Que lo limpien, que para eso les pagan
?Cu¨¢ntos docentes conocen los nombres de las personas que asean la clase en la que imparten su materia?
Os propongo un ejercicio de memoria: pensad en cuando fuisteis estudiantes, evocad ese periodo el¨¢stico y vibrante de la ense?anza, volved a las aulas. No importa si ha transcurrido mucho o poco tiempo, tampoco el nivel educativo.
Acomodaos en las im¨¢genes que emergen, deteneos en las personas que estaban all¨ª. Seguramente sonri¨¢is o frunz¨¢is el ce?o al recordar las amistades que se trababan entre el alumnado. Seguid. Moved vuestra mirada m¨¢s all¨¢ de los pupitres. Es probable que os venga a la cabeza una profesora o un tutor que destac¨® por su palabra luminosa y viva o, si tuvisteis mala suerte, por su oscuridad devoradora. Continuad. Salid a los pasillos, recorred las instalaciones. Posiblemente vuestro itinerario mental pase por delante de la conserjer¨ªa y salude. Tambi¨¦n, quiz¨¢, se acerque a quienes tantos almuerzos nos suministraron en la cantina y gui?e un ojo. Persistid. ?Veis a alguien m¨¢s?
Los medios de comunicaci¨®n de la Comunitat Valenciana se hicieron eco durante el verano de los impagos sufridos por el personal de limpieza de m¨¢s de sesenta centros de educaci¨®n p¨²blica. Si ni siquiera cobran puntualmente ?c¨®mo van a formar parte de nuestra memoria sentimental?
Pedimos la estabilizaci¨®n de las plantillas docentes porque entendemos que es una medida crucial para mejorar la calidad nuestros centros. Nos escandalizar¨ªamos si se subcontrataran ense?antes. Sin embargo, apenas nos fijamos en lo que ocurre con quienes limpian, como si no formaran parte de la comunidad educativa, como si no constituyeran una preciada pieza del proceso de ense?anza.
?Cu¨¢ntos docentes conocen los nombres de las personas que asean la clase en la que imparten su materia? ?Cu¨¢ntos interact¨²an profesionalmente con ellas? ?Qu¨¦ porcentaje de profesorado mantiene una relaci¨®n fluida y no verticalizada con esta parte del personal?
Si respondi¨¦ramos con sinceridad a estas preguntas, nos sonrojar¨ªamos.
Quienes nos dedicamos a la formaci¨®n sabemos que ense?amos todo el tiempo, con todo lo que hacemos y tambi¨¦n con todo lo que no hacemos. Nuestra responsabilidad es inmensa. La desconexi¨®n entre los diferentes sectores de la comunidad educativa tiene consecuencias. La jerarquizaci¨®n o el trato condescendiente de unos sobre otros todav¨ªa m¨¢s. En este contexto, por desgracia, no resulta extra?o que escuchemos en nuestros centros comentarios despreciativos de algunos chavales (por ejemplo, el famoso ¡°que lo limpien, que para eso les pagan¡±) o incluso observemos faltas de respeto directas. En el mejor de los casos, el alumnado ignora al personal de limpieza, finaliza su etapa formativa sin conocer un nombre, sin recordar una cara¡ Si no forma parte de nuestra memoria afectiva, como hemos comprobado con el ejercicio de memoria que os propon¨ªa al inicio, no est¨¢ siendo colocado en el mapa de las profesiones valiosas, fundamentales, dignas.
Ahora es el momento de iniciar el nuevo curso. Por eso me gustar¨ªa animar al profesorado, desde las aulas de infantil a los pasillos universitarios, a integrar a las personas que limpian en el proceso de aprendizaje. Llam¨¦moslas por el nombre delante de nuestro alumnado, tengamos interacciones frecuentes y horizontales con ellas, colaboremos activamente, invit¨¦moslas a clase. ?Y si toman la palabra un d¨ªa y explican sus dificultades laborales? ?Qu¨¦ aprender¨ªamos?
Este curso vuelvo a ser tutora de 2? de Bachillerato. Ojal¨¢ en junio, entre los agradecimientos que pueblan los discursos de graduaci¨®n, alguien mencione, con nombres y apellidos, a las personas que limpian.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.