A Joan Fuster, ileso
Y con esta ya van dos. Hace un par de a?os, en la calle de San Jos¨¦, en Sueca, los enemigos mortales de Joan Fuster le dejaron la primera bomba de aviso en la ventana. El regalo destroz¨® cristales, persianas, maderas y derrib¨® estanter¨ªas con libros. Ahora, los asesinos frustrados han vuelto de madrugada con el mismo encargo. Esta vez no se trataba de un artefacto de fabricaci¨®n casera, sino de algunos kilos de Goma 2 distribuidos en las rejas y programados aviesamente para que estallaran con un minuto de intervalo, con el prop¨®sito de cazar al escritor. Todo muy profesional.De pronto, Joan Fuster, al salir ileso en segunda instancia, se ha encontrado con su propia posteridad. Los enemigos ya le han rendido un homenaje a su manera, en est¨¦tica perversa, una bomba es la consagraci¨®n definitiva para un intelectual, la prueba de que ha llevado al hueso donde est¨¢ la verdad guardada por los verdugos. Pero las bombas de Sueca tambi¨¦n han despertado a los amigos del escritor, que se han echado a la calle para celebrar que esta vez tampoco haya muerto. As¨ª est¨¢n las cosas en el Pa¨ªs Valenciano. Cualquiera creer¨ªa que la simple erudici¨®n levanta tan bajas pasiones o que un legajo medieval es capaz de mover la dinamita.
Joan Fuster se ha impuesto el trabajo hist¨®rico de decir a los valencianos lo que son realmente, seg¨²n su opini¨®n. El mismo ya es un prototipo de una clase de gente de esa tierra. Flaco, ir¨®nico, inteligente, volteriano de caf¨¦, educado en la socarroner¨ªa arrocera, trabaja en la soledad de la mesa-camilla con las pesta?as abrasadas por las dioptr¨ªas y sin levantarse del sill¨®n frailero ha despertado la conciencia de un pueblo en un circuito cultural. Pero tambi¨¦n ha destapado odios como de rosario de la aurora. Por supuesto los que le han colocado las bombas en la ventana no han le¨ªdo un solo libro suyo. Todo es m¨¢s simple.
En el terreno de las ideas, Joan Fuster representa una opci¨®n del pueblo valenciano, una se?al de identidad, un bander¨ªn de enganche hacia una forma de entender la propia historia que, a su vez, tiene consecuencias econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales. Joan Fuster es el caso m¨¢s genuino del poder de la inteligencia. He aqu¨ª c¨®mo el trabajo de un investigador, la simple labor de esta especie de monje laico y erudito, enterrado entre c¨®dices y botellas de whisky, se abre paso a trav¨¦s de las cuartillas, repercute en las cabezas de una minor¨ªa de j¨®venes intelectuales y se expande por c¨ªrculos universitarios penetra en la guitarra de algunos cantantes y salta lenta pero forzosamente a la calle. Los partidarios de Joan Fuster se mueven por las ideas. Los enemigos de Joan Fuster han comenzado a trabajar con Goma 2. Este es el debate planteado en el Pa¨ªs Valenciano. Aproximadamente lo de siempre.
Ahora, los amigos de Joan Fuster van a ir a la plaza de toros de Valencia a protestar cantando contra la violencia, a decirle lo mucho que se alegran de que se haya librado otra vez y a reafirmarse en sus convicciones. Despu¨¦s de tantos a?os de transici¨®n no hay m¨¢s remedio que empezar de nuevo por la primera lecci¨®n: el s¨¦ptimo, no matar. Aunque el contrario sea m¨¢s inteligente que t¨².
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