La F¨®rmula 1 de los caballos llega a Barcelona
El CSIO, la competici¨®n internacional m¨¢s antigua del pa¨ªs, celebra este fin de semana su 112? edici¨®n en el Real Club de Polo de Barcelona
El p¨²blico aguanta la respiraci¨®n cada vez que un animal de media tonelada salta, o m¨¢s bien vuela, por encima de un obst¨¢culo de metro y medio. Mientras dura el recorrido, el silencio es solo interrumpido por la respiraci¨®n agitada del caballo, el sonido de los cascos contra la arena y, de vez en cuando, suspiros de decepci¨®n entre la audiencia cuando el animal derriba con sus patas una de las vallas. Cuando jinete y caballo cruzan el ¨²ltimo salto, el p¨²blico felicita fielmente a todos los concursantes, con un aplauso un poco m¨¢s modesto si han tumbado alg¨²n salto o un poco m¨¢s efusivo si han dejado todos los obst¨¢culos en pie. A cambio de sus esfuerzos, los animales reciben una palmada en el cuello.
El Real Club de Polo de Barcelona se ha vestido de gala para celebrar su 112? edici¨®n del Concurso de Saltos Internacional Oficial (CSIO). Por un lado, el p¨²blico m¨¢s arreglado se sit¨²a detr¨¢s de las mesas para cenar, mientras que una audiencia m¨¢s diversa ve el espect¨¢culo desde una grada, donde un viernes por la noche predominan los asientos libres. Pere, un menorqu¨ªn de 14 a?os, llega apresurado con su madre. Su vuelo se ha retrasado y se han perdido media prueba, pero todav¨ªa les queda todo el fin de semana por delante. El joven domina la competici¨®n, conoce los concursantes y pidi¨® por su cumplea?os venir a Barcelona ¡°para ver y aprender de los jinetes¡±.
En la grada predominan los grupos de chicas j¨®venes. Andrea y Mariona tienen amigos del club que les han dejado entradas y saben poco sobre el campeonato. ¡°Venimos a ver los caballos, pero al igual que sale Pepita o Mar¨ªa, no los conocemos, as¨ª que no tenemos ning¨²n equipo que queremos que gane¡±, comentan. Aun as¨ª, suelen venir cada a?o para pasear por las tiendas que monta el club en la pista de polo ¡°para tomar un poco de vino y comentar la jugada¡±. Ariadna, Aran y Carla s¨ª que est¨¢n interesadas en los caballos, vienen desde Vilanova y la Geltr¨² y las acompa?an sus padres, quienes est¨¢n sentados a una distancia prudencial sin entender muy bien de qu¨¦ va la competici¨®n. Las tres amigas aprovechan el descuento de estar federadas para ver el CSIO, y al ser preguntadas si tienen caballos, la respuesta es r¨¢pida: ¡°ojal¨¢¡±, suspiran las tres.
Los jinetes se disputan 300.000 euros un viernes por la noche en el Gran Premio de Ciudad de Barcelona, donde los caballos deben cruzar obst¨¢culos que recuerdan a la Sagrada Familia, el paseo de Gr¨¤cia o la rosa y el libro de Sant Jordi. Los patrocinadores tambi¨¦n est¨¢n presentes en la pista, estampando sus marcas en saltos llamados CaixaBank, Estrella Damm o Negrita, y siempre rodeados del omnipresente Longines. En total, la dotaci¨®n econ¨®mica de los premios del fin de semana es de casi dos millones de euros, tambi¨¦n gracias a la colaboraci¨®n de la Federaci¨®n Internacional Ecuestre y al Ayuntamiento de Barcelona, la Diputaci¨®n, la Generalitat y el Consejo Superior de Deportes.
El CSIO tiene sus ra¨ªces en la Plaza de Armas de la Ciudadela, donde actualmente se encuentra el Parlament. La primera edici¨®n tuvo lugar en 1902 y ya se plante¨® como una prueba internacional, con una mayor¨ªa de jinetes provenientes de Espa?a, Portugal y Francia. La competici¨®n era pr¨¢cticamente entre militares y a partir de los a?os 40 se fueron incorporando jinetes civiles. En sus inicios los saltos eran m¨¢s bajos y los recorridos m¨¢s sencillos, mientras que actualmente lo que prima es la habilidad del jinete de llevar el caballo a la distancia perfecta. ¡°Ser¨ªa impensable saltar estas alturas el siglo pasado¡± comenta la directora de comunicaci¨®n del evento, Isabel Suter, y a?ade que en comparaci¨®n con los a?os 70 el evento se ha vuelto ¡°m¨¢s espectacular¡±.
Jos¨¦ Miguel Rosillo fue atleta ol¨ªmpico y miembro de la selecci¨®n espa?ola de salto y explica c¨®mo el deporte se ha vuelto m¨¢s seguro pero m¨¢s elitista. Las barras med¨ªan seis metros de largo, pesaban m¨¢s y los soportes cog¨ªan m¨¢s de media barra, por lo tanto, al ser m¨¢s dif¨ªciles de tumbar, era m¨¢s f¨¢cil que cayeran jinete y caballo. ¡°Los bofetones eran espectaculares¡±, rememora Rosillo. Por otro lado, destaca que los concursos son ¡°muy elitistas¡±, donde muy poca gente alcanza este nivel y es imposible hacerlo sin el apoyo de los patrocinadores. ¡°Esto es la F¨®rmula 1 de los caballos¡± sentencia.
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