La ciencia en las fallas
Arquitectos t¨¦cnicos, ingenieros, inform¨¢ticos, f¨ªsicos y qu¨ªmicos aportan sus conocimientos para avanzar en el presente y futuro de los monumentos falleros
El Coloso de Rodas promet¨ªa en 1970 hacer historia en el arte fallero. La figura, de 25 metros de altura, lo consigui¨®, pero no por desafiar la gravedad. El cuerpo dorado se volvi¨® pedazos en la entonces plaza del Caudillo de Valencia la ma?ana del 16 de marzo. A su creador, el escultor Octavio Vicent, le hab¨ªa fallado el c¨¢lculo de pesos. La verg¨¹enza no impidi¨® en 1971 resucitar la estatua de Helios, que acab¨® ardiendo como toca. Hijo de una ¨¦poca en la que predominaba el ojo de buen cubero, el Coloso se recuerda como un caso excepcional, aunque los derrumbes no son una excepci¨®n a lo largo de la historia de la fiesta.
Sin recuento oficial, el n¨²mero de fallas fallidas podr¨ªa alimentar un registro, desde una de las obras de Regino Mas en 1918 hasta el primer desplome viral en 2015 del proyecto experimental a cargo del artista David Moreno y el arquitecto Miguel Arraiz para la Falla Nou Campanar. ¡°El factor habitual son los fen¨®menos clim¨¢ticos adversos, m¨¢s que los fallos estructurales. La falla est¨¢ preparada para la lluvia fina, gracias a los barnices, los gotel¨¦s y el agua ionizada, pero no para el viento fuerte o una Dana. Las ca¨ªdas no son pocas. La diferencia es que hoy se registran m¨¢s¡±, explican fuentes del Centro de Documentaci¨®n de la Fiesta de las Fallas.
En el ciclo formativo de artista fallero y construcci¨®n de escenograf¨ªas, la ciencia se abre camino sobre la intuici¨®n para evitar el temido derrumbe. En las aulas, el aprendizaje de la distribuci¨®n de pesos comienza con los palos de un cubo, con el que se muestra los efectos de la presi¨®n en los v¨¦rtices, una pr¨¢ctica que a nivel te¨®rico se redimensiona en volumen. Los estudiantes intentan descubrir d¨®nde pueden fallar las estructuras y recurren al c¨¢lculo de los negativos en construcciones que nunca son iguales.
¡°Hablamos de previsi¨®n y m¨¢rgenes de seguridad. Anticipamos el comportamiento de cierta estructura con un determinado peso, pero de tener un programa inform¨¢tico que dijera qu¨¦ secci¨®n utilizar nos corregir¨ªa desde el comienzo. Para la carpinter¨ªa, el corte num¨¦rico con l¨¢ser es un logro, pero no se ha conseguido el mismo avance en el c¨¢lculo de estructuras¡±, se?ala el arquitecto t¨¦cnico y artista fallero Paco Pellicer, profesor de Dise?o T¨¦cnico en esta joven especialidad de Formaci¨®n Profesional, y maestro mayor del Gremio Artesano de Artistas Falleros de Valencia.
Frente al montaje, el modelado ha acaparado las novedades t¨¦cnicas, desde que el ordenador entrase en talleres punteros como el de Miguel Santaeulalia. Como en todo arte, los nuevos materiales implantan nuevas tecnolog¨ªas. Es el caso del corte de hilo caliente o el fresado CNC (control num¨¦rico por computaci¨®n), capaces de construir un modelo 3D de 10 metros de alto con centenares de l¨¢minas de corcho blanco. La cabeza de un gigante requiere apilar unas quince planchas.
Detr¨¢s de este rompecabezas hay muchas matem¨¢ticas. Bien lo sabe Miguel S¨¢nchez, profesor de Inform¨¢tica de Sistemas y Computadores de la Universidad Polit¨¦cnica de Val¨¨ncia. Para ¨¦l, la mutua incomprensi¨®n entre el arte fallero y la academia explicar¨ªa por qu¨¦ el c¨¢lculo de estructuras todav¨ªa pertenece a las Fallas del futuro. ¡°El software para analizar una falla y medir las fuerzas en caso de viento existe. Se puede calcular, pero no se hace. Primero se han resuelto las necesidades m¨¢s inmediatas como automatizar el modelaje y la fabricaci¨®n para aumentar la producci¨®n, a trav¨¦s de la ligereza del corcho blanco¡±, advierte S¨¢nchez, miembro de un grupo de investigaci¨®n interdisciplinar que trabaja en la aplicaci¨®n de la paja y la c¨¢scara del arroz con serr¨ªn.
Derrocar al corcho blanco no es f¨¢cil. Tras seis a?os de investigaci¨®n, la alternativa no ha pasado del prototipo de laboratorio. La paja del arroz solo ha dado vida a tres ninots para el Ayuntamiento y otros m¨¢s para unas pocas comisiones falleras.
¡°Tenemos la soluci¨®n t¨¦cnica y hemos impartido cursos, pero la industrializaci¨®n no es viable sin demanda. Solo puede funcionar prohibiendo los materiales m¨¢s nocivos, o poniendo premios especiales a las fallas hechas con materiales ecol¨®gicos. El Ayuntamiento nos apoya, pero cualquier material nuevo es m¨¢s caro, por lo que los artistas son reticentes¡±, recalca Jos¨¦ Ram¨®n Albiol, profesor de Construcciones Arquitect¨®nicas en la Escuela de Ingenier¨ªa de Edificaci¨®n de la UPV y miembro del grupo de investigadores.
La combusti¨®n de la paja del arroz tiene la ventaja de no emitir contaminantes cancer¨ªgenos. Albiol y su equipo ver¨¢n pronto publicado un paper que recoge los resultados de varios ensayos qu¨ªmicos sobre los efectos de la contaminaci¨®n de los materiales.
La exposici¨®n de los artistas falleros a la resina de poli¨¦ster, en ausencia de control sobre el uso de equipos individuales de protecci¨®n en los a?os 80 y 90, es una de las l¨ªneas por estudiar en la ciencia de las Fallas. ¡°Muchos artistas han muerto de patolog¨ªas derivadas de la inhalaci¨®n de las part¨ªculas en suspensi¨®n nocivas. Es una realidad de la que poco se habla¡±, se?ala el restaurador Toni Colomina, hijo y sobrino de Toni y Luis Colomina, conocidos artistas especializados en construir fuera de Valencia, cuya muerte temprana se relaciona con esa causa.
Formado en Bellas Artes, Colomina investiga en el Instituto de Restauraci¨®n del Patrimonio (IRP), desde donde resucita los ninots de los museos de la fiesta gracias a t¨¦cnicas como la luz negra y las fluorescencias, las radiograf¨ªas y los an¨¢lisis fisicoqu¨ªmicos. Sin su trabajo, no se podr¨ªan ver figuras de los a?os 30 y 40. Desde hace un a?o, su equipo restaura una rareza de la ¨¦poca, un ninot libre de intervenciones, de X¨¤tiva, El iaio, del artista apodado Vernia, con esqueleto de cart¨®n y zonas de madera, adem¨¢s de paja, trozos de peri¨®dico, cuerda, cabeza y manos de cera, y tejidos.
¡°Los museos conf¨ªan en nosotros para aplicar la conservaci¨®n preventiva de cualquier otro bien cultural, usando materiales reversibles y documentando la intervenci¨®n sobre el original¡±, describe. Hoy los procesos estabilizan los materiales constitutivos de la figura y controlan los factores ambientales de los museos, los cambios bruscos de humedad relativa o de temperatura y la incidencia del ultravioleta del sol o de l¨¢mparas incandescentes.
Laboratorio de movilidad
Si el pasado se conserva con otra mirada, las fallas del futuro empiezan a adoptar acciones como asumir la sostenibilidad. La falla de Convento Jerusal¨¦n encarg¨® en 2021 un estudio comparativo sobre la contaminaci¨®n de las fallas y el ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por la restricci¨®n del tr¨¢fico los d¨ªas de fiesta, recreando la cantidad de cada falla en un mapa. Adem¨¢s, la comisi¨®n compens¨® la cantidad de poliestireno quemado con un proyecto de reforestaci¨®n en Ll¨ªria. ¡°Siempre se pondera el car¨¢cter contaminante de las Fallas, pero sin contar el tr¨¢fico que evitan¡±, recuerda el f¨ªsico Javier Urchuegu¨ªa, responsable ICT vs. Cambio Clim¨¢tico en la UPV, grupo de investigaci¨®n que colabor¨® en el estudio con Geminis Tools, plataforma digital sobre la gesti¨®n integral de las GEI.
Seg¨²n los resultados, la noche de la crem¨¤ Valencia emite 4.000 toneladas de gases contaminantes, y solo una cuarta parte la compensan los parques y los jardines de la ciudad. Sin embargo, el estudio prueba que la reducci¨®n del tr¨¢fico subsana las emisiones de las Fallas. ¡°La fiesta ofrece un laboratorio para pol¨ªticas de movilidad¡±, destaca Edgar Lorenzo, director t¨¦cnico de Geminis Tools.
?C¨®mo ser¨ªa la falla neutra, basada en el conocimiento? Estos especialistas lo tienen claro: con sustituci¨®n de materiales menos emisivos, implantaci¨®n de la energ¨ªa de fuentes renovables para aprovisionar las grandes iluminaciones, y acciones de reforestaci¨®n.
Ingenier¨ªa y ciencia de datos para el bien social de la fiesta
Las nuevas tecnologías también encuentran su sitio en las Fallas. Este año el proyecto Atenea “plataforma de mujeres arte y tecnología” de la UPV, junto con la empresa tecnológica Metric Salad y la consultora E-placeheritage, ha digitalizado y tokenizado el primer ninotuna mujer de tamaño natural realizado con materiales reciclados de trajes de fallera para la falla Palleter-Erudit Orellana, que podrá verse en un metaverso específico, a través de un código QR.
La realidad aumentada centra la actualización de la app Dulk Falla, del equipo Unit Experimental de la UPV, para acompañar al artista Dulk y a la falla municipal de 2022 en cualquier lugar del mundo, y desde la que se podrán disfrutar versiones animadas de las figuras. La herramienta permite verlas desde varios ángulos y escalas, interactuar con ellas y hacerse fotografías a su lado, además de incluir nuevos filtros para Instagram.
Desde los datos masivos, la Falla Immaterial vuelve a la fiesta por sexto año para reivindicar la parte no tangible de la fiesta. “La ciencia debe aportar bienes materiales, pero también inmateriales. Hacemos ingeniería y ciencia de datos para el bien social de las Fallas, con la idea de que cualquier aplicación debe aportar un beneficio a la sociedad”, explican la matemática Emilia López Iñesta, y el ingeniero informático Francisco Grimaldo, profesores de la Universitat de València, donde conviven otros proyectos como la Neuromascletà, de divulgación de la neurociencia.
“Las Fallas devienen el éter para emitir nuestros contenidos”, describen los dos miembros fundadores de esta iniciativa vinculada a la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSE-UV), que cuenta con 3,5 millones de interacciones y que pretende “escuchar y mejorar” la fiesta mediante la transformación digital, el modelaje y análisis de datos y la inteligencia artificial sobre temáticas como la accesibilidad o la sostenibilidad.
Este año, la ciencia ciudadana de la Falla Inmaterial reta a la ciudadanía en materia de transparencia. “La idea es tratar los datos que están en abierto desde un punto de vista más humano. Hemos procesado información en bruto de la ciudad (sobre las paradas de autobús, quioscos, iglesias…) para que la gente redescubra Valencia a través de la ludificación, con la que se aprende si los datos de cada barrio son o no correctos”, apuntan.
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