Cirug¨ªa y brocha gorda
En campa?a electoral, la ideolog¨ªa se impone e incluso falsifica datos y alimenta preocupaciones con el objetivo de atraer al mayor n¨²mero de votantes posible
Las elecciones hacen aflorar una supuesta dial¨¦ctica entre preocupaciones reales y ficticias de la ciudadan¨ªa. Se suele considerar que la vivienda, la educaci¨®n, la sanidad, la inmigraci¨®n, los servicios sociales y, por supuesto la financiaci¨®n auton¨®mica son el grueso de los problemas reales, mientras los asuntos m¨¢s ideol¨®gicos quedan en el universo metaf¨ªsico. Pero no es as¨ª. En campa?a electoral, la ideolog¨ªa se impone e incluso falsifica datos y alimenta preocupaciones ciudadanas con el objetivo de atraer al mayor n¨²mero de votantes posible y compactar a los propios.
La campa?a ya concluida ha dado numerosos ejemplos de ello. La derecha ha hecho bandera, entre otras cosas, de las ocupaciones de viviendas. Alberto N¨²?ez Feij¨®o ha llegado a afirmar que la autonom¨ªa es poco menos que territorio de anarqu¨ªa, desorden y falta de respeto a la propiedad. En la Catalu?a, donde 20 familias son diariamente desahuciadas de su vivienda, en 2023 hubo 445 ocupaciones ilegales del total de las 2.261 de toda Espa?a, seg¨²n datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Se prometen oficinas contra la ocupaci¨®n, como las que ya existen en comunidades y municipios donde gobiernan los cultivadores del miedo: PP y Vox. Sus resultados son tan exiguos que no se hacen p¨²blicos, como sucede en Badalona, Castilla-Le¨®n o Comunidad Valenciana. Propagand¨ªsticamente, sin embargo, logran su objetivo de transmitir la sensaci¨®n de seguridad y salvaguarda de los principios.
Pero la derecha y la extrema derecha no est¨¢n solos. Quienes aspiran a la hegemon¨ªa o a sumar una mayor¨ªa suelen, en ocasiones, acompa?arlos. Junts per Catalunya puso como condici¨®n para aprobar los fracasados presupuestos de la Generalitat para 2024 dar luz verde a una unidad policial contra las ocupaciones. El PSC ha recogido el guante y lo ha incorporado a su programa electoral.
Es cierto que hay narcopisos ocupados, pero son desalojados de manera inmediata. Extender la an¨¦cdota a categor¨ªa es esconder el problema de la vivienda. El 90% largo de los desahucios corresponden a pisos de grandes tenedores a quien la banca ¨Cque el a?o pasado obtuvo 23.000 millones de beneficios¨C traspas¨® sus carteras inmobiliarias. Los partidos responsables deber¨ªan acabar con los espejos distorsionadores.
Adem¨¢s de la vivienda, la seguridad es otra de las piedras sobre las que asienta el razonamiento conservador. Se puede remachar hasta la saciedad, como hace el PP, que Catalu?a es la comunidad con mayores tasas de criminalidad. Pero tal afirmaci¨®n pierde fuelle confront¨¢ndola con datos: 60,6 por 100.000 habitantes, cuando el ¨ªndice en Baleares es superior (63,4) y que en Madrid (59,2) solo es un punto inferior. En la capital de Espa?a, por cierto, es donde m¨¢s robos en domicilios se producen: uno cada 20 minutos. Y a nadie se le ocurre presentar el Madrid de Ayuso y Almeida como la patria de los desvalijadores de domicilios.
Pero al margen de espejos distorsionadores y campa?as ideologizadas, el Govern que surja de las urnas el 12-M no lo va a tener f¨¢cil. Catalu?a es la pen¨²ltima comunidad aut¨®noma en inversi¨®n por habitante y a?o en sanidad (1.362 euros en 2022). Despu¨¦s de los recortes de los gobiernos de Artur Mas es un milagro que solo el Madrid de la libertad (1.249 euros) gaste menos. En pol¨ªticas sociales, por detr¨¢s de Catalu?a (2.781 euros por habitante) solo est¨¢, otra vez, Madrid (2.399 euros). En Educaci¨®n, Catalu?a ¨Cen mitad de la tabla¨C invierte 1.005 euros por habitante, contra los 826 de Madrid del dumping fiscal.
Tampoco hay que olvidar que en Catalu?a 700.000 personas est¨¢n en situaci¨®n de pobreza material y social severa, y que la Generalitat apenas da cobertura a 140.000. Excepto el Pa¨ªs Vasco y Navarra ¨Cque cuentan con el cupo¨C las autonom¨ªas de r¨¦gimen com¨²n cojean en muchas partidas por falta de una financiaci¨®n tan ajustada como injusta. Pero eso no lo es todo. Venimos de 10 convulsos a?os de proc¨¦s y es precisa una gesti¨®n de los problemas que se asiente m¨¢s en la cirug¨ªa que en la brocha gorda del populismo y la demagogia.
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