Viejas reivindicaciones en el escenario post-pand¨¦mico valenciano 10 a?os despu¨¦s del 15-M
PSPV-PSOE, Comprom¨ªs y Unidas Podemos intentan trazar una imaginaria L¨ªnea Maginot defensiva que ahuyente el mal fario provocado por los resultados de las elecciones madrile?as
Glosada y festejada la primera d¨¦cada conmemorativa del 15-M, con re?ido monolito incluido en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, conviene recordar que las causas que alumbraron aquel movimiento de los indignados siguen vigentes, algunas con mayor virulencia porque la pandemia las ha agravado.
Las elevadas tasas de desempleo -alarmantemente cronificadas entre la poblaci¨®n m¨¢s joven-, la precariedad y temporalidad que rigen en el mercado laboral, la pobreza salarial, la dificultad para acceder a la vivienda, la desigualdad rampante y, en definitiva, la falta de expectativas generadoras del desasosiego y la c¨®lera que desembocaron en el 15-M, permanecen ah¨ª. No solo la pandemia ha contribuido a su empeoramiento. El cambio clim¨¢tico, la digitalizaci¨®n/robotizaci¨®n, y el envejecimiento poblacional eran vistos hace diez a?os como amenazas latentes, los llamados grandes retos del siglo XXI. Hoy, una d¨¦cada despu¨¦s, las amenazas se han materializado y nadie discute que el cambio clim¨¢tico genera pobreza, ya; que la rob¨®tica o la inteligencia artificial destruyen puestos de trabajo, ya, aunque los m¨¢s optimistas aseveren que creer¨¢n m¨¢s empleo del que destruyen; y la generaci¨®n del baby boom entra en la vejez con un estado del bienestar enflaquecido que no garantiza a futuro ni los cuidados adecuados ni la retribuci¨®n de sus pensiones.
Cualquier gobernante o aspirante a serlo debiera saber que la alquimia de pobreza, desempleo, desesperanza y miedo al futuro deriva en un clima social inflamable que lleva al ciudadano a votar a la desesperada.
El calendario sanciona que faltan dos a?os para las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas y municipales. Los discursos que escuchamos en boca de nuestros pr¨®ceres pol¨ªticos parecen responder antes al cortoplacismo al que nos tienen acostumbrados que a la planificaci¨®n sensata y consensuada de lo que se intuye en el horizonte. Unos y otros planean, s¨ª, pero el objetivo de sus desvelos no es otro que garantizarse la permanencia en el poder o lograr su asalto.
En eso andan los partidos que integran el Gobierno del Bot¨¢nico y la leal oposici¨®n. PSPV-PSOE, Comprom¨ªs y Unidas Podemos intentan trazar una imaginaria L¨ªnea Maginot defensiva que ahuyente el mal fario provocado por los resultados de las elecciones madrile?as y conjure encuestas posteriores que se?alan, por primera vez en a?os, resultados re?idos en tierras valencianas. La singularidad es que el bipartidismo ha cedido el paso a un escenario de bloques cuya permeabilidad entre ellos est¨¢ por verse; por tanto, para crecer, los partidos de cada bloque tienen que pelearse el voto con los an¨¢logos. Las aspiraciones de Ximo Puig de atraer a las siglas socialistas a votantes de Cs se han evaporado tras el 4-M, fat¨ªdica fecha en la que colaps¨® el PSOE madrile?o. El PSPV-PSOE deber¨¢ buscar su crecimiento en sacar de la abstenci¨®n a los desencantados con sus siglas o en la decepci¨®n de quienes hace dos a?os dieron su voto a Comprom¨ªs o a Unidas Podemos. Lo mismo, pero al rev¨¦s, en el caso de estos dos ¨²ltimos: puro canibalismo pol¨ªtico. Inquieta en el ¨¢mbito socialista y tambi¨¦n en Unidas Podemos un factor al que ya hemos aludido en otros textos: la potencial eficacia electoral de una nueva plataforma de izquierdas integrada por M¨¢s Pa¨ªs de I?igo Errej¨®n y, en el caso valenciano, Comprom¨ªs. La experiencia ya se puso a prueba en las generales de 2019 con magros resultados, pero tras el ¨¦xito de M¨¢s Madrid en el 4-M se vuelve a trabajar en la f¨®rmula con renovado entusiasmo por parte de sus promotores.
En el bloque conservador la situaci¨®n parece m¨¢s sencilla: el PP valenciano, bajo el impulso del in¨¦dito t¨¢ndem formado por Carlos Maz¨®n y Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, y en consonancia con la organizaci¨®n nacional, trabaja en el reagrupamiento del centro derecha auton¨®mico, mediante la absorci¨®n de la bolsa de votos de Cs y la reversi¨®n de un peque?o porcentaje del que migr¨® a Vox. Las expectativas de victoria alentadas por la demoscopia pueden favorecer dicha reintegraci¨®n y provocar el efecto ¡°voto ¨²til¡±.
En esta batalla que ya se libra en los despachos una decisi¨®n cobra alta relevancia para medir los tiempos y trazar estrategias: si el Presidente de la Generalitat, Ximo Puig, opta por un adelanto electoral que impida la concurrencia de las elecciones auton¨®micas con las municipales, como ya sucedi¨® en 2019, o se decanta por agotar la legislatura para hacer coincidir ambos comicios.
En el PP valenciano se da por hecho el adelanto de la cita auton¨®mica, motivo por el cual se aceler¨® el relevo de Isabel Bonig por Carlos Maz¨®n y la convocatoria del Congreso regional del cual saldr¨¢ la nueva direcci¨®n que deber¨¢ afrontar las futuras campa?as electorales.
Enfrascado en coronar con ¨¦xito la campa?a de vacunaci¨®n, todo indica que Ximo Puig ha pospuesto esta decisi¨®n hasta que la normalidad post pand¨¦mica no se instale en la Comunidad Valenciana y se celebren los procesos congresuales socialistas previstos para el pr¨®ximo oto?o. A partir de ese momento, las interpretaciones demosc¨®picas y el clima social -sujeto a la recuperaci¨®n econ¨®mica- inclinar¨¢n la balanza de Puig en uno u otro sentido.
¡°Si no nos dej¨¢is so?ar, no os dejaremos dormir¡±, gritaban aquellos indignados del 15-M.
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