El capazo del pueblo que se convirti¨® en carrito de la compra y ahora se vende en el MoMA de Nueva York
La empresa familiar Rolser dise?a para la tienda del prestigioso museo un producto sostenible ideado en su f¨¢brica de la localidad alicantina de Pedreguer
Cuando exhib¨ªan sus carritos de la compra en las ferias internacionales de productos del hogar de Chicago o Nueva York, los potenciales clientes sol¨ªan formular la misma pregunta: ¡°?Y esto, qu¨¦ es? ?Una maleta? ?Una nueva trolley? ?Un bolso con ruedas?¡±. En Estados Unidos no existe la tradici¨®n europea, muy extendida sobre todo en pa¨ªses como Espa?a o Francia, de salir de casa con un carrito para meter la compra y facilitar su transporte. ¡°Siempre se quedaban mirando nuestros carros porque para ellos era algo completamente nuevo. Nos dec¨ªan ¡®qu¨¦ bonito¡¯ antes de preguntar. Si acaso emplean unas cestas met¨¢licas cuadradas con ruedas¡±, explica Mireia Server, directora ejecutiva de Rolser, en la sede de esta empresa, emplazada a los pies del macizo del Montg¨®, en el peque?o municipio de Pedreguer.
Esta firma alicantina, l¨ªder del mercado en Espa?a seg¨²n un estudio de la consultora GFK, ha logrado no solo abrirse mercado en el pa¨ªs donde el coche es el rey, sino que ha entrado en uno de los mejores y m¨¢s visitados museos del mundo, el MoMA (Museo de Arte Moderno) de Nueva York, probablemente la ciudad m¨¢s europea de Estados Unidos. ¡°En Nueva York se camina mucho y hay muchas escaleras, sobre todo en los edificios m¨¢s antiguos y protegidos de Manhattan, que no tienen ascensor, como los que hay en el Soho, por ejemplo¡±, se?ala Vicent Server, tambi¨¦n director ejecutivo de la empresa familiar, que empez¨® en 1966 haciendo capazos de esparto y palma y ahora vende sus carritos en 60 pa¨ªses.
El museo conoci¨® sus productos y encarg¨® en abril a la empresa un dise?o exclusivo en el pa¨ªs norteamericano para vender en sus tiendas f¨ªsicas y online. ¡°Un d¨ªa nuestra compa?era encargada del mercado americano nos dice toda nerviosa que nos han escrito del MoMA. Estaban interesados en un carrito de seis ruedas para subir escaleras. Ellos tienen como un club y les interesa contar con productos de dise?o pr¨¢cticos, que puedan resolver problemas cotidianos que se plantean en Nueva York. Adem¨¢s, esos productos deben cumplir una serie de requisitos, como el dise?o, la sostenibilidad y el uso de materiales reciclados¡±, apunta Mireia. ¡°Su petici¨®n y nuestra filosof¨ªa encajaban perfectamente¡±, apostilla Vicent Server.
El Subescaleras del MoMA, que el museo denomina Stair Climbing Shopping Trolley in Recycled Material, se vende en la tienda electr¨®nica a 189 euros (con gastos de env¨ªo incluidos). El precio en Espa?a es de 80 euros. ¡°Estar en la tienda del museo es una cuesti¨®n de prestigio, m¨¢s que de volumen de negocio, posiciona a la marca y es un reconocimiento. Al principio no nos dimos cuenta de la importancia, ha sido luego, al ver la gran repercusi¨®n, que hemos sido conscientes¡±, comenta Mireia Server. Rolser tambi¨¦n est¨¢ presente en grandes ciudades como Los ?ngeles o San Francisco. El pasado a?o, uno de los carros, elaborado 100% con materiales reciclables, gan¨® un reputado premio alem¨¢n Reddot, dedicado al dise?o.
Mireia y Vicent son como hermanos, aunque son primos. Son la tercera generaci¨®n al frente de la empresa. Tienen 45 a?os y han mamado desde la cuna los carritos, a los que les quieren ir eliminando la ¡°coletilla de la compra¡± de comida y bebida para ¡°abrir el espectro de su uso para ir de camping, a la playa, al gimnasio, de compras de ropa¡±. Pretenden eliminar clich¨¦s sexistas como que se trata de un producto destinado sobre todo a las mujeres o a las personas mayores.
El nombre Rolser est¨¢ formado por el acr¨®nimo del verbo en ingl¨¦s roll (rodar) y la primera s¨ªlaba del apellido familiar, Server. Surgi¨® cuando la actividad dio un salto y se profesionaliz¨® a mediados de los a?os setenta. La familia se dedicaba a hacer capazos, productos de mimbre y palma, como en otros pueblos de la comarca de la Marina Alta, como Gata de Gorgos, donde se mantiene la tradici¨®n. ¡°La gente viv¨ªa de lo que daba la monta?a. Cog¨ªa la palma, la secaba, la prensaba¡±, cuenta Vicent. Un d¨ªa a?adieron ruedas a sus bolsas para facilitar la compra y el carrito, que no era un invento nuevo pero no estaba extendido en Espa?a, llam¨® la atenci¨®n de la cadena multinacional de supermercados Spar. ¡°Juan, Juan, que tenemos un pedido de Spar¡¯, dijeron a mi padre, que estaba haciendo la mili. La familia pens¨® que si una empresa como la alemana estaba interesada, es que no iban mal encaminados y apostaron por ella¡±, relata Mireia Server.
Ahora Rolser cuenta con una enorme planta en el pol¨ªgono que inauguraron en el pueblo, donde se trabaja el chasis, que es la estructura de hierro, aluminio o pl¨¢stico, y la bolsa, se ensamblan todos los elementos y se dise?a el producto. Tambi¨¦n fabrican tablas de planchar y escaleras. La firma se ha expandido adquiriendo otra f¨¢brica en Vietnam y un almac¨¦n en Miami. La plantilla supera los 200 empleados y el pasado a?o factur¨® 20 millones de euros. Buena parte de los trabajadores proceden del mismo Pedreguer. ¡°Bueno, all¨ª hay uno de D¨¦nia¡±, bromea en valenciano un operario, que dice conocer, como otros muchos vecinos del pueblo de 8.280 empadronados, al pedreguerense m¨¢s popular, el futbolista internacional del Valencia CF Jos¨¦ Luis Gay¨¤.
La evoluci¨®n de la empresa es constante, con una demanda creciente y un cat¨¢logo de carritos muy amplio. La firma experiment¨® dos bums internacionales: cuando se empezaron a cobrar las bolsas de pl¨¢stico y cuando estall¨® la pandemia del coronavirus. ¡°Tuvimos que ampliar plantillas y hacer turnos. En la pandemia, nuestro producto daba seguridad al consumidor cuando solo pod¨ªas salir de casa para comprar y hab¨ªa tanto temor a tocar las cosas¡±, explican.
Rolser intenta adaptarse a las peculiaridades de cada mercado. Los chasis redujeron su altura en los carros destinados a Jap¨®n, donde suelen gustar los estampados de motivos florales; para Canad¨¢, tuvieron que aplicar un recubrimiento anticorrosivo para evitar su oxidaci¨®n por la nieve y las bajas temperaturas; en los pa¨ªses del norte de Europa prefieren un dise?o y un colorido m¨¢s austero y neutro. El departamento de dise?o, clave en la firma, est¨¢ dirigido por Isabel Server, hermana de Vicent.
Mireia y Vicent coinciden en subrayar la gran fortuna que ha tenido la familia porque los distintos miembros de la misma se han interesado por desempe?ar funciones diferentes dentro de la empresa, lo cual ha facilitado la convivencia. Ella, por ejemplo, se inclin¨® desde el principio por el marketing y la administraci¨®n de empresas, mientras que a ¨¦l siempre le atrajeron los ingenios mec¨¢nicos y resolver los problemas t¨¦cnicos. Ahora dirigen de manera conjunta la firma. Ambos tienen hijos, a¨²n peque?os. La decisi¨®n de continuar con la tradici¨®n familiar de los carritos cuyo germen fueron los antiguos capazos solo depender¨¢ de ellos. ¡°Eso s¨ª, tenemos la obligaci¨®n de ense?arles la empresa, sin ninguna presi¨®n¡±, apunta Mireia. ¡°Tienen que hacer lo que les guste en la vida¡±, a?ade Vicent. De momento, todo queda en familia.
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