Sin innovaci¨®n no se combate el cambio clim¨¢tico
La innovaci¨®n en tecnolog¨ªas medioambientales no acaba de calar en la sociedad, pese a los avances en el conocimiento para dise?ar estrategias de mitigaci¨®n y adaptaci¨®n
La preocupaci¨®n creciente por los efectos del cambio clim¨¢tico es hoy una realidad, despu¨¦s de que a las sufridas ciencias del clima y sus disciplinas colindantes les costara d¨¦cadas para ver convertidas sus estad¨ªsticas en prioridades de la agenda internacional. Para avanzar en acciones a escala local, tal constataci¨®n permite lecturas optimistas, pero en t¨¦rminos de innovaci¨®n clim¨¢tica, que implica dise?ar y poner en pr¨¢ctica la anticipaci¨®n de escenarios, no se puede afirmar lo mismo. Y no porque el conocimiento no exista. Pese a la actividad intensa de la academia, el problema, como se?ala el investigador estadounidense Edward Rubin, Premio Nobel de la Paz 2007, reside en que el mercado natural existente es limitado o nulo para la innovaci¨®n en tecnolog¨ªas medioambientales con vistas a reducir o eliminar la emisi¨®n de sustancias contaminantes al medio ambiente, a diferencia de la farmacia o la electr¨®nica.
Sin un enemigo al que culpar, la responsabilidad diluida del cambio clim¨¢tico exige buenos datos para las decisiones inteligentes, pr¨¢cticas y efectivas que impulsen pol¨ªticas de incentivos, porque todos sabemos que en este reto global no bastan la buena concienciaci¨®n ni voluntad individual. Cuando la innovaci¨®n clim¨¢tica no acaba de calar en la sociedad, son m¨¢s que bienvenidas las oportunidades que divulguen los avances orientados a mitigar y adaptar los efectos de la emergencia con m¨²ltiples enfoques -gesti¨®n de los recursos h¨ªdricos, agricultura, gesti¨®n forestal, turismo, educaci¨®n, pol¨ªticas p¨²blicas-, como lo hizo hace unos d¨ªas el encuentro Innovaci¨®n en la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico en el marco de la cuarta edici¨®n de las Jornadas de Investigaci¨®n Universitaria sobre Cambio Clim¨¢tico, que impulsa la C¨¢tedra de Cambio Clim¨¢tico, adscrita al Instituto de Ingenier¨ªa del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Polit¨¨cnica de Val¨¨ncia (IIAMA-UPV). Dentro de las jornadas, la mesa redonda Retos y oportunidades en la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico en el Mediterr¨¢neo espa?ol dej¨® reflexiones interesante que suelen escapar al foco medi¨¢tico sobre la importancia de la innovaci¨®n en la toma de decisiones y en el desarrollo y la evaluaci¨®n de las estrategias de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico.
Un recurso esencial como el agua requiere una transformaci¨®n verde y digital que posibilite medidas pol¨ªticas y estrategias de gesti¨®n a partir de la actividad de los centros de investigaci¨®n, se?al¨® el profesor Manuel Pulido, director del IIAMA-UPV, para implementar acciones que protejan la calidad h¨ªdrica con los principios de la econom¨ªa circular como la valorizaci¨®n y la reutilizaci¨®n de las aguas residuales, con un potencial enorme pero desaprovechado; o soluciones basadas en la naturaleza que generen beneficios econ¨®micos y sociales. Transformar en agua implica modelos avanzados en inteligencia artificial y nuevas tecnolog¨ªas de teledetecci¨®n con sistemas de alerta de avenidas o inundaciones o empeoramiento de calidad, o herramientas de predicci¨®n clim¨¢tica y de demanda que optimicen el tratamiento y el aprovechamiento de los recursos h¨ªdricos. Aunque desde la universidad se ha propuesto varias veces, todav¨ªa est¨¢ por materializarse de forma efectiva la implantaci¨®n de living labs, bancos de pruebas reales que muestren la viabilidad t¨¦cnica, econ¨®mica y social de los proyectos innovadores, con el reto de incorporar las incertidumbres para que las decisiones sean robustas y las m¨¦tricas monitoricen los cambios cuando el uso de series hist¨®ricas ya no sirve para analizar el futuro.
¡°Los especialistas tambi¨¦n recomendaron dejar los discursos que deleguen las acciones peque?as en los ciudadanos para eliminar del foco los impactos de los grandes elementos¡±
La adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico no pasa por medidas sencillas, sobre todo en los sectores productivos, cuyos par¨¢metros para calibrar el ¨¦xito de las acciones pasa por la posibilidad de vivir de lo que se produce, record¨® Rodolfo Canet, director del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), centro pionero en el control biol¨®gico de las plagas. En el caso de la agricultura, donde la acci¨®n colectiva debe igualar las reglas del juego y preocupa a los productores que quien lo haga mal saque al resto de la actividad, se necesita una estrategia clara que permita cuantificar los efectos sobre los cultivos y pensar las alternativas para combatir los efectos a partir de medidas basadas en desarrollos y mejoras tecnol¨®gicas en agua y cambios varietales menos tolerantes a la salinidad, la sequ¨ªa o las enfermedades y las plagas. Apostar por sustituciones de cultivos que ya se encuentran en el filo de la navaja constituye un gran punto de fricci¨®n, al combinarse las demandas ambientales y las del mercado. Sin embargo, el impacto econ¨®mico ser¨¢ muy duro de no hacer cambios a tiempo.
¡°El derecho da la raz¨®n a la ciencia al pedir m¨¢s rigor, no obstante, la perspectiva jur¨ªdica adolece de una reducida o nula cultura de la evaluaci¨®n institucional¡±
Agravada por el abandono de tierras y el colapso de la ganader¨ªa extensiva, la nueva superficie forestal y urbana genera incendios muy complejos, lo que representa uno de los mayores riesgos en el Mediterr¨¢neo junto con el incremento de los megaincendios. La respuesta a estos fen¨®menos se llama paisajes resilientes, explic¨® Eduardo Rojas, profesor de la Escuela T¨¦cnica Superior de Ingenier¨ªa Agron¨®mica y del Medio Natural de la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia y Decano-Presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, que tambi¨¦n contribuyan a combatir la despoblaci¨®n, a trav¨¦s incentivos por los servicios forestales, que en la actualidad no cuentan con un retorno econ¨®mico similar a la PAC. En materia de bosques, la cultura de los inventarios forestales para conocer los stocks de carbono, con ciclos de diez a?os, no cuentan con sistemas de informaci¨®n aunque cuestan varios millones al a?o, sin embargo, los expertos demandan desde hace tiempo un seguimiento trienal de la percepci¨®n social sobre los montes o bosques, equivalente a 60.000 euros, que aportar¨ªa datos reales. La informaci¨®n voluminosa de los inventarios, sin inversi¨®n para su divulgaci¨®n, reduce los resultados a estad¨ªsticas y los an¨¢lisis a interpretaciones pol¨ªticas y acaba creando una disociaci¨®n entre quienes obtienen los datos y los que tienen que interpretarlos. El resultado es una informaci¨®n extremadamente fragmentada que no permite la evaluaci¨®n de las pol¨ªticas y la acci¨®n inicial de los mercados en el ¨¢mbito de la bioeconom¨ªa.
¡°El curr¨ªculum escolar espa?ol todav¨ªa es poco permeable a adoptar la formaci¨®n en cambio clim¨¢tico¡±
La mitigaci¨®n y la adaptaci¨®n a la emergencia clim¨¢tica pasa por la educaci¨®n, un ¨¢mbito destinado a capacitar a las personas a asumir los cambios. Las reacciones a los mensajes recientes a cargo del ministro de Consumo, Alberto Garz¨®n, sobre el consumo de carne, con graves repercusiones en el cambio clim¨¢tico, reflejan la falta de informaci¨®n en materia clim¨¢tica, como indic¨® Anna Pons, directora del Centro de Educaci¨®n Ambiental de la Comunidad Valenciana (CEACV), entidad que promueve estrategias y herramientas educativas en materia ambiental y clim¨¢tica. Aunque la educaci¨®n clim¨¢tica sea crucial, el curr¨ªculum escolar espa?ol todav¨ªa es poco permeable a adoptar estos conocimientos, seg¨²n el informe ¡°Revisi¨®n de Contenidos sobre el Cambio Clim¨¢tico en el Curr¨ªculo Escolar¡±, del colectivo conservacionista SEO/BirdLife, que manifiesta la escasa presencia a nivel curricular del cambio clim¨¢tico en la ense?anza primaria y las grandes diferencias en el curr¨ªculo auton¨®mico, tambi¨¦n en la Comunitat Valenciana. Junto con la evaluaci¨®n, todas las ¨¢reas, tambi¨¦n la educaci¨®n ambiental, deben integrar la comunicaci¨®n para que la sociedad adquiera la capacidad de exigir que las administraciones act¨²en en coherencia con lo que las instituciones y las grandes organizaciones empresariales promulgan.
En plena expectaci¨®n por el man¨¢ que llega de Europa, las directrices europeas orientadas a activar las pol¨ªticas para combatir el cambio clim¨¢tico, el problema no est¨¢ en los instrumentos jur¨ªdicos, sino en la pr¨¢ctica, se?al¨® Andr¨¦s Boix, profesor de derecho administrativo y codirector de la C¨¢tedra de Econom¨ªa Colaborativa y Transformaci¨®n Digital de la Universitat de Val¨¨ncia. Las microactuaciones innovadoras en las ciudades, como El Pacto por el Clima y la Energ¨ªa Sostenible (PACES) que describi¨® en las jornadas el concejal de Emergencia Clim¨¢tica y Transici¨®n Energ¨¦tica en el Ayuntamiento de Val¨¨ncia, Alejandro Ramon, no amortiguan el desequilibrio que suscitan infraestructuras como el Puerto de Val¨¨ncia o la carretera CV-60, s¨ªntoma de las presiones de un sistema productivo enraizado hist¨®ricamente en la obra p¨²blica. A pesar de la presiones sobre las decisiones de las administraciones p¨²blicas, ¡°el derecho administrativo de la calle¡±, acu?aba Boix, gana cada vez m¨¢s peso en su versi¨®n controladora, como se ve en las decisiones europeas que enmiendan la plana a gobiernos o en las mayores exigencias de los tribunales espa?oles con los informes de evaluaci¨®n antes de que los planes se pongan en marcha. Es decir, hoy no ser¨ªa posible una ZAL, como demuestra la nulidad del Pativel a cargo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, que reflejan la tendencia de exigir evaluaciones adecuadas. El derecho da la raz¨®n a la ciencia al pedir m¨¢s rigor, no obstante, la perspectiva jur¨ªdica sigue adoleciendo de evaluaciones sobre las acciones que ya se han puesto en marcha, lo que denota una reducida, o nula, cultura de la evaluaci¨®n institucional.
¡°Todav¨ªa est¨¢n por materializarse de forma efectiva los bancos de pruebas reales que muestren la viabilidad de los proyectos innovadores en agua¡±
Los especialistas tambi¨¦n recomendaron dejar los discursos que deleguen las acciones peque?as en los ciudadanos para eliminar del foco los impactos de los grandes elementos, aunque tampoco debe caerse en la idea de no se puede hacer nada a escala individual y local. Denunciar la hipocres¨ªa europea de dejar exentos a los jets y vuelos de carga del impuesto al consumo de combustibles no puede ser excusa para eliminar la necesidad de que en el d¨ªa a d¨ªa cada persona deba ser coherente con sus acciones. Las familias tampoco pueden h¨¦roes para asumir el cambio clim¨¢tico, jug¨¢ndose la vida para ir en bicicleta por v¨ªas inseguras en las que todav¨ªa se prioriza al autom¨®vil. Las administraciones deben establecer un marco de incentivos y de desarrollo de actividades privadas que haga f¨¢cil adoptar conductas sostenibles y que haga muy dif¨ªcil las que no deben hacer. Aplicar el sistema fiscal puede ser una de las soluciones, pero no la ¨²nica. Pero, sobre todo, que tomen nota los gestores p¨²blicos: las decisiones adecuadas de los ciudadanos tienen que ser respaldas por las administraciones. Porque innovar tambi¨¦n es llamar la atenci¨®n sobre la urgencia de tener pol¨ªticas consecuentes.
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