Maz¨®n y la descarbonizaci¨®n de Zaplana
Desde que fue ungido, el nuevo presidente est¨¢ entregado a la reducci¨®n progresiva de las emisiones del tufo que a¨²n desprende la gesti¨®n de su patrocinador
El primer gobierno del pacto entre el PP y Vox (el tiempo dir¨¢ si es una UTE o ¡°un divorcio duro¡±) supone una seria apuesta por el medio ambiente. Y no porque llega cargado de intenciones para combatir el cambio clim¨¢tico y de medidas para impulsar la transici¨®n ecol¨®gica, sino porque recicla muchas piezas viejunas del engranaje que agit¨® la espumosa ¨¦poca de Eduardo Zaplana al frente de la Generalitat, cuando el ensue?o imperial del ¡°poder valenciano¡±, cuyos oscuros brillos escruta y deconstruye ahora la justicia bajo su potente lupa. Es medioambiental por eso y porque esta operaci¨®n de reciclaje, que incluye al propio presidente, implica un serio intento por descarbonizar la figura del exalcalde de Benidorm, ese hombre a quien sus muy fans ven como la s¨ªntesis de Kennedy, Lincoln y Pericles, y al que la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, por el contrario, considera un delincuente al que pide 19 a?os de c¨¢rcel por blanqueo, cohecho, falsedad y prevaricaci¨®n. Si bien este es un caso en el que Carlos Maz¨®n siempre tira de papel de fumar y ve ¡°antecedentes suficientes para ser prudente y muy respetuoso¡±. Claro que el flamante muy honorable incluso ha llegado a decir varias veces sin inmutarse que Rita Barber¨¢ fue declarada inocente, cuando (verificaci¨®n de declaraciones) su caso fue archivado por defunci¨®n. Y de eso se trata: de cambiar el curso de los acontecimientos.
Por eso, desde que fue ungido, est¨¢ entregado a la reducci¨®n progresiva de las emisiones del tufo que a¨²n desprende la gesti¨®n de su patrocinador para devolver la figura de Zaplana repristinada, perfumada y planchada (con uno de sus asequibles trajes de Antonio Puebla) y subirla al desangelado altar de la derecha, cuyas hornacinas est¨¢n vac¨ªas y donde est¨¢n clavadas tres cruces por el procesamiento de tres presidentes (tres) de la Generalitat. Porque el PP necesita un punto de referencia en el pasado para anclar la reconquista del 28 de mayo y no encuentra ninguno (ni con Alberto Fabra como decorado parlamentario) que aguante sin una potente sesi¨®n de cosm¨¦tica y contranarrativa. Que Maz¨®n zaplanea no es ninguna novedad. Nunca ha disimulado su filiaci¨®n, devoci¨®n e inspiraci¨®n. Pero ahora, mientras Zaplana dispara sus ¨²ltimos cartuchos judiciales a la espera de que el 23-J traiga al S¨¦ptimo de Caballer¨ªa al rescate, debe dar el do de pecho y allanar el trayecto. Hay prisa. Y ah¨ª est¨¢ cumpliendo con la formaci¨®n de su primer gobierno, solemnizando su agradecimiento a trav¨¦s del desembarco de un buen pu?ado de sus representativos excargos y revalidando la acci¨®n que desempe?aron en aquellas legislaturas en las que, como preconiz¨® el l¨ªder, ¡°habr¨¢ para todos¡±. Y la reinicia con el mismo rumbo y prop¨®sito. Reconocimiento al padre, es decir, ra¨ªces. Es el potente mensaje que manda el nuevo presidente a quienes no comulgan de forma desinhibida con el pasado del PP. No es partido para escr¨²pulos. Y en ello sigue la hoja de ruta que en el ¨¢mbito municipal tambi¨¦n recorre Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, la alcaldesa de Valencia, con la difunta Rita Barber¨¢ (santa s¨²bita) y su florido puente sobre aguas turbulentas. Solo que en el caso de Maz¨®n nunca hubo la apostas¨ªa de Catal¨¢ y no se trata de expiaci¨®n de pecado sino estrictamente de reivindicaci¨®n, homenaje y rehabilitaci¨®n. Y ese es el otro mensaje, que tambi¨¦n comparten ambos siguiendo el itinerario marcado en el argumentario: memoria selectiva del pasado para la reescritura del presente desde el poder. La coyuntura no pod¨ªa ser m¨¢s propicia: el electorado no solo no ha castigado la apestosa trayectoria de corrupci¨®n del PP sino que la ha premiado. Camino despejado.
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