliberadamente, la presunta vinculaci¨®n de su confidente Guti¨¦rrez Carbajo con el tr¨¢fico de drogas.
Lo que empez¨® como una venganza de polic¨ªas resentidos pas¨® a ser un encargo oficial a partir de 2012, con el nombramiento del comisario Eugenio Pino como director adjunto operativo (DAO) de la Polic¨ªa. El grupo empez¨® a acercarse al entorno de Trapero y a contactar con sus enemigos. De todo ello dejaba constancia Villarejo en sus anotaciones: ¡°Se est¨¢ obteniendo un alto nivel de penetraci¨®n del c¨ªrculo de Tripi [apodo con el que llamaban a Trapero]. Al mismo tiempo, se potencian las relaciones con sus enemigos¡± (2013). El propio Gim¨¦nez Raso se hizo el encontradizo con ¨¦l en un acto p¨²blico y le cont¨® que estaba muy mal y dolido por los suyos. Todo formaba parte de una ¡°estrategia¡± para acercarse a Trapero, que ese mismo a?o hab¨ªa sido nombrado m¨¢ximo jefe de los Mossos. ¡°Supe que personas desconocidas del CNP se interesaban, en c¨ªrculos informales, por todo tipo de informaci¨®n acerca de mi vida¡±, recoge la denuncia. Incluso contactaron con el exalcalde del PSC de Sabadell Manuel Bustos, acusado por los Mossos de corrupci¨®n y que, seg¨²n dej¨® escrito Villarejo, pidi¨® ¡°ayuda para paliar en la medida de lo posible¡± su imputaci¨®n. Y se apoyaron en detectives privados que cobraban 1.000 euros mensuales pagados con fondos reservados.
¡°Manipularon y enga?aron al juez¡±
El colof¨®n a la persecuci¨®n contra Trapero se produjo en 2014 y 2015, cuando el grupo logr¨® su objetivo de incidir en el caso Macedonia y especul¨® con la posibilidad de detenerle. Con la acusaci¨®n en Manos Limpias en franca retirada (hab¨ªan empezado a surgir indicios de extorsi¨®n contra Miguel Bernad) y sin haber obtenido ning¨²n indicio sobre la supuesta corrupci¨®n policial, el juez encarg¨® un informe a una llamada Brigada de An¨¢lisis y Revisi¨®n de Casos, dependiente del DAO, para analizar el sumario. Por las anotaciones de Villarejo, Trapero asegura que ¡°manipularon y enga?aron¡± al juez, con el que lograron establecer una ¡°interlocuci¨®n directa¡± para que ¨¦ste accediera a encargar el informe, que concluy¨® que los Mossos no hab¨ªan hecho aflorar determinadas relaciones aunque, seg¨²n Trapero, estaba plagado de errores, falsedades y ¡°afirmaciones gratuitas¡±.
Ni siquiera con ese informe, el juez vio suficiente para imputar a Trapero, que finalmente sali¨® airoso del caso Macedonia pero convertido en un objetivo m¨¢s de la llamada Operaci¨®n Catalu?a, ya con el proceso independentista a velocidad de crucero: ¡°Objetivo Trapero¡±. ¡°Intentar controlar mortadelos¡±, escribi¨® Villarejo, que tambi¨¦n dej¨® escrito que la investigaci¨®n contra ¨¦l est¨¢ grabada en la base de datos oficial de la Polic¨ªa. ¡°La familia Jodorovich [un hist¨®rico clan vinculado al crimen organizado de Barcelona] est¨¢ protegida por el actual jefe de los Mossos d¡¯Esquadra se?or Trapero¡±, se dice en una nota de fecha tan cercana como 2016, ya en pleno proc¨¦s y con la polic¨ªa patri¨®tica pendiente de controlar el independentismo.
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