El toreo actual y su realidad, a prop¨®sito de la feria de Fallas
La estructura de la fiesta sigue estancada bajo los intereses creados por el ¡®taurinismo¡¯ oficial
A la vista de las combinaciones de las primeras ferias de la temporada y, en consecuencia, lo que se puede esperar que ofrezca Sevilla, por abril, y Madrid, por San Isidro, la tauromaquia parece estancada y sin vocaci¨®n de abrir caminos de futuro. Estancamiento, sobre todo, en cuanto a organizaci¨®n y en cuanto a dar paso sin complejos, ni ataduras, a los j¨®venes toreros que cada vez tienen m¨¢s complicado hacerse un hueco en las grandes citas.
La tauromaquia sigue empantanada en registros antiguos, sin que evolucione hacia los nuevos tiempos que corren. Mucho o poco, seg¨²n se mire, se habla de que la tauromaquia necesita un reconocimiento a nivel oficial. Que es necesario un ¨®rgano regulador que, de alguna manera, ponga orden y coherencia al espect¨¢culo. Incluso los mismos profesionales, o algunos de ellos, han clamado muchas veces por esta cuesti¨®n. Pero, sinceramente, lo hacen con la boca peque?a. Los poderes f¨¢cticos del taurinismo, a pesar de sus reivindicaciones sobre la necesidad de ese organismo oficial, lo que persiguen es autorregular el espect¨¢culo. Decidir todo lo concerniente a este y sus circunstancias. Ser juez y parte, en definitiva. Es decir, buscando una comparaci¨®n, como si en un partido de f¨²tbol el arbitro no existiera y fueran los propios jugadores, los entrenadores o los presidentes, quienes decidieran si el gol es legal, si hay penalti, si existe un fuera de juego o una tarjeta roja. M¨¢s claro: que los intervinientes en el espect¨¢culo taurino decidieran cuando cambiar de tercio, cuando devolver un toro al corral, cuando y en qu¨¦ cantidad otorgar trofeos...hacer de su capa un sayo y de sus caprichos una decisi¨®n.
Se est¨¢ demostrando, desde hace tiempo aunque no con tanto descaro como ahora, que lo que algunos se ganan en los ruedos lo pierden luego en los despachos. Y al contrario: lo que algunos no se ganan ante el toro, lo consiguen mediante la pertenencia a una administraci¨®n poderosa. Y as¨ª se advierte en la composici¨®n de carteles, de ferias. Un ¨®rgano oficial que regulara los verdaderos m¨¦ritos de los toreros posiblemente har¨ªa m¨¢s justicia. Habr¨¢ quien diga que el arte del toreo no tiene medida, ni tabla de puntuaci¨®n que valga, una buena raz¨®n para hacer y deshacer a su antojo.
Esta temporada los taurinos ya est¨¢n lanzando mensajes sobre la supuesta escasez de toros en el campo, sobre todo para las ferias de primera. ?No ser¨¢ que lo que escasea son toros al gusto de las primeras figuras? ?No ser¨¢ que lo que se persigue es disminuir la presencia del toro, bajar el trap¨ªo, las caras...? ?Claro que faltaran toros si siempre se anuncian las mismas ganader¨ªas, algunas convertidas en verdaderas factor¨ªas de hacer toros en serie! En el campo lo que sobran son toros, pero no al gusto de los principales consumidores. Pregunten a los ganaderos, que los hay y muchos, que tienen toros de sobra, pero que por procedencia, encaste o presencia no son admitidos al gran banquete de las ferias. Pregunten y busquen. Seguro que encuentran.
Las primeras ferias de la nueva temporada, y pongo como referencia la de Fallas por ser la que inicia el ciclo de abonos de primera, han perdido la oportunidad de refrescar carteles y, en consecuencia, el escalaf¨®n de los matadores de toros. Un escalaf¨®n que se hace viejo y que necesita con urgencia un relevo generacional. La pregunta podr¨ªa ser, ?hay relevo? Pues si no se intenta, si no se dan oportunidades, nos quedaremos con las ganas de saber si en verdad los j¨®venes triunfadores tienen futuro o si se ha generado en torno a ellos una excesiva expectativa. P¨®nganlos a torear y saldremos de dudas, pero tengan tambi¨¦n un poco de paciencia y no los marginen a las primeras de cambio. Casos, por ejemplo de ?ngel T¨¦llez y Francisco de Manuel, que de ser revelaciones en el 22 pasaron la ¨²ltima temporada muy discretos aunque tampoco gozaron de la confianza que deben tener los toreros m¨¢s j¨®venes. Tomen nota Borja Jim¨¦nez y Fernando Adri¨¢n, casos muy parecidos a los anteriores y que van a entrar en escena esta temporada, por aquello de ¡°cuando las barbas de tu vecino veas afeitar...¡±.
Un caso singular es el de Tom¨¢s Rufo, torero capaz porque lo ha demostrado con creces, pero que sin la protecci¨®n de El Juli se lo van a poner dif¨ªcil entrar en carteles de tron¨ªo como hasta ahora. Al tiempo.
Por otra parte, de siempre se ha quejado el taurinismo oficial de que ser apoderado y empresario al mismo tiempo es una aberraci¨®n y va en contra de los intereses naturales del toreo. Se lo hemos escuchado a todos; s¨ª, a todos. Pero luego, una vez subidos al carro, donde dije digo, digo diego. A¨²n recuerdo alguna conversaci¨®n con Sim¨®n Casas, que en sus tiempos de lucha por hacerse un sitio entre el empresariado, reivindicaba con golpes sobre la mesa que el empresario deb¨ªa de ser tal y el apoderado idem de lo mismo, apoderado. Cada uno a lo suyo y un contrasentido y mal para la Fiesta ejercer esa dualidad. De esto que cuento han pasado casi cuarenta a?os. Sim¨®n Casas, productor taurino como se autodenomina, cambi¨® de parecer en cuanto tuvo a su alcance una porci¨®n de la tarta. Como ¨¦l, otros muchos. Por cierto, hay nuevos empresarios que no admiten cr¨ªtica alguna, que se creen como si fueran inventores del toreo y sus circunstancias.
Y no me olvido de las administraciones, diputaciones, ayuntamientos, gobiernos auton¨®micos, que tienen a su cargo la gesti¨®n de las plazas de toros. Ellos tambi¨¦n tienen su cuota de responsabilidad , por ejemplo, a la hora de redactar pliegos de condiciones para el arrendamiento de los cosos. La exigencia art¨ªstica en esos pliegos es m¨ªnima y casi todos los casos parecen ser m¨¢s defensores de los empresarios que del p¨²blico. Tomen nota, pues.
Como tampoco me olvido de la falta de exigencia que se ha instalado en el p¨²blico, que est¨¢ dando por bueno todo pase lo que pase. Se ovacionan faenas finiquitadas con espadazos infames, que luego son premiadas por palcos sin criterio alguno. Y si a alg¨²n presidente se le ocurre ponerse serio, se le llama ¡°robapuertasgrandes¡± o enemigo de la Fiesta. ?No ser¨¢ al rev¨¦s? No ser¨¢ m¨¢s enemigo el que da por bueno todo, el que carece de exigencia, el que para todo vale que vale todo? Hay quien opina que el toreo duerme con su enemigo que, precisamente, est¨¢ dentro. Igual tambi¨¦n todo es una consecuencia de la complicidad de los medios de comunicaci¨®n, o de algunos. No s¨¦.
En definitiva, el toreo necesita una revoluci¨®n a fondo, en su estructura administrativa y en lo que respecta a lo que sucede en el ruedo. Este espect¨¢culo es tan grandioso que los propios profesionales no pueden ser tan torpes como para dejar que languidezca hasta su desaparici¨®n. Pero cada temporada que pasa sin reaccionar, es un argumento para los que desde fuera azuzan.
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