Una sacudida de 15 minutos sin efecto sobre la pol¨ªtica real
Puigdemont reaparece en Barcelona con una pirueta que compromete al Parlament, enreda al Govern y ridiculiza a los Mossos
Entr¨® en escena cuando el reloj a¨²n no hab¨ªa dado las nueve de la ma?ana y quince minutos despu¨¦s ya hab¨ªa desaparecido. El zarandeo que le dio Carles Puigdemont este jueves a la pol¨ªtica catalana dur¨® el mismo rato que un recreo. Llegar, fotografiarse y volver a marcharse. Puigdemont reapareci¨® en Barcelona, seis a?os y diez meses despu¨¦s de haber huido a B¨¦lgica para burlar la acci¨®n de la justicia. Se dio un fugaz chapuz¨®n de masas antes de ocultarse de nuevo. Especialista en tratar de desafiar a la ley y a las instituciones del Estado, su ¨²ltima cabriola merma el cr¨¦dito de pilares de la institucionalidad catalana: los Mossos d¡¯Esquadra y la propia Generalitat. Su partido trat¨® de alterar el ritmo del Parlament.
El expresident irrumpi¨® en la previa del pleno de investidura de Salvador Illa y despleg¨® un plan preconcebido para acaparar el protagonismo de la jornada. No fue por el contenido de su discurso, breve y sabido, sino por su repentina desaparici¨®n en medio de un acto en el centro de Barcelona donde la Guardia Urbana contabiliz¨® a m¨¢s de 3.000 personas. Junts afirm¨® que fueron 10.500. En la misma calle donde est¨¢ la sede del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), la m¨¢s alta instancia judicial de Catalu?a, Puigdemont se subi¨® a un escenario, habl¨® a sus fieles, recogi¨® una ovaci¨®n y se esfum¨® mont¨¢ndose en un coche blanco.
Carles Puigdemont ha referido en reiteradas ocasiones que siente como una ofensa cuando se afirma que, en 2017, se march¨® de Catalu?a escondido en el maletero de un coche. El expresident subraya que la historia no es cierta y defiende que puso rumbo a B¨¦lgica sentado de manera convencional dentro del veh¨ªculo. En su relato, Puigdemont a?ade que iba vestido de president, con traje y el pin institucional en la solapa. Este jueves, el l¨ªder de Junts escribi¨® otro cap¨ªtulo de sus escapadas en autom¨®vil: se escabull¨® de la multitud que lo acababa de vitorear, subi¨® a un Honda blanco que hab¨ªa estacionado junto al Arco del Triunfo de Barcelona y logr¨® esfumarse de lo que se hab¨ªa anunciado como un ¡°blindaje policial¡± de las inmediaciones del Parlament. ¡°Hoy he venido para recordaros que a¨²n nos mantenemos aqu¨ª, porque no tenemos derecho a renunciar¡±, dijo en su breve intervenci¨®n. ¡°Hace siete a?os que nos persiguen¡±, dijo, y luego se esfum¨®. La comitiva de diputados de Junts recorri¨® a pie el camino hasta el parque de la Ciutadella, sede del Parlament. All¨ª estaba Eduard Sallent, comisario jefe de los Mossos. La idea era que la comisar¨ªa de informaci¨®n efectuara la detenci¨®n de Puigdemont sin demasiados aspavientos. Sallent vio desfilar al grupo de Junts, pero sin rastro del expresident.
¡°La primera parte del plan ha salido bien¡±, coment¨® una fuente cercana al mando de Junts. M¨¢s tarde, en el debate de investidura, el partido reclam¨® la suspensi¨®n del pleno tildando de ¡°intolerable¡± que los Mossos hubieran reaccionado activando una operaci¨®n Jaula para dar alcance a Puigdemont ¡°como si fuera un terrorista¡±, critic¨® la portavoz parlamentaria de JxCat, M¨°nica Sales. A ¨²ltima hora del jueves, su abogado, Gonzalo Boye, asegur¨® a TV3 que Puigdemont ¡°se ha ido a su casa, donde tiene su lugar de trabajo¡±, tras su regreso, aunque sin precisar si se refiere al domicilio en el que reside desde hace casi siete a?os en B¨¦lgica y afirm¨® que Puigdemont ¡°no se entregar¨¢ nunca¡±.
Solo el entorno m¨¢s cercano del expresident conoc¨ªa los detalles del retorno. Viaj¨® d¨ªas antes del pleno y logr¨® permanecer inadvertido. El mi¨¦rcoles, cuando supuestamente ya estaba en Catalu?a, public¨® un v¨ªdeo afirmando que hab¨ªa ¡°emprendido el viaje de retorno desde el exilio¡±. Este jueves por la ma?ana, los diputados de Junts se concentraron en una acera de la calle Trafalgar, a escasa distancia del escenario que se hab¨ªa habilitado en el Arco del Triunfo. Antes de las nueve, Puigdemont apareci¨®.
Andaba r¨¢pido, e iba a acompa?ado del secretario general de Junts, Jordi Turull, que cargaba una mochila, y de dos hombres de mediana edad que simulaban ejercer de guardaespaldas. En una suerte de mel¨¦ de rugby, el grupo de Junts envolvi¨® r¨¢pidamente al expresident. A su lado se engarzaron Josep Rull, presidente del Parlament; Albert Batet, presidente del grupo parlamentario; Josep Rius, portavoz de JxCat y el abogado Boye. Lo condujeron, abriendo el paso entre el gent¨ªo, hasta los pies del escenario. Puigdemont, vestido con chaqueta y corbata, complet¨® los ¨²ltimos metros al trote.
El retorno del l¨ªder de Junts era un compromiso que hab¨ªa asumido ¨¦l mismo durante su campa?a electoral para optar a la presidencia de la Generalitat. Confiado en que no habr¨ªa obst¨¢culos judiciales para que se le aplicara la ley de amnist¨ªa, Puigdemont anunci¨® que su retorno estaba fijado para despu¨¦s de las elecciones del 12 de mayo, y precis¨® que lo mismo daba que la investidura sirviera para hacerlo president a ¨¦l o no. Perdi¨® las elecciones y el posterior pacto de ERC con el PSC acerc¨® a Salvador Illa a la Generalitat. Puigdemont reaccion¨® recriminando el acuerdo a Esquerra, y precisando que agilizando la investidura propiciaba que ¨¦l fuera detenido ¡°en muy pocos d¨ªas¡±. Este jueves, en el centro de Barcelona, Puigdemont insisti¨® en un vaticinio que de momento es fallido: ¡°hoy muchos van a festejar que me detengan¡±.
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