Un sofrito antes que una factura
Ferm¨ª Puig, el descubridor de Ferran Adri¨¤ y valedor de Joan Laporta, fallece a los 65 a?os despu¨¦s de encumbrar a la cocina catalana
Ferm¨ª Puig no pensaba que se iba a morir ahora, a los 65 a?os, justo cuando visualizaba la jubilaci¨®n y ten¨ªa unas ganas enormes de vivir, de viajar, de poder leer sin parar y hasta de cocinar un fricand¨® para sus amigos, alejado por fin del negocio y, sin embargo, m¨¢s amo que nunca de su firma, dichoso porque su restaurante -Ferm¨ª Puig- pasara a denominarse Fonda Puig. No era precisamente un empresario ejemplar, no porque no supiera administrar el dinero, sino q...
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Ferm¨ª Puig no pensaba que se iba a morir ahora, a los 65 a?os, justo cuando visualizaba la jubilaci¨®n y ten¨ªa unas ganas enormes de vivir, de viajar, de poder leer sin parar y hasta de cocinar un fricand¨® para sus amigos, alejado por fin del negocio y, sin embargo, m¨¢s amo que nunca de su firma, dichoso porque su restaurante -Ferm¨ª Puig- pasara a denominarse Fonda Puig. No era precisamente un empresario ejemplar, no porque no supiera administrar el dinero, sino que su generosidad era tan espl¨¦ndida como su cuerpo gigante, siempre cerca de la mesa de sus clientes y lejos de la oficina de los due?os, pues prefer¨ªa ¡°hacer un sofrito a una factura¡± como recuerda con la precisi¨®n de un bistur¨ª nuestro com¨²n amigo Santi Carreras.
Aunque sab¨ªa que ten¨ªa un c¨¢ncer o varios -un d¨ªa lleg¨® a contar hasta siete con su particular humor-, estaba convencido de que de esta tambi¨¦n saldr¨ªa adelante, solo preocupado por una maldita hidrocefalia que le ten¨ªa encerrado en un cuarto que le evocaba seg¨²n dec¨ªa la prisi¨®n de Mandela. El d¨ªa que viaj¨¦ al Mundial- 2010 me llen¨® una maleta de libros sobre Sud¨¢frica. Ferm¨ª era enciclop¨¦dico, muy culto y pedag¨®gico, excelente comunicador, voz autorizada de Rac1y en su tiempo firma muy reconocida en La Vanguardia. Ten¨ªa una gracia especial para contar historias, igual de cercano al cr¨ªtico gastron¨®mico y futbol¨ªstico que a la ama de casa y al aficionado, cul¨¦ hasta la m¨¦dula y ¨²ltimamente muy seguidor de la Premier y del City.
Admiraba su capacidad para detectar el talento y visualizar cada temporada del Bar?a. Ferm¨ª descubri¨® a Ferran Adri¨¢ y le puso camino del Bulli. No tuvo ni una duda sobre qui¨¦n iba a ser el genio de la cocina, el salto cualitativo que dar¨ªa la gastronom¨ªa, conocedor como era de los mejores chefs franceses y del saber hacer entre los fogones de su abuela y de su madre, amante por igual de lo rural y lo universal, inventor de la cocina de hotel -el famoso Drolma del Majestic- y de los restaurantes exquisitos y entra?ables -el Petit Comit¨¦-. Aunque todo el mundo est¨¢ en deuda con Ferm¨ª -le negaron la segunda estrella Michel¨ªn por no politiquear y nadie de los que mandan pens¨® en concederle La Creu de Sant Jordi-, ning¨²n t¨ªtulo le cae mejor que el del Padr¨ª.
As¨ª le llamaban los entendidos y los que aprendieron de su maestrazgo y sabidur¨ªa, que son muchos, especialmente en Catalu?a. Hombre de vida y de pa¨ªs, nacionalista y cruyffista, tambi¨¦n identific¨® a Laporta como el mejor presidente posible para el Bar?a en 2003. El reservado de su restaurante era un escenario de culto gastron¨®mico y futbol¨ªstico, sobre todo de barcelonismo y en los ¨²ltimos a?os del City de Guardiola. No es extra?o por tanto que aquel santuario fuera inaugurado por Cruyff y Guardiola. No hab¨ªa nada m¨¢s sufrido y divertido que presenciar un partido a su lado porque present¨ªa todas las calamidades -y a veces acertaba porque era un entendido-, igual de entra?able, mani¨¢tico y a veces hasta col¨¦rico como Jack Nicholson en la pel¨ªcula Mejor imposible.
Nunca faltaba en su equipaje una peque?a botella de colonia con pulverizador, como si en aquel frasco estuviera el elixir de la vida, tan supersticioso a veces como sabio, inteligente y cient¨ªfico la mayor¨ªa de las ocasiones, hombre de fuertes convicciones y grandes lealtades, de una humanidad infinita, ¨²nico para generar los mejores equipos, siempre agarrado a Merc¨¨ y a Carla, a sus hermanos y a su familia, a sus amigos, sobre todo a los m¨¢s ¨ªntimos como Alfred Romagosa y Pere Pineda. Ferm¨ª se sent¨ªa tan protegido que nunca pens¨® que se iba a morir y ¨C maldita sea- se fue este viernes despu¨¦s de soltar -seguro- alguna de sus m¨ªticas palabras -sotacarro era mi preferida- que dejaba caer con aquella sinceridad, contundencia y dicci¨®n ¨²nicas. Un pet¨® i gr¨¤cies, gur¨².
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