Movilizaci¨®n en Galicia para evitar que un mosaico romano del siglo III acabe en un rancho de Texas
La pieza, despu¨¦s de una larga peripecia, acab¨® en la galer¨ªa Carlton Hobbs de Nueva York. Una recogida de fondos y donativos permitir¨¢ adquirirla y llevarla a territorio gallego

M¨¢s all¨¢ de las enciclopedias Salvat o Espasa, en Vigo y alrededores los ni?os del baby boom de los setenta mataban muchas horas muertas contemplando las fotos en blanco y negro de un libro gordo con tapas verdosas. Vigo en su historia, editado por la caja de ahorros municipal que ya no existe (pero cuyo reloj sigue despertando y acostando a la ciudad al son de la Alborada de Veiga y la Negra Sombra), era la lectura favorita de Gonzalo Fern¨¢ndez-Tur¨¦gano. Aquel cr¨ªo de la cosecha del 76 que ahora es abogado, ejecutivo de banca y amante del arte afincado en Madrid, sol¨ªa entretenerse en casa de sus t¨ªos pasando las hojas de este volumen de 676 p¨¢ginas; pero una y otra vez quedaba estancado, o m¨¢s bien hechizado, entre la 49 y la 53. Ah¨ª era donde le esperaban siempre un m¨²jol y un par de almejas trazadas con teselas que hoy sabe que son de colores. Los animales flotaban sobre un fondo oce¨¢nico representado con moscas de agua, el mismo s¨ªmbolo (l¨ªneas superpuestas, rematadas con una especie de bigote) hallado en otros mosaicos ib¨¦ricos de tem¨¢tica marina. El texto que acompa?aba en el libro la imagen del Mosaico Romano de Panx¨®n (Nigr¨¢n, Pontevedra) recog¨ªa explicaciones del arque¨®logo Fernando Acu?a Castroviejo, que hab¨ªa investigado el origen de la pieza.
Seg¨²n el especialista, en una fecha anterior a 1850 la familia Puga de Nigr¨¢n hab¨ªa descubierto casualmente este vestigio del siglo III durante unas obras en su parcela al borde del mar; el mosaico era mucho mayor, pero los Puga salvaron de la destrucci¨®n un solo fragmento, encargando una mesa de tijera, al estilo romano, para encastrarlo; luego vendieron el mueble a un gran coleccionista de Tui, Ricardo Blanco Cicer¨®n; y m¨¢s de un siglo despu¨¦s, en el a?o 2000, la pieza reaparec¨ªa en Castellana Subastas (Madrid). La compraba por algo menos de dos millones de pesetas un pujador dan¨¦s y, en 2012, el mosaico ya hab¨ªa cruzado el Atl¨¢ntico desde Londres y estaba en la galer¨ªa de antig¨¹edades neoyorquina Carlton Hobbs. Pero en su lugar de origen se le hab¨ªa perdido la pista. Hasta que en 2018, buceando en cat¨¢logos de casas de arte en internet, a Fern¨¢ndez-Tur¨¦gano le vinieron a saludar a la pantalla aquel pez tan serio y las almejas del libro de su infancia.
¡°Lo vi por casualidad, estaba en venta¡±, cuenta el redescubridor de esta joya. ¡°En un viaje a Nueva York qued¨¦ con Carlton Hobbs para ir a verlo. No ten¨ªa ni idea del origen, aunque el entonces conservador de arte romano del Metropolitan Museum, Carlos Pic¨®n, lo hab¨ªa identificado como un mosaico lusitano del siglo III. Le coment¨¦ que me interesaba repatriarlo, y me dijo que si era para exponer estaba dispuesto a rebajar el precio, de 75.000 a 58.000 d¨®lares¡å.
Fue despu¨¦s cuando un grupo de vecinos y personas afectivamente vinculadas a Nigr¨¢n ¡ªun para¨ªso marinero al sur de Vigo que desde hace medio siglo se mece en brazos de la presi¨®n tur¨ªstica y residencial¡ª constituyeron la Asociaci¨®n para la Repatriaci¨®n del Mosaico Romano de Panx¨®n. Fern¨¢ndez-Tur¨¦gano es vicepresidente primero; su t¨ªa, la m¨¦dica jubilada Pilar P¨¦rez Saavedra, presidenta; y el profesor de Historia de la ESO Gustavo Pascual, vicepresidente segundo. Pero adem¨¢s, entre los promotores del rescate del mosaico hay navegantes como Diego Torrado, gestores culturales o surfistas profesionales como Gony Zubizarreta. En octubre de 2020, este colectivo ciudadano firm¨® un acuerdo de reserva con la gerente de Carlton Hobbs, Stefanie Rinza, y el marchante especializado en mobiliario de la aristocracia europea de los siglos XVII, XVIII y XIX. Durante dos a?os, es decir, hasta el pr¨®ximo octubre, los galeristas se compromet¨ªan a no vender el mosaico gallego a nadie y daban margen a la asociaci¨®n para recaudar fondos.

El grupo lanz¨® una campa?a de micromecenazgo y al mismo tiempo arranc¨® un compromiso al Ayuntamiento de Nigr¨¢n, gobernado por un alcalde licenciado en Historia del Arte, el socialista Juan Gonz¨¢lez. El consistorio aprob¨® en pleno aportar 40.000 euros, y el resto tendr¨ªa que recaudarlo la asociaci¨®n. Tal y como aparec¨ªa recogido en las bases fundacionales del colectivo por la repatriaci¨®n, en cuanto la pieza llegase a Galicia ser¨ªa entregada a la Administraci¨®n p¨²blica que garantizase su conservaci¨®n y su exposici¨®n en un museo que hablase del evidente pasado romano de Panx¨®n, todav¨ªa sin explorar.
A finales de agosto, los repatriadores del mosaico anunciaron que el objetivo del crowfunding estaba conseguido, pero lamentaban no tener noticias frescas de la aportaci¨®n del consistorio. ¡°Solo falta firmar el convenio por el que la asociaci¨®n donar¨ªa al Ayuntamiento la pieza... ?Esperamos llegar a tiempo y que la mesa no acabe decorando un rancho en Texas!¡±, exclama preocupado Fern¨¢ndez-Tur¨¦gano: ¡°Nuestro trabajo era el de encender la chispa y despu¨¦s apartarnos a un discreto plano. La gloria de cortar la cinta se la dejamos a los pol¨ªticos. Suponemos que al alcalde, que sabe de arte, le encantar¨¢ pasar a la historia como el gobernante que devolvi¨® el mosaico a Nigr¨¢n. Carlton Hobbs y Stefanie Rinza demostraron mucha generosidad y ahora no podemos fallarles¡±.

Vasijas antiguas pescadas en la bah¨ªa
Un manuscrito del siglo XIX citado por Acu?a Castroviejo afirmaba que el mosaico de Panx¨®n era mucho m¨¢s grande. El fragmento conservado (un cuadrado de 85 cent¨ªmetros de lado) es solo una esquina de una escena en la que, seg¨²n ese texto, hab¨ªa tambi¨¦n una especie de fuertes o ¡°castillos¡± y unos ¡°mu?ecos¡±. Pero como el mosaico estaba ¡°tirado¡±, dec¨ªa, todo aquello se rompi¨®. En el lugar del hallazgo, un id¨ªlico pe?¨®n rocoso batido por las olas que separa dos playas y cierra el puerto de Panx¨®n, nunca se lleg¨® a excavar para confirmar lo que el top¨®nimo de aquel enclave, O Castro, se empe?a en desvelar. Al contrario, a pesar del mosaico descubierto y del foso defensivo que se intuye donde ahora prospera la hierba de la Pampa, el lugar de pasado castre?o y romano, catalogado por la Xunta, qued¨® encorsetado por edificios, un n¨¢utico y un espig¨®n de cemento.
A pocos metros de O Castro afloraron, tambi¨¦n fortuitamente, un taller de alfarer¨ªa romano, un ara dedicada a Mercurio, dios del comercio, y anforetas que salieron a flote enganchadas en artes de pesca. El mosaico se vincula con alguna instalaci¨®n relacionada con el agua dentro de una supuesta villa romana o una explotaci¨®n de los recursos del mar. ¡°Panx¨®n no resisti¨® los embates del crecimiento urbano y su acr¨®polis fue alterada por las construcciones¡±, lamenta Gustavo Pascual en el informe sobre el mosaico romano que publica la web de la asociaci¨®n. ¡°La presi¨®n urban¨ªstica en la comarca y en general en las R¨ªas Baixas ha sido tan fuerte que ha afectado a los espacios naturales y a muchos yacimientos arqueol¨®gicos¡±. Esta fue la regla general en la costa de Nigr¨¢n, que a partir de los a?os setenta vio c¨®mo las casas de veraneo y las calles se tragaban el sistema dunar de Praia Am¨¦rica, y c¨®mo muchos vestigios del pasado se silenciaban bajo los cimientos de los chal¨¦s de lujo.
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