Vox, ?de qu¨¦ se sorprenden?
Si el PP valenciano tiene la oportunidad de recuperar una autonom¨ªa, la m¨¢s importante gobernada por un socialista, ?van a rechazar sus dirigentes el mestizaje con Vox?
Han bastado los art¨ªculos de las ¨²ltimas semanas advirtiendo del buen augurio demosc¨®pico de Vox de cara al pr¨®ximo ciclo electoral para que me demanden airadamente explicaciones amigos, conocidos y saludados, seg¨²n la cabal categorizaci¨®n de Josep Pla. Como si trasladar lo que las encuestas advierten -consultar hemeroteca reciente- y la realidad muestra -ver resultados en Castilla y Le¨®n- convirtiese al periodista en jaleador c¨®mplice del ascenso de los de Abascal. Ya saben, matar al mensajero.
Como mucho y haciendo un exceso -Joaqu¨ªn Sabina en 19 d¨ªas y 500 noches- estoy dispuesta a asumir el papel de aguafiestas de un imaginario colectivo cuyo ¨²nico soporte cient¨ªfico es negar lo que cuesta aceptar. Bajo el paraguas de ese imaginario colectivo se guarece tambi¨¦n un pu?ado de reputados analistas. Inasequibles al desaliento, perge?an simples teor¨ªas para negar lo que sucede ante sus ojos y respaldar su confianza en la volatilidad de los resultados. Que si lo de Vox es un sarampi¨®n electoral, que si es un sufl¨¦ tan hinchado que se desinflar¨¢ de manera acelerada, que si es un castillo de naipes amenazado por la falta de solidez de su base. Lo que quieran, pero los n¨²meros cantan y avisados estamos. La ¨²ltima bengala luminosa: el bar¨®metro del CIS dado a conocer el pasado jueves otorga a Vox un crecimiento de 1,5 puntos en intenci¨®n de voto respecto a la anterior medici¨®n, situ¨¢ndose en unas expectativas nacionales del 16,3 por cien y superando la barrera del 15 por cien.
La evoluci¨®n de los resultados electorales de Vox en territorio valenciano dan cuenta de c¨®mo los de Abascal han ido sumando adeptos en un censo que se sit¨²a en la frontera de los tres millones setecientos mil electores. Si en la convocatoria de los comicios europeos de 2014 registraron el 1,7 por cien de los votos, el porcentaje se dispar¨® hasta el 18,6 -468.134 papeletas- en la ¨²ltima cita electoral, la de la repetici¨®n de las elecciones generales en noviembre de 2019. En la primera convocatoria de las mismas, siete meses antes, el apoyo a los verdes de Abascal en la Comunidad Valenciana se hab¨ªa situado en el 12,1 por cien. A mayor deterioro del ambiente pol¨ªtico, a mayor polarizaci¨®n -que Vox contribuye a agudizar-, a mayor crispaci¨®n social, a mayor insolvencia de las fuerzas tradicionales para alcanzar consensos, mayor ganancia de la ultraderecha.
Vox no ha tenido que esforzarse para conseguir objetivos. Sus representantes institucionales, excepci¨®n hecha de los principales liderazgos nacionales, se exponen entre poco y nada ante la lupa de la opini¨®n p¨²blica. No suelen conceder entrevistas ni convocar ruedas de prensa. Cuando alguna vez lo hacen, es para remitirse al argumentario que peri¨®dicamente les es suministrado desde la direcci¨®n nacional del partido. Sus cuitas internas, que las hay como en cualquier organizaci¨®n, pasan desapercibidas o quedan relegadas al chascarrillo de caf¨¦. Tipo: en el ayuntamiento de Valencia Vox cuenta con dos concejales y no se hablan entre ellos.
El ¨²nico dirigente valenciano con proyecci¨®n nacional es el ex diputado y ex senador del PP Ignacio Gil L¨¢zaro, quien ocupa en la actualidad el cargo de vicepresidente cuarto del Congreso de los Diputados en representaci¨®n de Vox, partido al que se incorpor¨® en 2016 tras abandonar largos a?os de militancia en las filas del PP. Tampoco es muy dado a exponerse en tierras valencianas y evita la erosi¨®n que produce posicionarse frente a asuntos que circunvalan los mandamientos b¨¢sicos del credo voxista, aquellos que tienen contrastado atraen a nuevos votantes y galvanizan el apoyo de los entregados a la causa: no es violencia de g¨¦nero sino intrafamiliar, el estado de las autonom¨ªas es un c¨¢ncer, hay que recuperar las competencias transferidas a las comunidades, y s¨ª a la inmigraci¨®n, pero con orden y tabulada. Gil L¨¢zaro teme que en unos meses la direcci¨®n de Vox le pida un sacrificio por la causa: presentarse como candidato a la presidencia de la Generalitat o como alcaldable al Ayuntamiento de Valencia. Se resistir¨¢ hasta donde la obediencia debida se lo permita.
Escrib¨ª y lo mantengo que las posibilidades de gobierno en la Comunidad Valenciana -descartado un Consell de concentraci¨®n entre PSPV-PSOE y PP- se reducen a dos: repetici¨®n del Pacto del Bot¨¢nico con o sin Unidas Podemos, o gobierno del PPCV y Vox. Respecto a la segunda opci¨®n y por los comentarios recibidos en los ¨²ltimos d¨ªas, observo que la experiencia de lo sucedido en Castilla y Le¨®n no ha disipado dudas ni escepticismos, pese al pacto de Gobierno alcanzado en dicha autonom¨ªa con el PP: Vox contar¨¢ con un vicepresidente, tres consejeros y la presidencia del parlamento auton¨®mico. ?En Castilla y Le¨®n s¨ª y en la Comunidad Valenciana, no? ?Por qu¨¦? Si el PP valenciano tiene la oportunidad de recuperar una autonom¨ªa -la m¨¢s importante gobernada por un socialista- ?se van a poner sus dirigentes y sus superiores en Madrid estupendos y van a rechazar la posibilidad a fin de evitar el mestizaje con Vox? A otro perro con ese hueso.
Lo sorprendente de esta situaci¨®n es que todav¨ªa haya quien se sorprenda. Mejor leer algunos de los muchos ensayos que han aparecido en los ¨²ltimos tiempos que desentra?an el porqu¨¦ del ¨¦xito de los populismos, denuncian los fallos del sistema que han facilitado su penetraci¨®n en las bolsas de votantes y sugieren c¨®mo conjurar su avance para evitar males mayores en forma de retrocesos en derechos que cre¨ªamos s¨®lidos.
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