El ¨²ltimo truco de Puigdemont

Que la independencia no funciona como reclamo electoral en la Catalu?a de 2024 lo sab¨ªa hasta Carles Puigdemont. Lo mismo aplica para el refer¨¦ndum unilateral, la secesi¨®n expr¨¦s y todos los trucos que el independentismo invoc¨® en las primeras etapas del proc¨¦s. De ah¨ª que el l¨ªder de Junts ¡ªque no es el iluminado que sus rivales disfrutan caricaturizando¡ª confeccionara un programa electoral donde la independencia solo aparece como un objetivo intangible, sin plazos, como medio m¨¢s que como fin en s¨ª mismo. En lugar de esto, Puigdemont aviv¨® el sentimentalismo (?qui¨¦n no siente una m¨ªnima compasi¨®n por un ¡°exiliado¡± que no puede volver a casa?) y realz¨® su figura como l¨ªder mesi¨¢nico, capaz como nadie de unir familias rotas, en este caso las del independentismo. Puigdemont, h¨¢bil en el discurso en la m¨¢s pura tradici¨®n convergente, no solo salv¨® los muebles el pasado domingo, sino que logr¨® sumar tres diputados al discreto resultado que Junts hab¨ªa obtenido en 2021.

Esquerra tuvo menos suerte. Sabedor igualmente que la independencia es un se?uelo averiado tras a?os de promesas incumplidas, Pere Aragon¨¨s busc¨® otra mercanc¨ªa que vender. Lo apost¨® todo a la bandera de la gesti¨®n. Tras a?os de desgobierno, con Puigdemont y Quim Torra al frente, el joven presidente alardeaba de haber puesto cierto orden en la Generalitat. Y, ciertamente, su gobierno ha adoptado medidas atrevidas como la regulaci¨®n de los alquileres o duras restricciones de agua para afrontar la sequ¨ªa. Y, sin embargo, la sensaci¨®n generalizada era que el gobierno no tiraba. Hasta el 40% de ciudadanos cree que el Govern Aragon¨¨s ha gestionado mal o muy mal. Edificar una campa?a electoral sobre estos cimientos era, como m¨ªnimo, arriesgado.

Y luego est¨¢ la CUP. Dentro del independentismo tradicional, los anticapitalistas vieron venir de entrada que los m¨¢s j¨®venes son los m¨¢s desafectos a la causa independentista en estos momentos. Y no tardaron en virar su campa?a desde la desobediencia secesionista hacia el ecologismo y el decrecimiento tur¨ªstico. Pese a que estos asuntos est¨¢n en lo alto del listado de preocupaciones juveniles, tampoco han dado con la tecla. La desafecci¨®n, la desconfianza y el hartazgo han podido m¨¢s que sus propuestas.

El resultado no puede ser m¨¢s demoledor para el movimiento que ha dominado la pol¨ªtica catalana los ¨²ltimos a?os. Desde 2017, el independentismo ha perdido nueve puntos de cuota de voto y se ha dejado por el camino 800.000 votos, lo que le ha llevado a perder la mayor¨ªa absoluta. Esquerra se ha retirado al rinc¨®n de pensar y la CUP promete una reflexi¨®n a fondo sobre lo ocurrido. Junts per Catalunya es el ¨²nico que sigue en la pista de baile, ajeno al hecho de que los neones se apagaron hace horas. Aunque los n¨²meros no salgan, insiste en articular un gobierno independentista. La maniobra, con posibilidades de ¨¦xito tirando a nulas, es el ¨²ltimo truco de Puigdemont. Pero que sea est¨¦ril como propuesta no quiere decir que sea in¨²til: Junts ya tiene argumento de campa?a para las elecciones europeas.