Joan Fuster, v¨ªctima del terrorismo
El periodista y escritor Francesc Bayarri, autor del libro ¡®Matar Joan Fuster¡¯, revisa el atentado en 1981 contra el ensayista de Sueca con dos bombas que qued¨® impune, con motivo del centenario de su nacimiento
D¨ªas despu¨¦s del atentado terrorista de 1981 contra Joan Fuster (1922-1992), el periodista y escritor Manuel Vicent escribi¨® en EL PA?S: ¡°Esta vez no se trataba de un artefacto de fabricaci¨®n casera, sino de algunos kilos de Goma 2 distribuidos en las rejas y programados aviesamente para que estallaran con un minuto de intervalo, con el prop¨®sito de cazar al escritor. Todo muy profesional¡±. Vicent conclu¨ªa: ¡°Despu¨¦s de tantos a?os de transici¨®n no hay m¨¢s remedio que empezar de nuevo por la primera lecci¨®n: el s¨¦ptimo, no matar. Aunque el contrario sea m¨¢s inteligente que t¨²¡±.
Tambi¨¦n el a?orado periodista Vicent Ventura public¨®: ¡°Quienes eligieron a Fuster como destinatario del kilo de dinamita de cada ventana de su casa no han sido, con seguridad, los ejecutores. Para ellos, Fuster no es m¨¢s que un rojo separatista, si a tanto llega su informaci¨®n. A su cargo estaba ¨²nicamente hacer bien hecho el mal que se les hab¨ªa encargado. Detr¨¢s hay, claro, los de las manos finas que ordenan matar y es a ellos a quienes se les deber¨ªa preguntar por qu¨¦ Fuster¡±.
El mismo Joan Fuster, preguntado por el juez encargado ¡ªes un decir¡ª del caso, afirm¨® no sospechar de nadie en concreto, pero enmarc¨® el atentado que acababa de sufrir como ¡°un episodio m¨¢s de la actividad terrorista que grupos m¨¢s o menos incontrolados desarrollan en nuestro pa¨ªs¡±, y de los cuales ¡°en otra ocasi¨®n ya fue v¨ªctima¡±.
Tampoco la polic¨ªa dud¨® en calificar la acci¨®n como un atentado. De hecho, fue la Brigada Regional de Informaci¨®n ¡ªcuya misi¨®n es investigar a los grupos terroristas¡ª la encargada ¡ªes un decir¡ª del caso. Veamos. Sindicatos y partidos de la izquierda convocaron una manifestaci¨®n en Sueca para expresar su solidaridad con el escritor. Acudieron unas 3.000 personas. Tambi¨¦n dos polic¨ªas de la mencionada brigada, quienes redactaron un informe con la siguiente frase: ¡°Sobre las 20.10 del d¨ªa 26 del presente mes de septiembre, se celebr¨® en la localidad de Sueca la manifestaci¨®n autorizada que diversos partidos pol¨ªticos de izquierda hab¨ªan proyectado en protesta por el atentado del cual fue objeto hace unos d¨ªas el escritor Joan Fuster¡±.
El 3 de octubre posterior se celebr¨® en la plaza de toros de Valencia otro acto de solidaridad. La Brigada de Informaci¨®n de Barcelona elabor¨® un informe sobre las entidades catalanas que tambi¨¦n promov¨ªan la concentraci¨®n. Los polic¨ªas escribieron desde Catalu?a: ¡°Acci¨® Cultural del Pa¨ªs Valenci¨¤ organiza un homenaje a Joan Fuster ante el atentado que sufri¨® en d¨ªas anteriores [¡]La Comissi¨® de les Entitats de la Crida a la Solidaritat en Defensa de la Llengua, la Cultura i la Naci¨® catalanes, cuyo secretariado permanente est¨¢ en la calle Pau Clar¨ªs (antes V¨ªa Laietana), n¨²mero 106, 1?-3?, de Barcelona (tel¨¦fono 317 10 72), organiza una salida para el d¨ªa 3 a las 9 horas, costando el viaje 1.500 pesetas¡±.
En resumen, despu¨¦s de un atentado, todos coinciden en que se trata de un atentado, y as¨ª lo escriben en sus art¨ªculos period¨ªsticos y en los informes oficiales. Porque si alguien va de madrugada a tu casa, coloca dos explosivos de dinamita Goma 2 capaces de hacerte saltar por los aires ¡ªa ti y a otras seis personas¡ª, act¨²a con la alevos¨ªa de calcular un intervalo entre la primera detonaci¨®n ¡ªcuya funci¨®n es hacerte salir a ver qu¨¦ ocurre¡ª y la segunda ¡ªque tiene el doble de potencia¡ª para as¨ª cazarte desprevenido y eliminar toda posibilidad de defensa, y su m¨®vil es el odio ideol¨®gico que te profesa¡ parece que s¨ª, que se trata de un atentado terrorista.
Pero el juez encargado ¡ªes un decir¡ª del caso consider¨® que ¨²nicamente se hab¨ªa producido una falta de da?os. Era el a?o 1981, el del golpe de Estado del 23-F, y quiz¨¢ aquel contexto influy¨® en la miop¨ªa judicial, que impidi¨® ver intenci¨®n de matar, premeditaci¨®n, explosivos, nocturnidad, m¨®vil ideol¨®gico, alevos¨ªa¡ El problema es que 41 a?os despu¨¦s el Estado contin¨²a sin ver que Joan Fuster fue objeto de un atentado terrorista. Y que, por tanto, merece la consideraci¨®n de v¨ªctima del terrorismo. En este caso, de terroristas de la extrema derecha.
En el homenaje a Fuster celebrado en la plaza de toros de Valencia se leyeron telegramas de apoyo del premio Nobel de literatura alem¨¢n Heinrich B?ll, del futuro premio Nobel Mario Vargas Llosa, o del novelista italiano Alberto Moravia. Es decir, la repercusi¨®n del atentado fue importante, incluso en el ¨¢mbito internacional. Pero tampoco esta circunstancia conmovi¨® los corazones endurecidos de los servidores del Estado del a?o 1981, m¨¢s preocupados por investigar a las v¨ªctimas (pidieron los antecedentes penales de Joan Fuster y de los dos amigos con quienes conversaba pl¨¢cidamente de literatura en aquella madrugada, y tambi¨¦n, como hemos visto, informaron de las manifestaciones de apoyo al escritor) que a los asesinos. En grado de frustraci¨®n, pero asesinos.
Joan Fuster era un hombre pac¨ªfico, que siempre escribi¨® contra el fanatismo (tambi¨¦n el de quienes se dec¨ªan sus seguidores), que reivindicaba el derecho a cambiar de opini¨®n, a no acumular muchas convicciones porque cada convicci¨®n se convierte en un prejuicio, que se re¨ªa de las frases solemnes, de los himnos y de las banderas (de todas). Mejor, mirar a los ojos a quienes llevan los estandartes. Lo que m¨¢s le preocupaba no era que le odiaran, sino que le obligaran a odiar a sus enemigos. Eso s¨ª que lo consideraba grave. Como escribi¨® Vicent Ventura, quienes quer¨ªan matarlo en la madrugada del 11 de septiembre de 1981 no sab¨ªan nada de todo esto. Y 41 a?os despu¨¦s, el Estado no sabe y no contesta.
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