El goloso robo de cobre que desvalija Catalu?a
La comunidad acumula m¨¢s denuncias por sustracciones de metales que el resto de Espa?a en su conjunto
El mercado rige la vida de las personas, m¨¢s all¨¢ incluso de lo imaginable. Cuando la Bolsa de Metales de Londres marca que el cobre se paga a m¨¢s de 10.300 euros la tonelada, miles de pasajeros se quedan tirados en un and¨¦n en Catalu?a. El robo el pasado domingo de 60 metros de cable doble (120 en total) de la catenaria de Adif en Montcada dej¨® sin trenes a Barcelona en plena jornada electoral. Una semana despu¨¦s, la red no ha recuperado la normalidad, ni se sabe cu¨¢ndo lo har¨¢, con miles de usuarios afectados. Catalu?a lidera de lejos las estad¨ªsticas de robo de metal, y acumula m¨¢s denuncias (5.372 en 2023) que el resto de Espa?a en su conjunto (m¨¢s de 4.300). Un delito escurridizo, con penas irrisorias, a manos de ladrones marginales, que lo repiten sin descanso y sin consecuencias.
Los polic¨ªas resoplan solo o¨ªr hablar de los ladrones de cobre. Un delito de baja estofa, tipificado como un hurto o como un robo con fuerza, que cometen personas en los m¨¢rgenes tambi¨¦n de la delincuencia. Cuando el mercado de metales repunta, ellos se echan a la calle. Grandes empresas, como Adif, Telef¨®nica o Agbar, y tambi¨¦n peque?as y medianas, sufren las consecuencias a diario, con un goteo incesante de robos. Pero no es hasta que el ladr¨®n causa estragos a gran escala en infraestructuras estrat¨¦gicas, como una red ferroviaria, que el debate regresa a la primera l¨ªnea de la seguridad p¨²blica.
Las cifras revelan un crecimiento de las denuncias por robos de metales despu¨¦s de la pandemia en sinton¨ªa con el aumento del precio del cobre (30% m¨¢s caro que hace cinco a?os). Solo en Catalu?a, el a?o pasado aumentaron un 16% las sustracciones comunicadas a la polic¨ªa (70% m¨¢s en el resto de Espa?a desde 2019). ¡°Con la guerra de Ucrania y en Gaza, tambi¨¦n ha habido una subida del precio¡±, opina la directora del Gremi de Recuperadors de Catalu?a, Victoria Ferrer, que estos d¨ªas se sienten se?alados. ¡°Es como si a los joyeros les acusasen de dar los tirones en las calles¡±, lamenta, sobre el hecho de que se apunte a las chatarrer¨ªas como quienes compran ese cobre que desaparece de las catenarias, de las bater¨ªas de repetidores de telefon¨ªa m¨®vil, o del almac¨¦n de cualquier empresa.
El ciclo no ha variado mucho en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n fuentes policiales. El ladr¨®n responde a dos tipos de patrones: uno solitario y oportunista, que se lleva lo que encuentra. Y los clanes, m¨¢s organizados, el 80% de ellos con antecedentes, seg¨²n los Mossos, que act¨²an en grupo y que buscan metales m¨¢s preciados, como cobre o bronce. Suelen vigilar las zonas previamente y act¨²an de noche, pertrechados con radiales, cizallas y herramientas similares, y en ocasiones utilizan p¨¦rtigas para hacer saltar la electricidad y robar sin riesgos. No es la primera vez que un ladr¨®n muere electrocutado. Los m¨¢s sofisticados intentan aparentar que son operarios. Una vez tienen el material, huyen en furgonetas. ¡°O los pillas en el momento, con el cobre encima, o es muy dif¨ªcil atribuirles el robo¡±, explican algunos investigadores, que se muestran esc¨¦pticos ante la posibilidad de dar con quienes colapsaron la red de Cercan¨ªas de Renfe en Catalu?a el 12 de mayo, d¨ªa adem¨¢s de las elecciones catalanas. Igual que en este caso, en la mayor¨ªa de ocasiones los robos se producen en lugares sin c¨¢maras de videovigilancia.
El siguiente paso es deshacerse cuanto antes del material robado. Los ladrones saben que es la principal prueba contra ellos, por eso en muchas ocasiones lo primero que hacen es quemar el cobre para fundir el pl¨¢stico que lo reviste, y que acostumbra a llevar un n¨²mero de serie. Lo que adem¨¢s conlleva un problema a?adido, ante los posibles incendios que pueden ocasionar en un a?o de sequ¨ªa severa. Despu¨¦s, la prioridad es venderlo. La polic¨ªa sospecha que lo hacen casi de inmediato. Su precio var¨ªa en funci¨®n del estado, y puede llegar a pagarse por encima de los seis euros el kilo, seg¨²n fuentes policiales.
Los Mossos sospechan que lo venden a chatarreros que hacen la vista gorda a sabiendas de que ese material solo puede ser robado, o que sencillamente son enga?ados. Mientras que el gremio apunta a bandas organizadas de Europa del Este, que lo guardan en naves apartadas ¨C¡±nosotros las denunciamos¡±, asegura Ferrer- que lo sacan en camiones por carretera, con destino a Europa, donde el saqueo de cobre tambi¨¦n est¨¢ causando estragos, con paralizaci¨®n de trenes o afectaciones a los servicios de telefon¨ªa en pa¨ªses como Alemania o el Reino Unido. ¡°Nadie va a jugarse su patrimonio por comprar cobre ilegal¡±, defiende Ferrer.
Despu¨¦s ese cobre se tritura y se funde, y acaba muchas veces comprado de nuevo por las mismas empresas a las que se lo quitaron. ¡°Te roban cobre en cualquier parte. Te lo pueden robar tres veces en el mismo sitio¡±, lamentan fuentes del sector de los operadores de telefon¨ªa, que tambi¨¦n se?alan Catalu?a como epicentro de los saqueos. Endesa, otra de las grandes damnificadas en el pasado, opt¨® por cambiar el cobre por aluminio, y ha pasado del ¡°drama¡± de hace una d¨¦cada, con un coste millonario, a una situaci¨®n ¡°anecd¨®tica¡± de robos puntuales, explica un portavoz de la compa?¨ªa. En un informe de 2016, los Mossos calcularon que el 27% de los robos los sufr¨ªan Endesa, Adif y Telef¨®nica.
¡°Nos pasa como con la marihuana, o las ocupaciones¡±, lamentan fuentes de los Mossos d¡¯Esquadra, sobre el deshonroso liderazgo catal¨¢n (5.372 robos de metal en 2023), al que nadie encuentra una explicaci¨®n concreta. La siguiente comunidad en la lista es Andaluc¨ªa, con 884 casos, seguida de Castilla-La Mancha, con 739. Madrid, con una extensi¨®n mucho menor, apenas alcanza las 470 denuncias, seg¨²n datos del Ministerio del Interior. Catalu?a lleva adem¨¢s en el podio m¨¢s de una d¨¦cada, despu¨¦s de una escalada que alcanz¨® su punto ¨¢lgido en 2013, con 11.934 denuncias por robos de metales. ¡°Ser¨¢ que hay m¨¢s ladrones¡±, se resignan fuentes de la polic¨ªa catalana, mientras los mandos del cuerpo se conjuran para hallar respuestas. La pr¨®xima semana, los Mossos d¡¯Esquadra han convocado una reuni¨®n de urgencia al m¨¢s alto nivel para analizar el fen¨®meno. Desde febrero, adem¨¢s, han incrementado las horas de patrulla (un 250% m¨¢s) y elevado el nivel de alerta del plan especial contra este delito.
Los pol¨ªticos se pasan la culpa unos a otros. El ministro de Transportes, ?scar Puente (PSOE), acus¨® el pasado lunes a los Mossos d¡¯Esquadra de no hacer debidamente su trabajo. El mismo reproche que repiti¨® en 2015 el entonces titular de Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz (PP), por una situaci¨®n calcada: un robo de cobre en la red de Adif en Catalu?a que provoc¨® una sobrecarga el¨¦ctrica y una reacci¨®n en cadena, con incendios que inutilizaron el sistema autom¨¢tico de se?alizaci¨®n. El Govern de entonces (CiU) y el de ahora (ERC) devolvi¨® el feo acusando al Gobierno central de descuidar su red ferroviaria en Catalu?a, exponi¨¦ndola a cualquier clan deseoso de robar el goloso cobre, y castigando a los usuarios con una penitencia de retrasos y cancelaciones infinitas. Mientras, los ladrones siguen busc¨¢ndole nuevas vidas al cobre, dedicados a un microdelito que causa estragos.
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