Un pueblo paralizado y dividido: el legado de la alcaldesa ultra de Ripoll
La oposici¨®n prepara una moci¨®n de censura contra S¨ªlvia Orriols, la l¨ªder de Alian?a Catalana, tras 20 meses de un mandato sin presupuestos ni cambios significativos
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
Montserrat Orriols hac¨ªa cola en una carnicer¨ªa cuando una vecina le pregunt¨®, malhumorada, si ella tambi¨¦n era de las que quer¨ªan echar a la alcaldesa. ¡±Le dije: ¡®?yo te pregunto cu¨¢nto papel usas para lavarte el culo?¡¯ Y me fui¡±, explica en una plaza que da acceso a las callejuelas del barri vell de Ripoll (Girona), un municipio sometido a escrutinio desde hace ocho a?os, primero por ser la cuna de los j¨®venes yihadistas que cometieron los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017, y m¨¢s tarde por convertirse en el primer basti¨®n de la ultraderecha independentista en Catalu?a.
Montserrat aclara que no es pariente de S¨ªlvia Orriols (¡°aqu¨ª Orriols es como Garc¨ªa en Espa?a¡±) y sostiene que los 20 primeros meses de mandato de la alcaldesa ultra, tras convertir a Alian?a Catalana en la fuerza m¨¢s votada en las municipales de 2023, han crispado los nervios de un pueblo que a¨²n no ha superado el trauma del 17-A. La tensi¨®n social la sufren sobre todo los extranjeros de origen musulm¨¢n, se?alados por Orriols como chivos expiatorios. Pero la divisi¨®n tambi¨¦n se ha colado en las conversaciones de los vecinos de siempre. ¡°Solo ha aportado crispaci¨®n y mala leche. El pueblo est¨¢ como siempre, ni peor ni mejor. Ni ella ha hecho nada por Ripoll ni lo har¨¢n los que vendr¨¢n, que son unos xitxarel¡¤los¡±, una expresi¨®n de dif¨ªcil traducci¨®n (¡±inexpertos¡± ser¨ªa quedarse corto) con la que alude al resto de concejales.
La oposici¨®n (que suma 10 ediles frente a los seis de Alian?a) cocina una moci¨®n de censura para echar a Orriols. Esquerra, Junts, PSC y la CUP, que no fueron capaces de ponerse de acuerdo para impedir el acceso al poder de la formaci¨®n de ultraderecha, tienen ahora una segunda oportunidad. Se la ha brindado la propia Orriols, que en un gesto de m¨¢ximo riesgo se someti¨® a una cuesti¨®n de confianza para aprobar los Presupuestos. La perdi¨® y ahora est¨¢ a expensas de la oposici¨®n, que tiene como fecha l¨ªmite el 24 de febrero para presentar a un candidato alternativo.
Concejales y activistas consultados por este diario sospechan que Orriols ha perpetrado un autogolpe: con un Ripoll ingobernable por falta de apoyos, dejar la Alcald¨ªa le permitir¨ªa centrarse en la pol¨ªtica catalana (es diputada en el Parlament), retomar el victimismo a prop¨®sito del cord¨®n sanitario y optar, en 2027, a una mayor¨ªa absoluta. P¨²blicamente, Orriols defiende que nada la hace m¨¢s feliz que ser alcaldesa. En el pleno en el que perdi¨® la cuesti¨®n de confianza, habl¨® de ¡°golpe de Estado¡± y denunci¨® que el posible ¡°pacto antinatura¡± es consecuencia de su buen gobierno: ¡°Conspiran contra nosotros porque hemos hecho demasiado¡±.
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Sin Presupuestos
La alcaldesa ultra, incapaz de pactar las cuentas en parte por su inflexibilidad y su personalidad (ha hecho sentirse menospreciados y humillados a algunos ediles), sostiene que ha cumplido ya ¡°el 70%¡± del programa de Alian?a, centrado en la seguridad, el civismo y la inmigraci¨®n. Pero el balance no parece tan optimista, a juicio de muchos vecinos, incluidos sus seguidores. Como Manel, que camina por la calle de Sant Pere con su mujer y una barra de pan bajo el brazo. ¡°No ha mejorado casi nada porque a la pobre no le dejan gobernar¡±, cuenta este jubilado, a quien los cambios en el paisaje humano no le gustan: ¡°Esto ya no es Ripoll, es el peque?o Marruecos¡±, dice en voz alta. Su mujer le indica que baje el volumen porque ¡°por aqu¨ª hay socialistas¡±.
En Ripoll, cuyo monasterio alberga la tumba de Guifr¨¦ el Pil¨®s (mito fundacional de la naci¨®n catalana), la inmigraci¨®n supone el 14% de los cerca de sus 10.700 habitantes, menos que la media catalana (21%). Pero las percepciones tienen vida propia. Si a eso se suma una afrenta personal, el resultado es un racismo poco disimulado. ¡°Tuvimos que malvender nuestro piso de siempre porque, cuando empez¨® a vivir arriba una familia marroqu¨ª, todo fueron problemas¡±, explica Manel, que no concreta cu¨¢les fueron esos problemas.
En la misma calle, entre panader¨ªas y charcuter¨ªas de cuyos escaparates cuesta apartar la vista, Josep Maria Moreno, que se define como apol¨ªtico, ha percibido mejoras. ¡°El incivismo y la delincuencia se han reducido. Supongo que, hartos de que les paren cada noche, los delincuentes habituales se han ido¡±, cuenta el hombre, de mediana edad, que regenta un negocio. Fuentes de la oposici¨®n conceden que se han visto m¨¢s patrullas por las calles. Aunque las competencias en seguridad ciudadana dependen de los Mossos, Orriols presume de haber reducido ¡°en un 70% los robos con fuerza¡±. Ripoll y su comarca, coinciden fuentes policiales, era y es una de las ¨¢reas m¨¢s seguras de Catalu?a y el n¨²mero de esos delitos es bajo, por lo que los porcentajes no son demasiado significativos.
Pese a que no vota, Moreno parece bien informado de la divisi¨®n y la par¨¢lisis que atenazan Ripoll. ¡°Ha pasado con Junts, con ERC y ahora con Alian?a. Llega un pol¨ªtico y no le dejan trabajar. Proponen un pol¨ªgono industrial y no se hace...¡±, lamenta sobre el proyecto fallido del pol¨ªgono Can Franquesa. Orriols lo ha fijado como prioridad, pero nada se ha movido. Y eso que en Ripoll (7,95% de paro, en la media catalana) hay trabajo, sobre todo en el sector de la metalurgia. El problema, como en tantos lugares, es la vivienda: pese a su lejan¨ªa de Barcelona, es uno de los 140 municipios declarados como zonas tensionadas por el Govern .
La vivienda ha formado parte del debate de Presupuestos que ha conducido a la actual crisis pol¨ªtica. Las cuentas de Orriols preve¨ªan 20.000 euros para rehabilitaci¨®n de viviendas, solo un poco m¨¢s que la subvenci¨®n para la colla gegantera. ¡°No s¨¦ qu¨¦ haremos con eso, como mucho rehabilitar un pisito¡±, ironiza Enric P¨¦rez, concejal del PSC, que acusa al consistorio de ser una ¡°agencia inmobiliaria¡± por vender dos inmuebles y subraya el ¡°aislamiento institucional¡± en el que se ha situado Ripoll. Orriols replic¨® que su idea es presentar ¡°un proyecto con cara y ojos para rehabilitar¡± el casco antiguo a cuenta del plan de barrios del Govern que lidera Salvador Illa.

Ni cierra mezquitas ni exhibe ¡®estelades¡¯
Dos se?as de identidad de Alian?a son su declarada islamofobia y su rigor independentista. Orriols prometi¨® iniciar los tr¨¢mites para cerrar la mezquita Annour, donde dirigi¨® el rezo Abdelbaki Es Satty, el im¨¢n que adoctrin¨® a los j¨®venes yihadistas. Pero no ha podido hacerlo porque las competencias son de la Generalitat; el ayuntamiento podr¨ªa, a lo sumo, actuar de forma cautelar por alg¨²n incumplimiento de normativa que no se ha dado. La concejal de Junts Maria Soldevila le ha hecho ver tambi¨¦n sus contradicciones en el ¨¢mbito nacionalista: ha retirado estelades a petici¨®n de la junta electoral, ¡°ha permitido la presencia de cuerpos del Estado en juntas de seguridad y ha sacado a Ripoll de la Asociaci¨®n de Municipios por la Independencia¡±.
Uno de los pocos rastros del legado de Orriols es El Galliner, un centro para j¨®venes que la alcaldesa ha convertido, parcialmente, en comedor social para ancianos. Es mediod¨ªa y una veintena de jubilados se preparan para comer (5 euros y medio) y pasar un rato juntos. Una de las usuarias del servicio, para el que hay lista de espera, es Gregoria Garc¨ªa. Tiene 77 a?os, naci¨® en Extremadura pero vive en Ripoll desde que era cr¨ªa. ¡°Estoy sola y ten¨ªa depresi¨®n. Mi hija me dijo que, o ven¨ªa aqu¨ª, o me llevaba una residencia¡±, sonr¨ªe mientras recuerda un Ripoll m¨¢s pr¨®spero, puntero en la industria textil. ¡°Este pueblo ten¨ªa mucha vida¡ Si los pol¨ªticos se unieran, estar¨ªamos mejor¡±.
La plataforma ciudadana Teixim Ripoll ha surgido, precisamente, para coser la fractura dejada por Orriols. Su portavoz, Carme Brugarola, asegura que el mandato ha sido ¡°traum¨¢tico¡± y denuncia una ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡± que cuenta ya varias pol¨¦micas: los problemas para empadronar a extranjeros, el veto a un cartel de fiesta mayor porque aparec¨ªa un hiyab (velo isl¨¢mico) o el acoso a un casal de la izquierda independentista. Ahora hay que ver si los pol¨ªticos recogen el guante, en un momento en que el debate sobre los cordones sanitarios a la ultraderecha est¨¢ m¨¢s vivo que nunca; hace unos d¨ªas, el expresident Artur Mas invit¨® a ¡°dialogar¡± con Alian?a Catalana. Pero no parece que ese mensaje haya calado en personas como Soldevila, de Junts, que se muestra firme. ¡°No ha aportado nada bueno a los ripolleses, solo crispaci¨®n. Se habla de Ripoll por la polarizaci¨®n pol¨ªtica que usted fomenta¡±, lamenta. ¡°Menos victimismo y m¨¢s seriedad¡±, reclama Chantal P¨¦rez (ERC), que tambi¨¦n aboga por un frente com¨²n: ¡°Usted nos ha unido¡±.
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