Cuando Valencia quiso hacer fallera mayor a la hija de Kennedy
La correspondencia entre Junta Central Fallera y Jacqueline Kennedy constata la intenci¨®n del Ayuntamiento de Valencia de exaltar a la hija de John Fitzgerald Kennedy en 1965 y 1966
En noviembre de 1964, una nueva modernidad antifranquista, progresista y valencianista emerg¨ªa en el contexto imperante del regionalismo de foto fija, impulsado por el r¨¦gimen ultranacionalista espa?ol. Entonces, Adolfo Rinc¨®n de Arellano, alcalde de Valencia, consultaba con Manuel Fraga la posibilidad de hacer fallera mayor infantil de 1965 a Caroline Kennedy: ¨²nica hija de Jacqueline Kennedy y del presidente John Fitzgerald Kennedy, asesinado en Dallas un a?o antes, el 22 de noviembre de 1963.
La Valencia de hoy asienta sus cimientos en los a?os sesenta del siglo XX. Parte fundamental de los presupuestos te¨®ricos que desembocaron en los partidos pol¨ªticos, formados o reformulados durante la Transici¨®n, se desarrollaron en aquel periodo, excluyendo la anomal¨ªa del tard¨ªo nuevo socialismo surgido en el Congreso de Suresnes.
En 1962, Joan Fuster publicaba Nosaltres, els valencians y El Pa¨ªs Valenciano, Manuel Fraga llegaba al Ministerio de Informaci¨®n y Turismo del Gobierno de Espa?a y el Partido Comunista transitaba la nueva v¨ªa de reconciliaci¨®n nacional, al tiempo que esbozaba el pr¨®ximo eurocomunismo, que lo alejar¨ªa de los postulados de Mosc¨². Estos hechos, junto al explosivo crecimiento demogr¨¢fico de la ciudad, entre 1960 y 1975, han marcado hasta hoy un pedazo del pensamiento pol¨ªtico y cultural valenciano, con mayor o menor intensidad seg¨²n las discontinuidades y los contextos hist¨®ricos que recorren estas seis d¨¦cadas. Por otro lado, han determinado el desarrollo econ¨®mico de un territorio que dej¨® de ser mayoritariamente agrario, focalizado, desde entonces, al turismo, la hosteler¨ªa y la industria.
La correspondencia de la Junta Central Fallera
En 2015, el librero anticuario Rafael Solaz Gallego (Valencia, 1978) adquiri¨® un lote de libros antiguos, grabados y fotograf¨ªas. All¨ª encontr¨®, por casualidad, correspondencia, fechada en 1964 y 1965, entre diferentes autoridades ministeriales y municipales del r¨¦gimen franquista, as¨ª como entre la Junta Central Fallera y Jacqueline Kennedy. El material permaneci¨® oculto hasta que, en 2021, Solaz mostr¨® en su Instagram algunas instant¨¢neas de las cartas.
Seg¨²n aparece en la correspondencia consultada, en una primera misiva de Rinc¨®n de Arellano a Fraga se indica la posibilidad de iniciar los tr¨¢mites para contactar con la oficina de la ex primera dama. El ministro gallego accede, tras recibir el benepl¨¢cito del responsable gubernamental de Exteriores, Fernando Mar¨ªa Castiella, pidiendo que sea Junta Central Fallera y la alcald¨ªa quienes lleven a cabo la gesti¨®n. Es entonces cuando el presidente del ¨®rgano ejecutivo de las fiestas, Juan Bautista Mart¨ª Belda, env¨ªa una carta a Jackie Kennedy con la intenci¨®n de exaltar a su hija Caroline como fallera mayor infantil de Valencia. El 11 de febrero de 1965, la secretaria personal de Jacqueline Kennedy, Nancy Tuckerman, responde en nombre de esta al presidente de Junta Central Fallera alegando que, por motivos de protecci¨®n de la privacidad de la menor, la se?ora Kennedy declinaba la invitaci¨®n.
En 2017, Juan Carlos Colomer, doctor en Historia por la Universitat de Val¨¨ncia, public¨® Gobernar la ciudad: alcaldes y poder local en Valencia (1958-1979). La obra analizaba las pol¨ªticas municipales durante m¨¢s de dos d¨¦cadas de franquismo local. ¡°Adolfo Rinc¨®n de Arellano fue alcalde de Valencia de 1958 a 1969. Es nombrado para frenar las ideas de otra parte del franquismo, contestataria en c¨®mo se hab¨ªa gestionado la riada de 1957. ?l rechaza el planteamiento de que el franquismo ha abandonado la ciudad y se pone a trabajar, en el contexto de los 25 a?os de paz, por reconstruirla, bas¨¢ndose en los planteamientos urban¨ªsticos del desarrollismo franquista¡±, se?ala el historiador.
Desde el punto de vista pol¨ªtico, Rinc¨®n de Arellano demand¨® mayor autonom¨ªa para la gesti¨®n econ¨®mica de la ciudad e intent¨® proyectar la imagen de Valencia en relaci¨®n con los intereses regionalistas del periodo. ¡°En esto fueron fundamentales las Fallas, como fiesta que condensaba los intereses de la ciudad y permit¨ªa emitir una imagen de ¡®Levante feliz¡¯ al exterior. De hecho, aparte de la tentativa con la hija de los Kennedy, en este tiempo fue fallera mayor infantil de Val¨¨ncia, en 1960, la propia nieta de Franco, Carmen Mart¨ªnez Bordi¨², en un intento de atraer a la ¨¦lite del franquismo. En esa l¨ªnea, pero con mayor proyecci¨®n internacional y en un intento de vincularse a Occidente, estar¨ªa la propuesta ¡ªun tanto marciana¡ª de hacer fallera mayor a Caroline Kennedy, y m¨¢s al poco tiempo de fallecer su padre¡±, incide Colomer.
Grandes de Espa?a 1 ¨C Municipalismo franquista 0
Tras la negativa de Jackie para acudir a Valencia, las autoridades locales siguieron pulsando nuevas teclas diplom¨¢ticas, con las Fallas de 1966 en mente. As¨ª consta en la carta enviada por Mart¨ª Belda a Miguel Garc¨ªa de S¨¢ez, Comisario General del Pabell¨®n de Espa?a en la Feria Mundial de Nueva York, en julio de 1965.
Un a?o antes, Garc¨ªa de S¨¢ez hab¨ªa exhibido al bailar¨ªn Antonio Gades en la exposici¨®n neoyorquina. La actuaci¨®n del artista eldense cautiv¨® a la arist¨®crata estadounidense, que se interes¨® por la delegaci¨®n espa?ola. De nuevo, este contacto fue infructuoso, ya que la posibilidad de traer a Espa?a a Jacqueline Kennedy se encontraba en una instancia superior: Antonio Garrigues D¨ªaz-Ca?abate, embajador espa?ol en Estados Unidos.
Entre 1962 y 1964, el diplom¨¢tico trab¨® amistad con la familia Kennedy. Al ocupar la embajada en el Vaticano, en 1965, Jackie fue su invitada en la residencia diplom¨¢tica de Roma. Meses despu¨¦s, la viuda de Am¨¦rica accedi¨® a la invitaci¨®n de la duquesa de Alba, fraguada bajo supervisi¨®n de Garrigues, para visitar la Feria de Abril de Sevilla, en 1966. Las pol¨ªticas municipalistas del Ayuntamiento de Valencia, que pretend¨ªan apuntarse una victoria propagand¨ªstica, fueron insuficientes ante las gestiones privadas de la alta nobleza del r¨¦gimen.
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