De triunfar como empresario a morir acribillado a balazos en Filipinas: tres a?os para limpiar el nombre del gallego Diego Bello
Los tres polic¨ªas filipinos acusados de asesinar en 2020 al joven coru?¨¦s en una ficticia operaci¨®n antidroga ponen fin a su fuga y reavivan la esperanza de que el caso llegue a juicio
El coru?¨¦s Diego Bello muri¨® acribillado a disparos el 8 de enero de 2020 en la puerta de su casa de la isla filipina de Siargao. Fue asaltado por tres agentes del orden. Las autoridades del pa¨ªs asi¨¢tico difundieron el tiroteo como un ¨¦xito de la polic¨ªa en su lucha contra el narcotr¨¢fico, pero la versi¨®n oficial acab¨® desmoron¨¢ndose. El capit¨¢n Wise Vicente Panuelos y los sargentos Ronel Azarcon Pazo y Nido Boy Esmeralda Cortes aseguraron que el surfista y empresario hostelero de 32 a?os era en realidad un poderoso capo de la droga que se hab¨ªa resistido a tiros a su detenci¨®n y que lo hab¨ªan abatido ¡°en defensa propia¡±. Desde el pasado 6 de febrero, los tres duermen en una prisi¨®n de Manila tras pasar casi un a?o en busca y captura.
Panuelos, Pazo y Cortes est¨¢n acusados de asesinar a Bello y manipular las pruebas para hacerle pasar por lo que no era. Su familia lleva tres a?os luchando para que se haga justicia y se limpie el nombre del joven, que gestionaba varios negocios de hosteler¨ªa y comercio en Siargao, para¨ªso tur¨ªstico en Filipinas para los amantes del surf. ¡°Nunca pensamos que llegar¨ªamos hasta aqu¨ª, pero por fin tenemos esperanza de que el caso llegue a juicio¡±, celebra Francisco Lafuente, t¨ªo de Bello y portavoz del movimiento Justicia para Diego, que no ha dejado de presionar a los gobiernos de Espa?a y Filipinas para que el crimen no quede en el olvido.
Bello emigr¨® a Filipinas desde A Coru?a en 2017 y se ha acabado convirtiendo en la ¨²nica v¨ªctima europea de la turbia guerra contra el narcotr¨¢fico que impuls¨® el expresidente Rodrigo Duterte en 2016 y que, seg¨²n organizaciones de defensa de los derechos humanos, se cobr¨® unas 30.000 vidas. Los polic¨ªas ahora imputados no solo mataron a Bello, sino que ensuciaron su nombre con acusaciones ¡°absurdas¡±, lamenta Lafuente: ¡°Quisieron hacernos creer que mi sobrino era un gran capo que tambi¨¦n trapicheaba en la puerta de su casa. Dijeron que hab¨ªan ido a por ¨¦l despu¨¦s de tres meses preparando la operaci¨®n, pero en ese tiempo ni investigaron sus cuentas corrientes ni registraron su casa o sus negocios¡±.
La presi¨®n internacional ha sido clave para arrojar luz al caso. Una investigaci¨®n interna de la polic¨ªa filipina confirm¨® en 2021 las sospechas y denuncias de la familia y de colectivos de defensa de los derechos humanos: la escena del crimen de Bello hab¨ªa sido manipulada. Tras analizar la colocaci¨®n de los casquillos, se declar¨® inveros¨ªmil el relato de los polic¨ªas, que aseguran que aquella noche el empresario intent¨® huir disparando una pistola contra ellos. El 25 de marzo de 2022 el juez dict¨® una orden de arresto contra ellos que, sin embargo, no se pudo ejecutar: estaban en paradero desconocido.
Panuelos, Pazo y Cortes han aguantado en busca y captura casi un a?o. El Ministerio de Justicia de Filipinas anunci¨® por sorpresa que los tres se hab¨ªan entregado a las autoridades el 6 de febrero pasado. Su fuga no ha estado exenta de pol¨¦mica. Cuando el juez del caso los mand¨® a buscar a la comisar¨ªa para comunicarles los graves cargos que pesaban contra ellos, descubri¨® que, justo antes, sus superiores les hab¨ªan otorgado a los tres polic¨ªas un permiso retribuido para no ir a trabajar. Nadie admiti¨® saber d¨®nde se escond¨ªan.
La inesperada reaparici¨®n de los agentes se produjo solo 10 d¨ªas despu¨¦s de que el Tribunal Penal Internacional anunciara la reapertura de su investigaci¨®n a Filipinas por los muertos en la guerra contra las drogas. Tras su entrega, los tres protagonizaron una ins¨®lita comparecencia ante un cargo del Gobierno. Esposados, se entrevistaron con el secretario general de Justicia, Jes¨²s Crispin Boying Remulla, que les inform¨® de ¡°la gravedad del caso¡± y de la importante ¡°atenci¨®n internacional¡± que ha suscitado, seg¨²n se detall¨® en un comunicado. Ellos insistieron en que actuaron en defensa propia. ¡°No puedo prometerles nada m¨¢s que un juicio justo¡±, les replic¨® el pol¨ªtico a los imputados. ¡°La decisi¨®n del fiscal se basa en las pruebas¡±. Finalizado el encuentro con los acusados del montaje policial que seg¨® la vida de Bello, Remulla declar¨®: ¡°Ahora podemos seguir adelante y hacer justicia en un caso que ha trascendido fronteras¡±.
As¨ª se destap¨® el montaje
Los primeros en destapar el montaje policial contra el empresario gallego fueron los miembros de la Comisi¨®n de Derechos Humanos del pa¨ªs asi¨¢tico. Solo unos d¨ªas despu¨¦s del asesinato, cuando en A Coru?a la familia y los amigos de Bello no daban cr¨¦dito a los supuestos v¨ªnculos del surfista con el narcotr¨¢fico, la entidad reclam¨® una ¡°investigaci¨®n independiente¡±. Envi¨® al lugar de los hechos a sus propios investigadores y concluy¨® en un informe que la excusa de los polic¨ªas de haber actuado en defensa propia contra un traficante no se sosten¨ªa. La desment¨ªan los resultados de las dos autopsias que se le practicaron a la v¨ªctima (una en Manila y otra en Madrid), los testimonios de los testigos y la ausencia de nexos de Bello con la venta de estupefacientes.
En septiembre de 2021, la Oficina Nacional de Investigaci¨®n, equivalente a la Fiscal¨ªa, apuntal¨® las sospechas de farsa policial. El empresario fue tiroteado a las 1.35 de la madrugada, cuando acababa de llegar de trabajar en el local de hosteler¨ªa que regentaba. Los agentes ahora imputados alegaron que acudieron a su casa para tender una trampa al que consideraban el n¨²mero uno del tr¨¢fico de estupefacientes en la regi¨®n de Caraga. Seg¨²n su versi¨®n, se hab¨ªan citado con ¨¦l en la puerta para comprarle droga, pero el gallego se dio cuenta del enga?o y la emprendi¨® a tiros mientras corr¨ªa utilizando un arma que guardaba en una ri?onera junto a 10 gramos de coca¨ªna.
La Oficina Nacional de Investigaci¨®n de Filipinas concluy¨® que los casquillos de la pistola de los polic¨ªas y de la que supuestamente blandi¨® la v¨ªctima estaban tan cerca unos de otros que resulta inveros¨ªmil que Bello fuese el ¨²nico herido si ¨¦l tambi¨¦n hubiese apretado el gatillo. El rastro de las balas del arma adjudicada al gallego no coincid¨ªa con el movimiento de huida; tampoco las manchas de sangre y los da?os en el lugar de los hechos. La supuesta pistola de Bello est¨¢ desde hace 20 a?os a nombre de una empresa de Manila sin nexos con el empresario coru?¨¦s.
Detr¨¢s del fin de la fuga de los presuntos asesinos de Bello est¨¢n los esfuerzos del nuevo Gobierno de Filipinas por desmarcarse de la cruenta guerra antidroga del expresidente Duterte. Las autoridades del pa¨ªs admiten que aquella sanguinaria campa?a estuvo plagada de abusos de poder y ejecuciones extrajudiciales ajenas a su supuesto objetivo. Para favorecer que se haga justicia en el asesinato del joven coru?¨¦s, su familia ha solicitado el traslado de la instrucci¨®n judicial a un juzgado de Manila, lejos de las presiones de la isla de 100.000 habitantes donde ejerc¨ªan su poder los polic¨ªas imputados. El 1 de marzo se celebrar¨¢ una vista para decidir si se acepta su demanda, que el juez ya ha calificado de razonable. Tambi¨¦n se prev¨¦ que se les abra juicio a los agentes, explica el abogado de la familia, Guillermo Mosquera.
Un precedente de calado internacional
La familia no ha recibido ninguna explicaci¨®n sobre d¨®nde han estado los agentes imputados durante todo este tiempo. Seg¨²n su portavoz, Francisco Lafuente, ni siquiera tienen claro si los acusados han sido apartados de la polic¨ªa o siguen cobrando su sueldo. No piensan bajar la guardia en su lucha por un juicio con todas las garant¨ªas porque saben que el asunto es espinoso para el Gobierno filipino: ¡°Tememos que la polic¨ªa har¨¢ todo lo posible por evitar una condena. Si se demuestra que asesinaron a Diego, ?cu¨¢ntos expedientes [de la guerra contra la droga] se les vendr¨¢n encima?¡±, se pregunta el t¨ªo de Bello sobre las consecuencias del caso.
La Comisi¨®n de Derechos Humanos de Filipinas coincide en que el caso de Bello puede ayudar a castigar las numerosas denuncias de abusos policiales disfrazados de ¡°defensa propia¡± que han salpicado la lucha contra el tr¨¢fico de drogas en el pa¨ªs. ¡°Llevar casos como este a los tribunales ayudar¨¢ a demostrar que nadie est¨¢ por encima de la ley, incluidos los encargados de hacerla cumplir¡±, se?ala la entidad.
Parientes, amigos y ciudadanos que ni siquiera lo conoc¨ªan llevan tres a?os manteniendo viva la memoria de Diego Bello. Han celebrado concentraciones hasta en la Embajada de Filipinas en Madrid, han impulsado iniciativas en parlamentos y plenos municipales, y se han reunido con autoridades espa?olas y del pa¨ªs asi¨¢tico. La costosa acci¨®n judicial a 18.000 kil¨®metros de A Coru?a la financian comercializando ropa por internet con el lema Justicia para Diego y bajo la marca Mam¨®n, que cre¨® el empresario asesinado jugando con el nombre de una isla del archipi¨¦lago asi¨¢tico. Para reunir dinero tambi¨¦n han organizado colectas y no han faltado las donaciones an¨®nimas.
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