Cansancio en el reino gallego de las vacas lecheras
El sector agr¨ªcola y ganadero de la comunidad aut¨®noma afronta la falta de relevo en las explotaciones por el envejecimiento de la poblaci¨®n sin una soluci¨®n a la vista
Aunque a menudo las miren con desconfianza, los candidatos a presidir la Xunta de Galicia saben que no hay campa?a electoral exitosa sin una buena foto con vacas. Hay m¨¢s de 800.000, tantas como pensionistas. En los m¨ªtines de estos d¨ªas nadie se olvida del sector primario, ramificado en lo que producen la tierra, el mar y el monte, cada uno con sus propios problemas. Sobre el papel aporta unos 2.900 millones de valor a?adido y supone el 4,6% del PIB de la comunidad aut¨®noma, con unos 71.000 ocupados, seg¨²n la EPA. Pero en el recuento social, ese peque?o porcentaje va mucho m¨¢s lejos: o agro tiene el superpoder de evitar la despoblaci¨®n rural en un lugar singularmente envejecido. Y parece que no lo est¨¢ consiguiendo, por mucho que se lamenten agricultores y pol¨ªticos.
Isabel Vilalba camina por el huerto de su explotaci¨®n de 70 animales en Lourenz¨¢, en la comarca de la Mari?a Central, al norte de Lugo. ¡°Desde hace 15 o 20 a?os vivimos una desaparici¨®n paulatina de proyectos productivos¡±, reflexiona. La estad¨ªstica cifra en 24.900 el n¨²mero de explotaciones restadas al campo entre 2009 y 2020. Los labregos que se quedan son mayores, de una edad media que supera los 50 a?os, casi la mitad mujeres, sin relevo a la vista: la comunidad tiene la menor tasa de j¨®venes en municipios rurales de Espa?a. ¡°Sobre cada explotaci¨®n que se pierde giran otras actividades, como los servicios veterinarios o la venta de insumos, que tambi¨¦n desaparecen¡±, lamenta la tambi¨¦n secretaria del Sindicato Labrego Galego. La reflexi¨®n que hace F¨¦lix Porto, de Uni¨®ns Agrarias, a?ade que nadie se va a vivir en el campo sin una m¨ªnima rentabilidad y sin que haya servicios. ¡°Dif¨ªcilmente les podemos exigir que hagan un esfuerzo cuando se desmantelan las escuelas, hay dificultades con la cobertura de internet y desaparecen servicios sanitarios¡±.
Las granjas que se quedan, eso s¨ª, ganan tama?o y capacidad econ¨®mica, pero esa dimensi¨®n todav¨ªa es escasa para sacarle m¨¢s partido a los alimentos. Edelmiro L¨®pez, profesor de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad de Santiago, lleva a?os siguiendo el rastro estad¨ªstico del campo. ¡°La producci¨®n agroganadera sigue teniendo un peso mayor aqu¨ª que en la media de comunidades espa?olas, pero un matiz importante es que no se trata solo de producir, sino de transformar lo que se produce, y ah¨ª su peso es bastante menor¡±. Excluye a la industria pesquera, con su potente sector conservero y transformador, que dispersa por el litoral una importante red de centros de investigaci¨®n. En cambio, en el sector l¨¢cteo se ve el extremo desequilibrio entre el protagonismo de la producci¨®n (de las granjas sale el 40% de la leche espa?ola, 1,5 millones de toneladas) y la transformaci¨®n: solo un 25% de esa leche l¨ªquida acaba convirti¨¦ndose en quesos o natas, unas 630.000 toneladas. ¡°Sigue habiendo un imaginario colectivo de que somos un pa¨ªs agrario, pero ya no es tan as¨ª¡±, cree L¨®pez, que identifica varios problemas: el grado de aprovechamiento de superficies con potencial agr¨ªcola es bajo, solo la quinta parte se dedica a cultivo y pasto. Y hay grandes extensiones de monte forestadas, ¡°pero el rendimiento que se podr¨ªa sacar es mayor¡±.
Carmen Lence preside Leche R¨ªo, la segunda empresa que m¨¢s recoge y la ¨²nica de capital gallego de entre las 10 l¨¢cteas m¨¢s grandes de Espa?a. Su mirada es bastante m¨¢s optimista. ¡°El n¨²mero de explotaciones ha bajado, pero la producci¨®n no. As¨ª como la gran distribuci¨®n se concentra, los productores tambi¨¦n, porque tienen que tener cierto tama?o para ser competitivos. El ganadero no quiere una econom¨ªa de subsistencia como antes; quiere vacaciones, d¨ªas libres¡±. Identifica un punto a favor indiscutible: ¡°Aqu¨ª hay agua¡±. Adem¨¢s, los precios en origen ya no enfadan tanto a los ganaderos, prueba de ello es la escasa movilizaci¨®n en las ¨²ltimas tractoradas. La gran distribuci¨®n, el tap¨®n tradicional que imped¨ªa las subidas cuando los costes de producci¨®n crec¨ªan, se abri¨® parcialmente en 2022. ¡°Nos hemos dado cuenta de que no se puede exprimir tanto la vaca, no se puede tener leche por debajo de lo que cuesta el agua en el lineal¡±. Pero reconoce que una parte de ese mundo rural tan manido en los m¨ªtines est¨¢ desanimado, se siente poco valorado. ¡°Se dice que los ganaderos abusan de los animales, que la agricultura contamina, se habla de ellos con desprecio. La regulaci¨®n nos vuelve locos. Merecemos un respeto¡±. A ello se le suma el hecho de que, sin tradici¨®n familiar, es dif¨ªcil que los j¨®venes se interesen por emprender en el campo.
Carlos Teijeiro, de 42 a?os, es una excepci¨®n. Dej¨® un puesto c¨®modo y bien pagado en el sector tecnol¨®gico para hacerse cargo de la empresa c¨¢rnica de su familia en Sarria (Lugo), parada del Camino de Santiago. Compr¨® 20 hect¨¢reas de terreno en el vecino O Incio y piensa inaugurar este verano la mayor granja de cr¨ªa de cerdo celta del pa¨ªs, una raza aut¨®ctona robusta de patas largas, dorso estrecho y orejas muy grandes que a punto estuvo de desaparecer. ¡°Emprender es complicado, sin ayudas ser¨ªa imposible¡±, reconoce. Y mucho m¨¢s para quien, como ¨¦l, se ha metido en una fuerte inversi¨®n para producir de forma ecol¨®gica.
El apoyo p¨²blico forma parte, valora Isabel Vilalba, de la ecuaci¨®n en la que viajan las soluciones ¡ª¡°siempre y cuando no tarden a?os en contestarte y no obliguen a la gente a estar dos o tres a?os sin ingresos¡±, aclara¡ª. ?Pero no es ya el agr¨ªcola un club privilegiado con casi un tercio del presupuesto europeo en subsidios? Francisco Bello, secretario de X¨®venes Agricultores (Asaja), recuerda que la PAC es una pol¨ªtica que no ha cambiado en sus bases desde 1957. ¡°Eso ha ido derivando hacia la idea de que, si les damos ayuda a los agricultores, los podemos atornillar cada vez m¨¢s, porque para eso les pagamos. Si el campo fuera tan rentable no habr¨ªa tanta p¨¦rdida de efectivos¡±. Es, analiza Lence, el eterno debate agravado ahora por las consecuencias del cambio clim¨¢tico. ¡°?Quieres aire limpio, agua limpia y soberan¨ªa alimentaria o quieres comida de laboratorio?¡± La respuesta dar¨ªa para escribir cien programas electorales.
El monte tambi¨¦n peina canas
Solo en el Ayuntamiento de Ortigueira (A Coruña) se corta más madera, 200.000 metros cúbicos, que en la suma de siete comunidades autónomas españolas. “A diferencia de otros lugares, tenemos un sustrato muy potente de pequeños propietarios y comunidades de montes vendiendo madera”, explica Juan Picos, profesor en la escuela de ingeniería forestal de la Universidad de Vigo. El bosque también padece de tener una base social que envejece. “Desaparecen propietarios y sus hijos ya ni saben dónde están las fincas”. El aprovechamiento de eucalipto y pino está básicamente concentrado en las zonas de costa, con un grave abandono en zonas frondosas del interior. La mitad de la facturación del sector se va en tablero y pasta de papel que aprovecha la controvertida fábrica de Ence en Pontevedra. El resto, en serrado y segunda transformación. Hay, dicen los expertos, grandes oportunidades a la vista: “La demanda está aumentando con la transición energética. La madera evita que usemos plástico, hormigón o carbón”. La cruz está en si Galicia será capaz de aprovecharlo para invertir en centros industriales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.