Las Fallas no son para perros ni gatos
Las residencias caninas se llenan durante unas fiestas caracterizadas por el ruido de los petardos que puede cambiar el comportamiento de los animales y provocar fobias y hasta taquicardias
Chuck tiene p¨¢nico a los petardos. En cuanto oye uno en la calle empieza a temblar, nervioso. Llega a padecer diarrea. Solo se tranquiliza cuando llega a casa y se esconde debajo de una cama o en el cuarto de ba?o. A Niu, sin embargo, no parece importarle demasiado el estr¨¦pito de los masclets. Se gira sorprendida e intenta identificar el foco de la explosi¨®n y, si puede, se abalanza sobre los rescoldos. Chuck es un perro peque?o de raza schnauzer y Niu, una labradora mediana. Ambos viven en el centro de Valencia, epicentro de las Fallas, en las que los petardos son parte esencial de su idiosincrasia.
Las fiestas enfilan su semana grande que concluye con la crem¨¤ de los monumentos el 19 de marzo. Pero desde el d¨ªa 1 ya se respira un ambiente muy fallero y se disparan todos los d¨ªas, a las 14 horas, las masclet¨¤s (composici¨®n r¨ªtmica de explosiones pirot¨¦cnicas en la que los efectos visuales no son primordiales como en los fuegos artificiales nocturnos), probablemente la cita social y el espect¨¢culo fallero m¨¢s apreciado por los valencianos.
Desde entonces, las residencias caninas se empiezan a llenar de perros y tambi¨¦n de gatos, aunque menos, porque al ser animales que no tienen la necesidad de salir de sus dominios dom¨¦sticos no les perjudica tanto el ruido de la calle. Ambos tienen una gran capacidad auditiva. Hasta cuatro veces superior a la del ser humano (con un rango de audici¨®n de 10.000 a 20.000 hercios) en el caso de los perros (de 10.000 a 50.000 hz) y todav¨ªa m¨¢s en el de los felinos (los j¨®venes pueden llegar a 100.000 hz). Por tanto, el ruido les afecta m¨¢s, independiente de su raza y tama?o, que a los humanos.
Marina Miralles, veterinaria y et¨®loga valenciana, especializada en comportamiento de perros y gatos, explica que hay canes ¡°que no tienen miedo a los petardos; otros, experimentan un miedo moderado y luego est¨¢n los que padecen una fobia intensa y lo pueden pasar muy mal: dejan de comer y de orinar y llegan a sufrir taquicardias, diarreas o v¨®mitos, y en los casos muy graves, pueden intentar saltar por la ventana si est¨¢n solos¡±. ¡°La ventaja de los gatos de piso, que tambi¨¦n lo pueden pasar mal, es que no necesitan salir para hacer sus necesidades y tienen la estrategia de esconderse en casa m¨¢s marcada que los perros¡±, indica.
Lo ideal es sacar a los perros de la ciudad. Salir unos d¨ªas fuera (como hacen muchos vecinos que no son falleros, con o sin perro) del foco festero o llevar a los animales a una residencia o dejarlos al cuidado de alguien que viva alejado de los ruidos. Si no es posible, como suele suceder, se recomienda combinar tratamientos paliativos, con farmacolog¨ªa y productos naturales, apunta Miralles. Tambi¨¦n es aconsejable fomentar escondites dentro de la casa, donde los animales se sientan m¨¢s seguros y aislados. ¡°Por ejemplo, debajo de una mesa, con una manta gruesa por encima que a¨ªsle del ruido... Adem¨¢s, hay que cerrar bien las ventanas, poner la tele o la radio, sonidos habituales que a¨ªslan tambi¨¦n del exterior, evitar dejar solo al animal¡± y darle tranquilidad y caricias si tiene miedo, apunta.
Eva no puede marcharse este a?o en Fallas, pero ya est¨¢ pensando en hacerlo el pr¨®ximo a?o para evitarle estos d¨ªas a Chuck. Ella y su familia bajan al perro a la calle, muchas veces en brazos, en el horario con menos foll¨®n festivo. No es f¨¢cil, si se vive en el centro. Adem¨¢s de las masclet¨¤s y los castillos (fuegos artificiales) organizados por el Ayuntamiento, cada casal fallero cuenta con su programa y muchos valencianos, sin necesidad de ser falleros, son aficionados a tirar petardos (cuya potencia est¨¢ delimitada) por la calle. Comprar bombetas (de muy escasa potencia) a los ni?os es como un rito de iniciaci¨®n.
Roc¨ªo y Mireia no dudan en dejar la ciudad para irse al campo unos d¨ªas con su perra Lola, que aguanta bien los petardos, pero a cada explosi¨®n aumentaba un poco el ritmo de sus pasos el pasado domingo. ¡°Esto es inaguantable y no solo para los perros. Los falleros toman la ciudad¡±, protesta Mireia, mientras camina por una calle tomada por una de las numerosas carpas instaladas en la ciudad. Silvia y Pedro son falleros y acaban de adoptar un perro mil leches que, de momento, no ha mostrado ning¨²n miedo por las tracas. ¡°La bajamos a la calle o al r¨ªo [al jard¨ªn del Turia] un rato y luego se queda en casa, en la que no hay apenas ruido¡±, explican.
Este a?o, el Ayuntamiento ha recomendado que no se lancen petardos a la hora de la siesta (de 15 a 17 horas) para descansar y para que las mascotas puedan salir a pasear. Es una sugerencia, no una restricci¨®n normativa, como la que te¨®ricamente rige por las noches que proh¨ªbe el uso de la pirotecnia (de 2 a 7.30) en los d¨ªas principales de la fiesta (del 15 a 19).
La clientela de Laura Evans suele ser ¡°muy previsora¡± y reserva plaza para estas fechas ¡°con bastante antelaci¨®n¡±. Ella es educadora canina ¡°en positivo¡± y acoge poco m¨¢s de una docena de perros en una casa de campo, en Canimals, en la poblaci¨®n de Vilamarxant. Comenta que ning¨²n perro puede disfrutar de un ruido estridente como el de los petardos, aunque a veces no lo manifieste de manera gr¨¢fica. ¡°Lo pueden gestionar mejor o peor, pero ?c¨®mo no les va a afectar?¡±. Hay terapias que ayudan y unas gotitas de CBD, extracto de marihuana medicinal sin el ingrediente psicoactivo, facilitan la relajaci¨®n, apunta. Sobre los gatos, ¡°muy sensibles emocionalmente¡±, recuerda que les cuesta mucho gestionar los cambios en su entorno, si bien no necesitan bajar la calle, lo que les beneficia estos d¨ªas.
Tambi¨¦n est¨¢ llena la residencia canina y felina El Puerto, en la localidad de Pu?ol, con medio centenar de animales. ¡°Por estas fechas siempre se llena. Es normal, estamos en Valencia. A los animales les cuesta asimilar esta locura que hacemos con los petardos. Tenemos clientes muy fieles. Ahora estamos en temporada alta, como en las vacaciones de verano¡±, dice Mois¨¦s Albarrac¨ªn, responsable del centro.
Las mascotas son tambi¨¦n objeto de un pujante negocio. La oferta de cuidadores en casa propia y paseadores, tambi¨¦n en fallas, que se anuncia en Internet es ingente. Los precios son muy amplios, var¨ªan en funci¨®n de los servicios a partir de los 10-12 euros por noche.
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