¡°Jugar a ser diferente es lo m¨¢s paleto del mundo¡±
La cantante y actriz quiere un Madrid que recupere lo que va ¡°perdiendo¡±: ¡°la sanidad, la educaci¨®n, la cultura¡±. Sin esas cosas, dice, ¡°nos embruteceremos¡±
Tiene mucho sentido acabar esta serie de conversaciones con artistas ante el 4-M con Ana Bel¨¦n (Madrid, 1951). Al fin y al cabo, ella dio vida al alma que mejor ha representado la identidad de Madrid: Fortunata. Interpret¨® a la hero¨ªna vilipendiada y antiheroica galdosiana en la serie que rod¨® Mario Camus y vio toda Espa?a en 1980. Aparte, cant¨® a la Puerta de Alcal¨¢, naci¨® en Lavapi¨¦s¡ O sea, ella s¨ª que puede presumir de hacer las cosas a la madrile?a. Como leyenda viva que es.
Pregunta. ?Qu¨¦ es Madrid?
Respuesta. Miguel R¨ªos sol¨ªa decir cuando ¨ªbamos de gira que ten¨ªa un manager que le aconsej¨® lo siguiente: cuando llegues a una ciudad en la que notes alg¨²n gesto antip¨¢tico, diles que son crisol de culturas¡ Me voy a poner cursi y decirte que para m¨ª Madrid es eso, crisol de culturas, pero que ha crecido como tal dentro de un continuo mestizaje sin pretensiones. La ¨²nica pretensi¨®n que hemos tenido los madrile?os siempre es que quien aqu¨ª viniera, se sintiera bien sin exigirle nada. A lo largo de mi vida yo he percibido siempre esa solidaridad.
P. Pues ahora, mire, algunos pretenden que no venga nadie y que el que lo haga se sienta bastante mal. ?Por qu¨¦ en algunos ¨¢mbitos eso se ha roto?
R. Porque se juega a que somos diferentes. ?Diferentes? ?A qui¨¦n? ?A nosotros mismos? ?C¨®mo se puede alardear de eso? ?En qu¨¦? ?En que tenemos bares y noche agitada? Pues como en todas partes. Es lo m¨¢s paleto del mundo, lo m¨¢s chato e inculto que se pueda escuchar. Cuando algunos hablan del Madrid de la alegr¨ªa, vale, perfecto, pero para m¨ª en el sentido que le dio Mario Benedetti: defender la alegr¨ªa.
P. Fortunata dec¨ªa: ¡°Yo soy pueblo¡±. ?Qui¨¦n nos ha escrito mejor que Gald¨®s?
R. Nadie¡ Y adem¨¢s con la capacidad que tuvo de radiografiar a todas las clases y los barrios. Aun as¨ª, no entiendo c¨®mo ha podido ser tan despreciado. Cuando rodamos la serie anduve mucho por los alrededores del vecindario donde nac¨ª, en Lavapi¨¦s. Este verano, con la mascarilla, mi hermana y yo fuimos a darnos una vuelta. Regreso cuando voy al teatro tambi¨¦n, sal¨ª de all¨ª con 13 a?os, pero todo me resulta a¨²n tan reconocible.
P. El color de piel ha cambiado, es hoy un agitado para¨ªso multicultural.
R. S¨ª, pero se nota, como en mi infancia, que la calle es de quienes all¨ª habitan. Como cuando ¨¦ramos ni?os: la calle era nuestra, con sus fronteras que no pod¨ªamos traspasar, al sur, la puerta de Embajadores y al norte, Tirso de Molina. Viv¨ªamos en casas muy pobres, con una humedad y una sordidez que nos empujaban, claro, a la calle. Y m¨¢s abajo, hab¨ªa gente a¨²n m¨¢s pobre que nosotros, ni?os que viv¨ªan de recoger carbonilla a los que nos impresionaba mucho ver.
P. Contrastes.
R. S¨ª, por un lado, eso; por otro, desplazarse a Gran V¨ªa resultaba algo as¨ª como viajar a Hollywood. Y colarte en los portales de Rosales y alrededores, tan elegantes, como meterte en una pel¨ªcula de ¨¦poca. Hoy han ca¨ªdo todas esas fronteras en pos de una mayor igualdad.
P. ?Recuerda Madrid con m¨²sica?
R. Siempre. Y creo que la canci¨®n que mejor le va a la ciudad es Suspiros de Espa?a. Sirve para todas y todos. Sigo recordando Madrid con la m¨²sica de la radio y mi madre cantando, que lo hac¨ªa muy bien. Ahora, mira, se quita la educaci¨®n musical de las escuelas.
P. ?Porque lo que se impone es el ruido?
R. Eso me molesta. Y viene del descuido. Cuando esas cosas se pasan por alto, no se les da valor. Lo mismo ocurre tambi¨¦n con la sanidad, la educaci¨®n en general o la cultura, se abren agujeros que son dif¨ªciles de reponer. Pero es que mira las propuestas que estamos escuchando: ?abrir los bares!, ?inventar la tapa! No, mira, la tapa ya est¨¢ inventada hace mucho. A m¨ª ponme una tapa con m¨¢s sanidad y m¨¢s educaci¨®n. No hay que reivindicar los bares. Los bares no representan ninguna utop¨ªa: est¨¢n y estar¨¢n, siguen ah¨ª, por suerte. Pasemos de los bares como sue?o de un mundo mejor a otras cosas importantes.
P. ?Por ejemplo?
R. De lo que hay que hablar es de la gente que lo pasa mal: de esas colas del hambre a las que se alude con tanta insolencia y que, adem¨¢s de la verg¨¹enza que les supone a quienes tienen que acudir a ellas, son se?alados, en vez de que esa verg¨¹enza de verlos ah¨ª se nos contagie a nosotros, como me pasa a m¨ª. Todo eso hiere tanto. Es tan innecesario escucharlo. Pero, claro, para eso hay que pensar lo que se dice antes de hablar. Y si de paso se proponen cosas que merezcan la pena, mejor.
P. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa que fuera Madrid?
R. Me gustar¨ªa que siguiera siendo eso, un lugar sin pretensiones donde cuid¨¢ramos mucho m¨¢s lo que ten¨ªamos y vamos perdiendo: la sanidad, la educaci¨®n, la cultura. Sin esas cosas, nos embruteceremos.
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